«Ha habido inacción e irresponsabilidad del Ministerio en la gestión láctea»
lleva treinta años en la Unión de Pequeños Agricultores, UPA, y uno al frente de la organización en Castilla y León. Natural de San Miguel de la Ribera (Zamora, 1965) es agricultor de secano y regadío, y pistachero. Defiende el modelo social agrario y un sindicalismo de propuestas «serias».
Pregunta.- ¿Qué balance realiza de este primer año de gestión al frente de la UPA regional?
Respuesta.- Ha sido un año intenso. Aterricé en la UPA de Castilla y León cuando empezaron los problemas con el sector lácteo y ahora estamos igual o peor que al principio. Creo que esta crisis no era igual a otras crisis del sector, sino que es una crisis europea. Los problemas han venido por el cierre de la comercialización con Rusia. Los políticos juegan a hacer política y luego pagamos los platos rotos los productores. Ahora que Rusia ha despertado y es un país autosuficiente será difícil ocupar ese mercado. En España partíamos en desventaja en el tema lácteo ya que siempre hemos producido menos de lo que consumimos. Francia y Alemania meten producto en nuestro país, mientras nuestra industria no es capaz de exportar productos finalizados. Ese es el problema...
P.- Habla de un problema europeo pero que pagan los ganaderos de aquí. ¿Qué se ha hecho mal?
R.- Partíamos de un mercado muy cómodo: hacer leche líquida solamente porque la producción estaba garantizada. No se ha hecho esa apertura de mercado, ni se hacen tampoco otros productos. Si la leche no se transforma, se crean excedentes que no tienen salida. Aquí los ganaderos no podían hacer más, salvo tener vacas que den quesitos…
P.- Entonces, ¿Quién no ha hecho los deberes?
R.- La responsabilidad es del Ministerio de Agricultura que tenía que haber cogido a las industrias lácteas y analizar lo que iba a pasar tras el final de las cuotas. Nosotros avisamos ya de los efectos de su desaparición. Se veía que las industrias tenían que evolucionar y no quedarse solo en vender leche. De esta forma, ahora juegan a comprar producto al menor precio posible para ser competitivos. No se han hecho los deberes por parte de los políticos. Es una pena que se pierdan explotaciones, no hay visión política. En Francia no he oído a ningún responsable decir que sobran ganaderos como se ha hecho aquí, es una irresponsabilidad política. Ha habido dejadez e inacción por parte del Ministerio en la gestión del tema lácteo.
P.- El sector ha firmados dos acuerdos lácteos, uno en Madrid que UPA no apoyó, y otro en Castilla y León. ¿De qué han servido?
R. - De momento no ha servido ninguno de los dos. El de Madrid era una foto para la galería, y en cuanto al de Castilla y León, es el momento de empezar a pedir resultados y así se lo hemos trasladado a la Consejería. Lo único que se ha hecho es caminar en la constitución de la OP, pero es algo que tiene que traducirse en un acuerdo. Hay que exigir también resultados a las partes firmantes. La propuesta de Europa de reducir producción no sirve mientras se proteja a los países más excedentarios. Lo único que ha dejado claro Bruselas es que no hay fondos y si los tiene que poner cada país, que me digan de dónde….las ayudas deberían ser escalonadas. Hay que frenar y controlar las importaciones.
P.- El sector lácteo soporta una crisis de precios que afecta también a otros sectores agrarios. ¿Es el campo una actividad rentable?
R.- Es difícil. Tenemos problemas serios, por ejemplo, con los precios de los cereales que no pagan los costes de producción. La rentabilidad del sector de cultivos herbáceos reside en las ayudas de la PAC, y llevamos unos años que ni siquiera eso… El problema es que los jóvenes no quieran seguir y la agricultura quede en manos de personas que tienen otra dedicación.
P.- Habla del sector lácteo sin cuotas. Un proceso al que está abocado el sector remolachero también. ¿Se están haciendo las cosas bien en este caso?
R.- No, no se está trabajando bien. Nos tememos que el negocio de British sea la venta de azúcar y no les interese producir remolacha aquí. Si es así, que lo digan claramente.
P.- ¿ Cree que está en peligro alguna de las fábricas de la región?
R.- Sí. Puede haber problemas para mantener fábricas y producción. La Bañeza corre peligro, incluso la fábrica de Toro podría correrlo también. Por eso, si British no quiere producción, la administración debe apostar por Acor e intentar que parte de la producción que acaparó pase a la cooperativa regional. Hay que defender el cultivo. El problema de la remolacha es complicado con un mercado del azúcar bajo. Para llegar a un precio de 42 euros hay que hacerlo con ayudas y mantenerlas para el sector, no para que ese precio se lo ahorre una empresa que luego se va a marchar…
P.- La administración pide al agricultor ajustar la oferta a la demanda. ¿Está la industria y la distribución comprometida con el sector primario?
R.- El agricultor siempre ha ajustado la producción a la demanda. Es una frase manida que viene de un acuerdo con una empresa, Siro, que hace un buen trabajo y necesita variedades de cereales que está promocionando. Me parece bien, pero tiene que compensar al agricultor, es decir, que haya un precio rentable y pactado para hacer las cosas bien. Se nos demandan productos que a veces el mercado deja en las tierras… Queremos una regulación de los mercados. Si se nos deja a expensas de su volatilidad y de la manipulación de las multinacionales, los agricultores y ganaderos tradicionales estamos perdidos.
P.- Usted se dedica a la agricultura desde hace treinta años. ¿Cree que es una actividad reconocida por la sociedad?
R.- Cada vez más. Ha habido muchos estereotipos que me han molestado y que se han modificado también. Hay bastante movimiento en las ciudades de reconocimiento a los agricultores y ganaderos, y en esto hay que destacar el trabajo de las organizaciones para llevar el campo a las ciudades.
P.- Por cierto, ¿cómo se atraen jóvenes al campo?
R.- El desarrollo rural pasa por un desarrollo económico y éste por que las explotaciones sean rentables. Si no lo son, el joven no se va a quedar. Por otra parte, hay que mantener a las mujeres que son las primeras en irse. De nuevo, abogo por regular los mercados para que haya mayor seguridad y estabilidad. En la agricultura no se puede hacer un planteamiento de futuro, no sabes los precios que vas a tener en un mes.
P.- Hablando de mercados, ¿Cómo están observando las negociaciones del TTIP?
R.- EL TTIP es la última puntilla a la agricultura tradicional del modelo social agrario de explotación familiar. El Tratado con Estados Unidos trata de implantar las macroexplotaciones, como la macrogranja de 20.000 vacas que se pretende instalar en la Comunidad y que es una barbaridad. Europa produce productos de calidad bajo criterios estrictos de sanidad y seguridad alimentaria y nos preocupa que eso no siga siendo así.
P.- Cambiemos de tema sin salir de Europa. La PAC será revisada en 2017. ¿Creen que es necesario y en qué términos?
R.- Cada vez que hablan de simplificar la complican más. La realidad es que cada vez hay menos fondos. Si se recorta en agricultura, debe primar lo importante, es decir, los agricultores y ganaderos que viven exclusivamente de su actividad y mantienen los pueblos abiertos. Si hay menos fondos, habrá que priorizar. El ‘agriculto activo’ de la nueva PAC no me vale ya que entra cualquiera.
P.- ¿Cómo valora la gestión del nuevo equipo de la Consejería de Agricultura?
R.- Hay luces y sombras. La consejera llegó también con el problema de la leche y reconocemos el esfuerzo realizado, presionando también a la industria, aunque hay aspectos como el desarrollo de la Ley Agraria y el mediador de la cadena aún por culminar. Echamos de menos el tiempo perdido en la puesta en marcha del PDR, algunas ayudas han salido cojas de presupuesto, aunque hay que valorar el esfuerzo por pagar los atrasos. El apoyo a la Interprofesional de la patata también es destacable.
P.- Quería terminar hablando del problema del lobo y la ganadería. ¿Cazar el lobo al sur del Duero es la solución?
R.- No. Los problemas han salido del norte donde no se ha controlado bien la especie, y es cinegética. La Junta lleva 30 años con la misma política promocionando una fauna silvestre que se le ha ido de las manos. El ganadero es la verdadera especie en extinción. No queremos que desaparezca el lobo, pero hay que proteger a los profesionales de la ganadería.
P.- ¿Qué retos se plantea a nivel interno?
R.- Nos planteamos un sindicalismo más técnico, respondiendo a las necesidades provinciales. En ello estamos trabajando y en incorporar jóvenes y mujeres al sindicalismo.