Guisante ‘autóctono’ en el Cerrato
Palencia La cosecha de leguminosas ya ha comenzado con buenas expectativas este año / Se esperan rendimientos por encima de la media en un cultivo, el guisante, que busca «estabilidad» en las producciones, un reto para Agropal
El cielo amenaza tormenta en Villaviudas (Palencia), aunque la cosechadora ya está en el campo. No hay pausa para el agricultor en el momento de máxima actividad de todo el año para un sector que vislumbra una «buena» campaña agrícola, de forma global. A pesar del monocultivo cerealista presente aún en muchas comarcas, la diversificación de cultivos es algo habitual para muchos profesionales, convencidos de los beneficios de la «rotación» y de su repercusión en la ‘salud’ de las parcelas.
Es el caso de Rafael Ruipérez y Rubén Andrés, de la cooperativa Hermanos Ruiperez, ubicada en pleno Cerrato palentino. Diversificar formar parte de su estrategia empresarial. La sociedad gestiona más de 600 hectáreas de secano y regadío. Entre ellas, una parte dedicada a las leguminosas grano ( guisante, vezas y alberjón). Cultivos tan ‘viejos’ como el cereal, menos rentables para el agricultor en estos momentos, y que buscan su hueco en Castilla y León.
Tras las cebadas, con rendimientos por encima de la media en torno a los 4.500-6.000 kilos por hectárea, llega la cosecha del guisante en Villaviudas, con buenas expectativas, según Rubén.
Dieciséis hectáreas de un cultivo cuya variedad, ‘viriato’, se ha obtenido en Castilla y León a través del Plan de mejora de guisante proteico desarrollado por el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León, Itacyl, en el que colabora Agropal. Una variedad registrada y adaptada a las condiciones de la Comunidad, es decir, siempre buscando una «mejora en relación a los rendimientos, tolerancia a las enfermedades propias de la región y en la aptitud frente a la cosecha».
Rafael y Rubén reciben el asesoramiento de la cooperativa palentina de la que son socios fundadores. Creen en el cooperativismo y piden, como en el caso de Rafael, que la administración apoye a aquellas sociedades que comercializan, ya que en su opinión ese es uno de los problemas «más graves» para el sector.
Este será un buen año para el guisante en el Cerrato debido a la aparición de nuevas variedades, como explica Javier González, técnico de Agropal. El objetivo de las investigaciones que se están llevando a cabo, a través de la mejora genética, es «intentar estabilizar el cultivo entre las 2.000 y las 2.500 kilos por hectárea. Y es que la volatilidad en los rendimientos es uno de los problemas de este cultivo todavía minoritario en la Comunidad.
«El rendimiento de la leguminosas es muy añero», explica Rubén Andrés, que confirma que hay campañas con 800 kilos y otros con 2.000, como puede ser este año». No hay estabilidad, lo que ha provocado seguramente que el cultivo no esté más extendido, como confirman desde Agropal. El guisante se presenta sin embargo como una «buena» alternativa en varios ámbitos. Es «alternativa» a otros cultivos y producciones, mejora el suelo, incrementa los rendimientos posteriores en la parcela y «recupera lo que hacían nuestros mayores», asegura Javier González.
España tiene un déficit reconocido de producción de proteína vegetal, « importa el 90% del consumo», por eso, desde Agropal se insiste en la «importancia» de abastecer el mercado de la proteína que aportan las leguminosas para la formulación de piensos para la alimentación animal.
Meter guisante, vezas, alberjón o yero en las parcelas supone además una inyección de nitrógeno biológico para las tierras, ayuda a combatir las malas hierbas, en clara alusión al bromo, y mejora los rendimientos entre un 25-30% más en la campaña siguiente. Se estima en unas mil kilos más por hectárea la producción que se puede obtener de cereal en una parcela donde el año anterior había leguminosa.
No se puede decir que el cultivo sea en estos momentos rentable, como afirma Rafael Ruipérez, pero sí «necesario» en la explotación. «Tenemos que ir a rotar para combatir las malas hierbas».
Los precios agrarios son bajos y el profesional busca ser competitivo, obtener los máximos rendimientos a un menor coste. Ese es el reto de la agricultura actual. Es necesario por tanto, subir los rendimientos a unos costes que sean razonables para el agricultor y fijar variedades adecuadas a las características de cada zona. Es decir, «estabilizar» el cultivo. Rafael y Rubén apuestan por las leguminosas, asesorados por Agropal. La cooperativa palentina mantiene 150 hectáreas de ensayos en Antigüedad (Palencia), Tierra de Campos, Benavente y Fuentesauco (Zamora). Su intención es contar con otro en Valladolid la próxima campaña, para probar nuevas variedades de cereales, girasol y leguminosas.
En relación al guisante, los avances son significativos. En primer lugar, se trabaja con variedades tolerantes al frío, lo que les protege mejor ante la bacteriosis, una de las principales amenazas del cultivo. La causa principal de infección es la contaminación de la semilla, por eso, es «fundamental, según el técnico de Agropal, utilizar semilla certificada. Y es que una parcela infectada puede condicionar las futras siembras en los próximos tres o cuatro años. Además, los planes de mejora buscan potenciar el rendimiento en condiciones de estrés debido a las heladas de invierno y a las heladas tardías. También los golpes de calor detectados en la pasada campaña.
La variedad utilizada en Villaviudas,‘ viriato’, ha permitido al guisante «pasar el invierno de forma más regular», al estar adaptado a las condiciones autóctonas y ser «tolerante» a las cepas de bacteria que normalmente están presentes en la zona. Aún así, la realidad es que no hay actualmente ninguna variedad que sea resistente a la bacteriosis, como confirman desde el Itacyl. También se ha logrado, por otra parte, elevar la altura de la primera vaina, logrando que esté por encima del nivel del corte, es decir, a 30-32 centímetros. La variedad hace también que el guisante, gracias a los zarzillos, tienda a enredarse y presente mayor resistencia al encamado.
El Itacyl está a punto de enviar a registro un nueva variedad de alberjón, al que le quedan aún muchos ensayos y otros diez años más, al menos, antes de que pueda estar en el mercado. La cooperativa busca «calidad» y «garantía», por eso trabaja actualmente en las obras de un nuevo Centro de selección y certificación de semilla que estará ubicado en Magaz de Pisuerga (Palencia) para producir semilla certificada de alto rendimiento. Un proyecto con una inversión de cuatro millones de euros para producir semilla de alta calidad y elevar los rendimientos en todos los cultivos, también en las leguminosas. «Queremos aumentar el volumen y bajar el precio, servir semilla a la carta a nuestros socios en saca y a granel, semilla totalmente limpia».
Agropal apuesta por la mejora, la investigación y las leguminosas como una buena opción en la rotación de cultivos. Opinión que comparte Rafael. «Las tierras están cansadas de producir siempre lo mismo». Es consciente, eso sí, de que «no es rentable por sí misma». Al menos, de momento. Es un mejorante que disminuye el gasto de herbicidas y cuyos efectos se ven «a varios años». Esa es su rentabilidad, según Agropal, cooperativa que cree en el futuro de las leguminosas como sustituto de la soja importada para la alimentación animal.
Precisamente, la nueva PAC ha recuperado su protagonismo debido a las ayudas asociadas a los cultivos proteicos, la obligada diversificación para cumplir con el ‘greening’ y su apuesta por una agricultura ecológica y sostenible. Los últimos avances de superficie del Ministerio de Agricultura estiman esta campaña una superficie de cerca de 46.000 hectáreas de guisantes secos en Castilla y León, siendo Valladolid la provincia con mayor extensión, 24.500 hectáreas, seguida de Palencia, Burgos, y Zamora con más de cinco mil.
Los principales productores de proteaginosas en España son Castilla-La Mancha, Andalucía y Castilla y León, destacando la producción de guisante seco y del altramuz dulce en la región.