Diario de Valladolid

MEDIO RURAL

Arranca tardía la cosecha del ‘oro rojo’ por las lluvias de primavera

Azafrán Son cuatro las localidades donde se cultiva el azafrán en la provincia y están en plena faena de recogida y desbrizne de flores para alcanzar una producción que en el mejor de los casos será de 200 gramos por parcela

Jesús Valladares recoge flores de azafrán, en Puebla de Eca.-VALENTÍN GUISANDE

Jesús Valladares recoge flores de azafrán, en Puebla de Eca.-VALENTÍN GUISANDE

Publicado por
I.LL.Y.
Valladolid

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La rosa del azafrán ya está apareciendo y los propietarios de las pequeñas fincas de la comarca de las Vicarías han comenzado con las labores de recolección. Otras temporadas los productores ya casi habrían terminado, pero las copiosas lluvias de la primavera, sumado al exceso de calor del verano, y a la falta de agua en los meses de agosto y septiembre han provocado un retraso en la floración de al menos quince días. Una cosecha que debe realizarse de forma manual y que se extiende durante al menos dos semanas y que se puede alargar aún más por las lluvias, que obligan a parar porque no se abren las flores. Pero cuando se alejan las nubes y aparece el sol las rosas lucen en su máximo esplendor, de modo que los productores deben afanarse para arrancar en el menor tiempo posible la mayor cantidad de flores.

«En plena producción podemos recoger unas 3.000 flores al día», explica Jesús Valladares, de Puebla de Eca. Para hacernos una idea, un kilo de azafrán se obtiene de entre 400.000 a 450.000 rosas. Y ahora mismo su valor ronda los 5.000 euros, si bien se compra por gramos, normalmente envasado en bolsitas o tarros que no superan los diez gramos. No obstante, estos agricultores de la comarca de las Vicarías lo cultivan a modo de autoconsumo y para regalar a vecinos o amigos, porque sus pequeñas parcelas no les permite una producción para entrar en el mercado. Y es que son fincas de entre 700 y 1.000 metros cuadrados, que en el mejor de los casos superan los 2.000 metros cuadrados.

Aunque el cultivo en toda la provincia e incluso en Castilla y León se limita a apenas cuatro localidades de esta zona rayana con la Comunidad de Aragón (Puebla de Eca, Chércoles, Valtueña y Utrilla), el azafrán podría darse en otras comarcas, pero su complicada recolección no invita a extender por el momento la producción y mucho menos a gran escala. En el mejor de los casos, obtendrán unos 200 gramos, vaticina Jesús Valladares.

Este agricultor de Puebla de Eca cuenta con dos parcelas de poco más de 700 metros cuadrados cada una donde nace la flor del azafrán. Las sembró su padre hace más de 30 años y desde entonces todos los años por estas fechas él junto con su familia tienen que recoger las rosas. «Mi padre trajo las cebollas de azafrán de Moral del Campo, en Teruel, donde había gran tradición», explica Jesús Valladares. Reconoce que lo tiene como cultivo para consumo propio, porque para ir a máxima producción habría que plantar los bulbos cada siete u ocho años. «Nosotros no hemos vuelto a plantar desde que lo hizo mi padre», asegura.

Cuando llega la temporada de cosecha hay que ser muy rápidos. Y es que desde que aparecen las rosas arranca la recolección, que hay que hacer de forma manual y en un tiempo muy limitado. «Para hacer la jornada del día nos lleva a dos personas a invertir al menos seis horas arrancando las flores. Y así durante diez o quince días ininterrumpidamente, salvo si llueve, que no se abren». Si se arrancan cuando las flores están cerradas, todavía es más costoso porque hay que abrirlas manualmente. «Si están abiertas, sólo hay que girar los estigmas y estirar para que salgan. Se limpian mejor». Normalmente salen tres estigmas de cada flor, pero esta temporada han encontrado rosas con cuatro e incluso «hasta seis», asegura Marín Ballano, de Puebla de Eca, que plantó los primeros bulbos de azafrán hace casi 20 años.

Lo cierto es que en los últimos años en Puebla de Eca se han multiplicado los productores de azafrán, motivados por Jesús Valladares. No obstante, no suman más de una decena. El agricultor más novel en este cultivo es Fernando Gonzalo, que aunque reside en Francia, pasa largas temporadas en su Puebla natal al estar ya jubilado. Empezó el año pasado en una finca de unos 500 metros cuadrados y ésta es su segunda cosecha.

Una vez desbriznadas las flores, los estigmas de un color rojo intenso se dejan secar. «Deben estar dos noches por lo menos, dependiendo de la humedad. Y luego ya se puede guardar preferiblemente en tarros de cristal o en envases de metal, y en lugares secos y oscuros, para que se mantenga su aroma y su tonalidad», explica Jesús Valladares, mostrando una caja de la producción del año pasado que al abrirla su olor impregnó todo el ambiente. «No pierde ni este rojo brillante ni el aroma tan intenso».

En Chércoles, las hermanas Lucía y Amparo Bordejé llevan toda la vida recogiendo las rosas de azafrán de su finca de 2.000 metros cuadrados que hace 400 años estuvo cultivando la Venerable Sor María de Jesús de Ágreda. Y desde entonces, aunque no plantan ni un bulbo, nacen las rosas de forma milagrosa. Octogenarias ya no dudan en agacharse para arrancar las flores que luego llevan a desbriznar. «En verano prometía una buena cosecha pero ha tardado tanto en salir la flor que nos tememos que se seque antes de tiempo con los hielos de las noches», explica Lucía.

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