Diario de Valladolid

AGRICULTURA

Aroma con valor añadido

El sector de las plantas aromáticas y medicinales se presenta como una alternativa viable y rentable frente a la agricultura tradicional / Hay demanda en el mercado de un cultivo cuyo beneficio se estima entre 600 y 1.000 euros por hectárea

El presidente  de APAPAM, Juan Alberto García (en el centro), con responsables de la Asociación, Ricardo Betegón y Rubén García, en un campo de lavanda.-BRÁGIMO

El presidente de APAPAM, Juan Alberto García (en el centro), con responsables de la Asociación, Ricardo Betegón y Rubén García, en un campo de lavanda.-BRÁGIMO

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Marisol Calleja

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E l sector de las plantas aromáticas y medicinales tiene una larga tradición, aunque es todavía hoy un gran desconocido. Fue a finales de los años sesenta cuando se empezó a cultivar de forma profesional en España, gracias a la introducción de los conocidos lavandines, como recuerda Abelardo Carrillo, presidente de la Interprofesional ANIPAM.

En España, y según datos del Ministerio de Agricultura correspondientes al año 2015, la superficie dedicada a estos cultivos se elevó a las 12.000 hectáreas, de ellas algo más de 800 se sitúan en Castilla y León, principalmente en las provincias de Valladolid, Burgos, Palencia y Soria. La mitad de la superficie cultivada, cerca de 6.000 hectáreas, se concentra en Castilla-La Mancha, la principal productora del país.

Las aromáticas siguen siendo un cultivo menor en la Comunidad, pero con gran «potencialidad», como confirma José Luis Díez , ingeniero técnico agrícola de la empresa Deagro. El sector se presenta en estos momentos como una alternativa viable a la agricultura tradicional, aunque es necesario seguir trabajando en nuevas variedades y en un manejo adecuado para aumentar las producciones y la rentabilidad.

Así lo creen desde la Asociación palentina de Plantas Aromáticas y Medicinales nacida hace ocho años y centrada en el fomento del cultivo. De hecho, APAPAM mantiene actualmente varios campos de ensayo en la provincia con diversas plantaciones de lavandas y lavandines, de diferentes variedades y distintos tipos de suelos. Además de llevar a cabo experimentos con otros cultivos como el hinojo, el cilantro o la manzanilla. De cara a próximas campañas se plantean incluso el cultivo del anís, como explica su presidente Juan Alberto García.

El objetivo sigue siendo la búsqueda de alternativas a los cultivos tradicionales y con «valor añadido», según Óscar Lesmes, vocal de APAPAM. Ese es el reto del agricultor en un momento complicado de bajos precios y mucha volatilidad en los mercados. «La demanda existe», según la Asociación palentina, así como la posibilidad de aumentar la superficie de cultivo de lavanda y lavandín.

Dentro de las aromáticas, los lavandines son la especie más habitual en los campos de Castilla y León. Es el resultado del cruce híbrido de la lavanda y el espliego y hay varias variedades: ‘grosso’, ‘abrial’, o ‘super’, siendo esta última la más cultivada en España, y en la Comunidad. Aunque los usos de estas plantas son variadas, en la mayor parte de los casos el destino de estas producciones es la extracción de aceite esencial para perfumería y cosmética.

Se puede decir, en este sentido, que «hay mercado», como explican desde Deagro, aunque también hay que apuntar que se necesita infraestructura para transformar el producto y tejer una buena red de comercialización atendiendo las demandas de los clientes. En estos momentos, Francia, primer productor mundial, marca el precio del lavandín, mientras que en el caso de la lavanda el mercado está «menos controlado», según el presidente de APAPAM. Juan Alberto García destaca la rentabilidad de un cultivo que puede dejar al agricultor un beneficio de entre 600 y 1.000 euros por hectárea, descontado ya los gastos de transporte, destilado, tratamientos herbicidas o siega. El precio del lavandín se mueve en una horquilla de entre 25 y 30 euros por kilo de aceite esencial, una cifra que se eleva en el caso de la lavanda, con una menor producción.

España solo representa el 10% de la superficie de cultivo, y Castilla y León, tras Castilla-La Mancha, es la segunda región española en cultivo de lavandines, según los datos de ANIPAM.

El camino hacia la transformación es precisamente uno de los retos de APAPAM. Hace dos años crearon Palentina de Aromáticas Sociedad Cooperativa con la finalidad de desarrollar el cultivo. La Asociación quiere contar con una destilería propia y eso pasa por aumentar el número de hectáreas en la provincia y superar las cien actuales, algo que les permitiría comercializar en mejores condiciones. Ahora envían sus producciones a Peñafiel. Un hecho que grava sus costes.

Desde la Asociación palentina de Aromáticas se sigue apostando por un cultivo con una tendencia al alza, y ante el que existe aún mucho desconocimiento. Las plantas aromáticas se adaptan «bien» a las características del suelo y clima de Castilla y León, lo que no quiere decir que no requieran de una atención periódica, como ocurre con el resto de producciones tradicionales.

Hay que tener en cuenta, eso sí, que «el agua no le va bien», como advierte el presidente de APAPAM. García recomienda elegir terrenos que «drenen bien», para que «no se pudra la planta». Incluso un poco ácidos, según Deagro. Es un cultivo «poco exigente» en nutrientes.

La cosecha llegará en menos de un mes y las previsiones son «optimistas», a pesar de que la humedad ha afectado a algunas parcelas. También las plagas y las malas hierbas favorecidas por la climatología de este año.

Este es uno de los principales problemas fitosanitarios de este cultivo. Los agricultores denuncian en este caso las «pocas» posibilidades que tienen para controlar estas amenazas, al no existir productos autorizados en los registros oficiales.

Este año ha habido un exceso de humedad que se ha traducido en la aparición de enfermedades frecuentes como la ‘septoria’, la ‘podredumebre radicular’ o la ‘foma’, además de las malas hierbas. La gestión integrada de plagas invita a la utilización de métodos de control no químicos, lo que complica el manejo al agricultor acostumbrado a otras prácticas en la agricultura tradicional, según Díez.

El profesional debe tener en cuenta además que la planta no entra en producción hasta el tercer o cuarto año. Se estima en este caso unos rendimientos medios de en torno a los 20-50 kg de esencia por hectárea, aunque algunos agricultores superan con creces estas cifras. A partir del noveno año, cae la producción, y la recomendación, como señala José Luis Díez, es levantar la plantación con más de diez años.

En el caso de Palencia, se están obteniendo rendimientos en torno a los 40 Kg, unas medidas que la Asociación confía en superar esta campaña, y también a medio plazo. Creen, como afirma su vicepresidente, Ruben García, que «hay margen» para seguir aumentando la rentabilidad de este cultivo. Aunque eso exige afinar también en el manejo y en los procesos de destilación, seguramente.

Hay que dejar claro que si un agricultor decidiera hoy, de forma individual, apostar por las aromáticas en su explotación con un determinado tamaño, no le resultaría fácil obtener la planta, ya que la disponibilidad en los viveros es reducida. En este caso, desde la Asociación palentina se insiste en que este proceso es más sencillo y más asequible también si se realiza de forma organizada, como en el caso de APAPAM. El precio de la planta de lavandín se mueve entre los 25-30 céntimos, cantidad que se ve ostensiblemente reducida cuando la compra es colectiva, como en el caso de la Asociación.

Un dato importante ya que hay que hablar de una inversión inicial «importante». Lo habitual es que haya unas 10.000-12.000 plantas por hectárea, a una distancia de 1,80m, según los expertos. Un coste al que hay que añadir también la maquinaria. Y es que los instrumentos habituales con los que cuenta el agricultor tradicional no son válidos para estas prácticas, de ahí que la falta de mecanización sea también un escollo más. La maquinaria procede de Francia, lo que encarece el producto.

A pesar de ello, desde el sector se insiste en la potencialidad de las aromáticas. En este sentido, el presidente de ANIPAM define como una de sus fortalezas el que «multiplique por tres o por cuatro la rentabilidad del cereal o el girasol». Abelardo Carrillo destaca también su resistencia a las condiciones climatológicas adversas y las «grandes posibilidades de transformación industrial».

Desde ANIPAM se pone de manifiesto la demanda de los productos de las Plantas Aromáticas y Medicinales y en el hecho de que «los derivados de los aceites esenciales tienen múltiples aplicaciones».

La recomendación general es que ,antes de poner en marcha esta actividad, se conozcan las posibilidades del cultivo, sus debilidades y fortalezas y el agricultor se asesore.

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