La investigación como llave hacia nuevas alternativas para el lúpulo

¿ Quién mejor para buscar la solución a un problema que los propios implicados? Esta pregunta se hicieron los cultivadores de lúpulo de León hace ya cuatro años cuando, cansados de evasivas y trabas, empezaron a moverse para dar respuesta a su necesidades. No lo hacen solos, sino de la mano de la Universidad (ULE) así como del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl). Este equipo, que opera dentro del Plan de Impulso a la Bioeconomía Agroalimentaria de la Consejería de Agricultura y Ganadería, ha conquistado el Centro de Biocombustibles y Bioproductos de Veguilla de Órbigo, desde donde perfilan distintas líneas de I+D.

La primera compañera de la investigación en esta iniciativa es la «experimentación con nuevas variedades como oportunidad de diversificación» para, como puntualizan desde la Consejería, atender a la demanda de «cervezas más aromáticas y singulares». Pero la experimentación no termina aquí pues «mira a otros países» en busca de nuevas alternativas como puede ser el perfume. El presidente de SAT Lúpulos de León remarca las propiedades «antiinflamatorias y anticancerígenas» que tiene el «aceite de la flor». Isidoro Alonso adelanta que van a «introducirlo en el alimento de la ganadería para proteger su intestino y conservar su salud».

Este trabajo conjunto también permite, añaden desde el departamento de Agricultura, el desarrollo de «ensayos agronómicos para la transición a tratamientos de origen biológico, buscando reducir los de síntesis química». Alonso concreta que cuentan con «cinco casas que trabajan exclusivamente en ecológico» y llevan más de un año haciendo diferentes pruebas en fincas para ver si esta alternativa «sirve de solución».

Otra de las líneas de investigación apunta a sistemas de riego más sostenibles y con un menor impacto ambiental. El presidente de los cultivadores de lúpulo explica que se trata de «tuberías subterráneas» que permiten una reducción de hasta el 70% del agua dado que «no hay evaporación, facilitando a la planta la recogida». Estas pruebas, que buscan igualmente un ahorro de energía, arrancaron el año pasado que fue «atípico con una primavera muy lluviosa». En este continúan las pruebas y para el próximo deberán estar sobre la mesa unos «resultados fiables».

Estos sistemas permiten igualmente, tal y como aseguran desde el Ejecutivo autonómico, «reducir drásticamente enfermedades como oidio y mildiu» dado que disminuyen la humedad ambiental, así como «ser más eficientes en el consumo de fertilizantes».

SEGUNDA FASE

Este cultivo se encuentra ahora mismo atravesando la segunda fase de su ciclo. Cumplimentada la poda, toca entutorar. «Está más bajo de lo normal», lamenta el presidente de los cultivadores leoneses para apuntar al frío y al aire como culpables. «Las mañanas de dos grados que hemos tenido hasta hace nada le han hecho mucho daño, incluso hay zonas donde se ha helado una parte», describe Alonso, confiando en un «cambio de temperaturas» para evitar un «reflejo en la producción» que normalmente ronda el millón de kilos.

Dentro de las 536 hectáreas, destaca la variedad nugget como la más sembrada. Las labores de cosecha arrancarán el 20 de agosto y se prolongarán algo más de un mes, hasta el 30 de septiembre. Hasta entonces, Alonso aprovecha para poner sobre la mesa los problemas con los que se encuentra este cultivo. «El principal –enumera– es la limitación de los productos fitosanitarios y tiene un segundo que se extiende a toda la agricultura de estas riberas: la plantación de chopos», denuncia. El presidente de la SAT Lúpulos de León reprocha que «no se respeten las distancias».

A su juicio, la «falta de regulación» de las administraciones está convirtiendo a «un campo agrícola muy productivo en arbóreo» y augura la «destrucción del mundo rural» con esta «ausencia de planificación».

Cabe recordar, como contextualización a estas reivindicaciones, que el 98% del lúpulo nacional es leonés.