Diario de Valladolid

La ‘cosecha eterna’ de girasol mejora rendimientos

La recogida se prolonga ‘sine die’ en Soria, la provincia más rezagada / La producción ronda las 400.000 toneladas en la Comunidad con una media superior a los 1.200 kilos por hectárea

Cultivo de girasol en la zona del Campo Charro en la provincia de Salamanca. Al fondo el pueblo de Robliza de Cojos.-ICAL

Cultivo de girasol en la zona del Campo Charro en la provincia de Salamanca. Al fondo el pueblo de Robliza de Cojos.-ICAL

Publicado por
Santiago G. del Campo
Valladolid

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Buena cosecha de girasol la de Castilla y León, en una campaña atípica por el retraso en la siembra y, por consiguiente, en la recogida. En numerosas explotaciones de la provincia de Burgos y, sobre todo, en Soria, las cosechadoras aún no han hecho su labor, y esa demora amenaza aún más la siembra de cereal, indicada para esos suelos si se desea una eficiente rotación de cultivos.

Las Opas cifraron en casi un 30% el girasol que aún permanecía en los campos en la provincia de Soria, la más rezagada, el pasado viernes. Supone una extensión de unas 13.000 hectáreas, del total de 44.120 que ha sembrado de girasol la provincia en esta campaña.

«El retraso se debe principalmente a que se sembró muy tarde, casi con un mes de diferencia respecto a un año normal por la abundancia de precipitaciones en primavera, que llevó la siembra, en vez de a mediados de mayo como suele ser habitual, a mediados de junio e incluso principios de julio», explicó en respuesta a este periódico el técnico de la alianza Upa-Coag en Soria, Pablo Ayllón. «La mayoría sembró muy tarde y como no han venido hielos, está en condiciones de recogida, pero la lluvia ha seguido dificultando los trabajos y así la cosa se alarga».

Ayllón califica la cosecha como «media, más bien buena». En Soria, donde la mayoría de las explotaciones son de secano, el rendimiento es de unos 1.200 a 1.400 kilos por hectárea, aunque en secanos ‘frescos’ los ha habido de cerca de 2.000. El secano de regadío, en otras provincias de la Comunidad autónoma, «puede alcanzar rendimientos de hasta 4.000 kilos».

El rendimiento medio en Soria apunta una cosecha de unas 55.000 toneladas. Es ligeramente inferior a la de la anterior campaña –cuando se recogieron 56.501–, pero hay que apuntar, por una parte, que la provincia sembró 631 hectáreas más de girasol en la campaña 2017, hasta las 44.751 hectáreas –es una de las tres de Castilla y León que han reducido superficie–, y por otra, que sufrió menos los efectos de la sequía que el resto del territorio, ya que sus rendimientos alcanzaron una media de 1.263 kilos por hectárea, cuando la media del territorio regional sólo alcanzó los 1.055.

Junto a Soria, sólo León y Palencia redujeron superficie de girasol en esta campaña. La primera lo hizo en un 17,5%, desde las 11.364 a las 9.372 hectáreas. La segunda, en un 3,4%, de 39.675 a 38.321.

El resto de provincias siguió la tendencia de la media regional, que incrementó 12.842 hectáreas, un 4,8%, de las 266.105 cultivadas en la campaña 2017 a las 278.947 de la actual. La que más superficie destina al cultivo es Burgos, con 64.842 hectáreas. Entre las que crecen en superficie, le siguen Valladolid, con 45.224; Segovia, con 28.972; Zamora, con 26.330; Salamanca, con 16.090 y, en último lugar, Ávila, con 5.676.

«El mayor problema de este retraso es que impide la siembra de cereal», continuó Ayllón. «A principios de noviembre debería haber estado ya todo cosechado de girasoles y sembrado de trigo o cebada». «Esto retrasa mucho la sementera, y las consecuencias pueden ser una peor implantación, que se puede traducir en mala cosecha, aunque dependerá de si el tiempo juega a favor o en contra, de lo duro que sea el invierno».

En cuanto a los precios, el técnico los considera «flojos». Y es que las tarifas «deberían ser constantes en toda la campaña. En Soria, como somos los últimos, encontramos que el mercado está ya saturado y los precios son más bajos, aunque nuestro girasol tenga por norma general más concentración de aceite».

EXTRACTORAS

De parecida opinión es, en cuanto a la valoración, el coordinador regional de UCCL, Jesús Manuel González Palacín. «En el tema de precios, las extractoras son las que lo marcan, y funcionan un poco como un oligopolio», aseguró. «Se podría solucionar si se realizara un arbitraje por parte de la Administración, fijando un precio constante, que se marque en los contratos, de tal manera que el agricultor sepa a cuánto va a vender la producción». Para llegar a ello, «sería necesario que la industria se sentara a negociar con verdadera voluntad de llegar a acuerdos».

Dejando aparte los precios, cuya fluctuación es la parte negativa, Palacín considera el Girasol una «buena alternativa», que facilita el «giro» de cultivos de la tierra, y es beneficioso si se planta «cada 4 ó 5 años», si bien es un cultivo de verano que depende mucho de las lluvias de primavera.

«Últimamente estamos recogiendo producciones bastante aceptables. El año pasado hubo buena cosecha, teniendo en cuenta la sequía», concluyó.

También considera que el girasol es buena alternativa el presidente de Asaja en Castilla y León, Donaciano Dujo. «Es una buena alternativa a los cereales en la Comunidad, y yo auguro que habrá una ampliación de este cultivo el año que viene, porque con lo que se está complicando la siembra del cereal, por las inclemencias del tiempo, lo que no se pueda plantar irá a barbecho o a girasol», aseguró.

Eso sí, de acuerdo con sus colegas, «el mayor problema del girasol es el precio», subrayó. «Cuando hablamos de 300 euros por tonelada, la rentabilidad es escasa. Si no fuera por las ayudas, sería complicado sembrar girasol». Para resolver este problema, también reclama la fijación de precios previos y estables y la firma de contratos.

Esas ayudas, sin las que «no se podría plantar» girasol, rondan los 30 euros la hectárea, como oleaginosa, según marca la Política Agraria Común (PAC) de la Unión Europea. Eso se suma a otros pagos que se perciben por los derechos, que pueden rondar entre los 120 ó 150 euros la hectárea, dependiendo de las zonas y de si el cultivo es de secano o de regadío.

Uno de los mayores problemas del cultivo, una circunstancia que tira fuertemente hacia abajo de esos precios, es que existe «mucha competencia» porque «se trae mucho girasol de países como Ucrania y otros cercanos al Mar Negro». Por eso «Asaja pide que se especifique en las etiquetas la procedencia del aceite, porque no es lo mismo el aceite de pipa de España que la de Ucrania».

No sólo es mejor la pipa española por su materia grasa, asegura Dujo, sino porque en España «se cuidan más los tratamientos y la trazabilidad». Por otra parte, pasa menos tiempo desde que se cosecha y se moltura, por lo que la pipa se procesa «más fresca».

En cuanto a la evolución de la recogida en las explotaciones de Castilla y León, el responsable regional de Asaja estimó que, salvo excepciones, «casi todo está segado, y si bien puede haber en Soria una parte sin cosechar, dadas las inclemencias del tiempo se va a complicar la siega».

Y es que recogido o no el girasol, también se está complicando la sementera. «En este momento falta el 50% de la siembra del cereal habitual. De los dos millones de hectáreas que hay, falta uno», aseguró Dujo. «Dadas las fechas y la lluvia que tenemos ahora, se tendría que poner la cosa muy bien para que se pudiera volver a entrar en la tierra. Y si no se siempra cereal, se puede sembrar girasol, pues se hace en abril y mayo».

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