Diario de Valladolid

JÓVENES

«Los Consejos rectores son fiel reflejo del campo»

Rubén Arranz, agricultor de Campaspero, apuesta por el relevo cooperativo y la experiencia

Ruben Arranz, agricultor vallisoletano, en su explotación ubicada en Campaspero.-E.M.

Ruben Arranz, agricultor vallisoletano, en su explotación ubicada en Campaspero.-E.M.

Publicado por
Marisol Calleja

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Las cooperativas de Castilla y León necesitan relevo y esta es una realidad en la que Urcacyl está trabajando en estos momentos. Para Rubén Arranz, agricultor de Campaspero (Valladolid) los Consejos Rectores son «fiel reflejo del campo», es decir, de la falta de jóvenes y mujeres en el medio rural.

Una tendencia que la Unión Regional de Cooperativas quiere modificar a través de distintos cursos de formación destinados a jóvenes menores de 30 años.

Rubén ha participado en el último de ellos, en el que se ha incidido en el conocimiento de las cooperativas y otras cuestiones «necesarias para el desarrollo de la actividad empresarial».

Este joven agricultor atesora tradición cooperativa, ya que formó parte del Consejo Rector de la cooperativa Campaspero recientemente fusionada con Cocope, con sede en Peñafiel. Admite la falta de relevo generacional y apuesta por sociedades «profesionalizadas». Ingeniero agrícola e incorporado al sector agrario desde hace seis años, Rubén cree que las cooperativas necesitan «ideas nuevas» y renovación.

Una innovación que asegura no debe estar reñida con la experiencia, dos elementos que aboga por conjugar de cara al futuro. «Somos jóvenes formados e informados que podemos renovar propuestas en un escenario marcado por las nuevas tecnologías».

Rubén no forma parte actualmente del Consejo Rector de Cocope, aunque no lo descarta en el futuro.

La realidad cooperativa camina, en su opinión, hacia la constitución de sociedades «más grandes» que permitan a los socios comercilizar más volumen y «afrontar mejor los riesgos» en un escenario de gran volatilidad. Reconoce en este sentido que, a pesar del individualismo del sector, hay zonas como la suya en la que existe una gran tradición cooperativa.

El padre de Rubén le traspasó sus tierras cuando se jubiló, y también su vinculación a la cooperativa Campaspero, que persiste más allá de la fusión. La jubilación de su progenitor se lo puso más fácil, aunque tiene claro que la incorporación a la actividad agraria conlleva aún «muchas trabas». «Ser autónomo es muy complicado, y en las ayudas a los jóvenes hay muchas restricciones». Todo ello sin olvidar, según constata, que hablamos de subvenciones que «no siempre llegan a tiempo».

De nuevo la sensación del sector es la ya conocida, o existe el «amparo» familiar, o es realmente «complejo» consolidar una incorporación con garantías de viabilidad. Esta es al menos la opinión de Rubén, que es hijo y nieto de agricultor.

Aunque trabajó fuera de su casa, en una empresa agrícola y una bodega, este joven vallisoletano nunca descartó tener su propio negocio y trabajar para sí mismo. Algo que finalmente logró al quedarse con las tierras de su padre. Desde entonces sabe bien lo que significa depender de un negocio ‘al raso’ que puede irse al traste de un día para otro.

La campaña discurre en estos momentos pendientes de la lluvia. «El campo necesita agua». Y esa es una demanda ante la que solo cabe esperar. Rubén sabe que incluso cosechas como la del pasado año estan condicionadas por un precio que sigue siendo «el de hace veinticinco años». Ahora toca vigilar a los conejos y a los topillos.

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