Diario de Valladolid

SECTOR LÁCTEO

Desafío ganadero ante la crisis

Severino y Ángel San Juan, padre e hijo, gestionan una explotación familiar de vacuno de leche en Villanueva de Duero (Valladolid) / Una granja modernizada y «planificada» que basa su éxito en un buen manejo de los animales

Severino y Ángel San Juán en su explotación de Villanueva de Duero con sus vacas frisonas.-M. C.

Severino y Ángel San Juán en su explotación de Villanueva de Duero con sus vacas frisonas.-M. C.

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M. C.
Valladolid

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Angel San Juan, de 33 años, es la cuarta generación en la familia vinculada a la ganadería, concretamente al vacuno de leche. Su padre, Severino y su tío, Fernando, primeros titulares de la granja, fueron los que trajeron las vacas del casco urbano hasta su ubicación actual en el campo.

Hace año y medio, Fernando se jubiló y Ángel continuó con la parte de su tío compartiendo desde entonces la gestión de la empresa con su padre y su mujer, que se ocupa de las labores administrativas. Labran también más de 300 hectáreas que destinan a la alimentación de sus animales. Se puede decir que la granja Prados Hondos de Villanueva de Duero (Valladolid) es una referencia en tiempos de crisis y un ejemplo de gestión.

Con 201 vacas de ordeño y 7.880 litros diarios de leche, esta explotación ganadera no ha dejado de modernizarse en los últimos años, a pesar de la crisis. «Si quieres obtener rendimientos, tienes que invertir». Así lo cree Ángel, incorporado hace cuatro años al sector, aunque lleva desde los ocho realizando labores en la granja y ayudando a su padre y a su tío. «Disfruto trabajando», asegura este joven ganadero al que le gustaría que su hijo Dímas, de un año de edad, continuara con la actividad.

Precisamente, porque siempre ha tenido claro lo que quería hacer, enfocó sus estudios a este sector. Ángel es ingeniero agrícola, formación que le ayuda en la gestión de la granja. «En el día a día tienes que saber de vacas como el veterinario, de tierras, cultivos, fontanería, informática y electricidad». En este sentido, asegura que es «difícil» encontrar personal cualificado que les ayude en la explotación.

Ángel también es consciente de que sin su padre y su tío «hubiera sido imposible que él estuviera allí». La explotación ganadera Prados Hondos cuenta con lo mejor del mercado. Hace unos siete años realizaron una inversión de de más de un millón de euros e incorporaron los dos primeros robots de ordeño. Ahora ya son cuatro los que funcionan en la granja facilitando las tareas a Ángel y Severino.

El robot funciona las 24 horas, así que las vacas entran y salen solas de la sala de ordeño, gracias a la «golosina» del pienso concentrado. La máquina las identifica, comprueba si rumian bien o mal, detecta si presentan cólicos, si están en celo e incluso si la calidad de leche es la adecuada. Si no fuera así, el producto es desechado. También es capaz de detectar si el animal tiene mamitis, la enfermedad más común y costosa del ganado lechero. Un elemento primordial en la gestión de la granja que obliga a Ángel, eso sí, a estar conectado siempre al móvil, por si hubiera algún problema.

Cuando se pregunta a estos empresarios por el éxito de la explotación, en un momento de crisis como el actual, con precios por debajo de costes, Ángel se muestra contundente: «tenerlo todo bien claro». Eso quiere decir, según este ganadero vallisoletano, contar siempre con líneas de financiación disponibles «para lo que pueda venir y para comprar alimentos en buenos momentos»; un buen ordeño que garantizan con los robots de ordeño de la granja; una buena alimentación con productos «en buenas condiciones; y, por último, un buen confort de las vacas para mantenerlas «sin estrés». En definitiva, que en la granja haya «un buen manejo de los animales», teniendo en cuenta que se trata de una empresa y lo importante es «saber lo que se quiere hacer y el planteamiento a seguir».

Es la opinión de Ángel que reconoce el mal momento que atraviesa el sector. «Las grandes superficies de capital extranjero gobiernan el país y marcan los precios», denuncia convencido de que «los precios tienen que subir» de cara al futuro. A pesar de los llamamientos para contener producción, este ganadero lo tiene claro: «La explotación está preparada para un número de vacas» no puedo dejar de producir», aunque también tiene claro que «no se puede crecer por crecer», sino de acuerdo a cada explotación. En su caso estima que podrían llegar a los 300 animales de ordeño.

En esta explotación familiar no se ha dejado de invertir «gracias a las ayudas». Unas ayudas que, según Severino, no siempre llegan a tiempo. Severino ha vivido ya varias crisis y reconoce la «dureza» de un oficio en el que «no hay un día de descanso» y exige inversiones continuas, si quieres obtener rendimientos. En el medio plazo, Ángel advierte que «habrá un problema de relevo generacional» en el sector. En este sentido, lamenta que ahora se pueda incentivar al que deje de producir, es decir, al que se jubila, y no se apueste por el profesional, «el que fija población en el medio rural». Este joven ganadero defiende un sector en el que cree, lleva vinculado desde niño y al que fía su futuro.

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