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La colza evoluciona de forma «irregular»

Los regadíos van «bien» mientras que el secano ha tenido problemas de nascencia, según Acor / Las lluvias retrasan las siembras de girasol

Las colzas en Castilla y León se encuentran en plena floración, un momento «crítico» en el ciclo del cultivo.-ENRIQUE CARRASCAL

Publicado por
Marisol Calleja

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E ste está siendo un año climatológicamente marcado por las lluvias que han caído de forma abundante en la Comunidad. Los cereales afrontan los ataques de los hongos y presentan un buen aspecto general, mientras que el regadío sufre el retraso impuesto por la imposibilidad de muchos agricultores de poder entrar a trabajar sus tierras.

En el caso de las colzas, la situación es de cierta «irregularidad», como apunta Joaquín Ortíz, del servicio agronómico de la cooperativa Acor. Las lluvias del invierno han retrasado el abonado de cobertera, que habitualmente tiene dos aplicaciones, en diciembre y a finales de enero, lo que, en opinión de la cooperativa, «podría afectar ligeramente los rendimientos de esta campaña».

Ortiz hace una diferenciación: los regadíos, cuyo ciclo de cultivo está «más normalizado» y, por otro lado, el secano, con parcelas más «desiguales», debido a la falta de precipitaciones en la nascencia.

Desde Koipesol, Carlos Blanco recuerda incluso que en algunos casos los agricultores tuvieron que levantar lo sembrado a consecuencia de los problemas de implantación de las colzas. Eso sí, aquellas que contaron con una buena nascencia presentan ahora un estado «aceptable».

El cultivo está en plena floración y, por tanto, en un momento «crítico» del que dependerá su desarrollo final y sus rendimientos. El campo se ha teñido de amarillo en las últimas semanas en Castilla y León. Hay que tener en cuenta que, según datos de la PAC, hablamos de un cultivo al alza en la región, con 28.784 hectáreas el año anterior. Según el último avance de superficie publicado por la Junta, la superficie de colza es de 28.335 hectáreas, un 1.5% menos de superficie con respecto a 2015.

La previsión respecto a las próximas semanas depende como es habitual de la meteorología. En este caso, los técnicos advierten de que si llegara el calor extremo, como ocurrió hace un año, las colzas se verían afectadas gravemente. El técnico de Koipesol cifra en 500 kilos por hectárea las pérdidas del año pasado por las altas temperaturas.

Por eso, los agricultores confían en las lluvias anunciadas para los próximos días, beneficiosas para que la ramificación de la planta «siga siendo buena».

En relación a las enfermedades, la recomendación de Acor sigue siendo «vigilar» el cultivo. Ortiz señala, en este sentido, que la incidencia de la plaga del gorgojo del tallo (Ceuthorrhynchus napi) ha sido «baja» esta campaña, propiciada por el clima. Ahora, en plena floración, está apareciendo el pulgón grisáceo (Brevicoryne brassicae).

Así, el consejo lanzado desde la cooperativa es contactar con los técnicos para actuar en el momento más oportuno. La situación puede variar respecto a si la parcela ha recibido un tratamiento anterior contra el gorgojo, lo que puede provocar que el pulgón «aparezca más tarde o incluso no lo haga». Será el servicio agronómico en este caso quien verifique la incidencia y «si es necesario tratar o no».

Las colzas siguen su ritmo al alza en Castilla y León. La previsión desde Acor es que el cultivo pueda llegar esta campaña a las 29.000-30.000 hectáreas.

No ocurre lo mismo con el girasol, con siembras «testimoniales» hasta ahora debido a las lluvias. Desde Koipesol el mensaje sigue siendo «no ponerse nerviosos». «Hay tiempo para sembrar», dicen, y el cultivo está garantizado.