Diario de Valladolid

JÓVENES

«Elegí la apicultura porque es sostenible»

Yanira Bratos se incorporó al sector hace dos años, sin vinculación ni experiencia previa

Yanira Bratos en las inmediaciones de la Ribera donde están sus asentamientos apícolas.-E. M.

Yanira Bratos en las inmediaciones de la Ribera donde están sus asentamientos apícolas.-E. M.

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Marisol Calleja

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La joven Yanira Bratos, natural de Aranda de Duero (Burgos), puede afirmar aquello de que ha empezado en el sector agrario «desde cero», es decir, nunca ha estado vinculada familiarmente a la agricultura o la ganadería, y tampoco ha contado con una experiencia previa que haya dirigido este proyecto de vida. Aún así, su intención es clara: «Me gustaría vivir de ello».

Esta joven de 32 años, socióloga de formación, ha apostado por la apicultura, «una ganadería menor» y una actividad a la que lleva incorporada dos años. La crisis y la «precaria» calidad del empleo actual, hizo que se planteara «complementar» sus ingresos y salir de Madrid. Para ello, ha realizado cursos, visitado explotaciones y ha acompañado a profesionales del sector que le han ayudado poner en marcha su negocio.

Asegura que siempre le ha gustado la vida en el campo, así que no le resultó difícil volver a su pueblo en la Ribera del Duero. La apicultura combina varios factores que considera «claves» en su elección. «Es una actividad sostenible, que da más al campo que lo que aporta al agricultor».

Este hecho diferencial le animó a aprender un oficio que contribuye al mantenimiento de la biodiversidad y que es «vital» en la producción de alimentos. Así, Yanira destaca el valor de la polinización de las abejas. Los expertos mantiene que sin estos insectos el hombre no podría vivir, ya que muchos cultivos dependen de estos polinizadores.

Esta ganadera burgalesa, que es técnico en producción agroecológica, aporta otro dato importante, en este caso de la FAO. Esta organización establece un valor económico de la polinización estimado en veinte veces el valor comercial de los productos que se obtienen en la colmena, es decir, polen, cera y miel. Elementos que tuvo en cuenta en este proyecto en el que lleva inmersa desde el año 2014, junto a otros aspectos como la inversión, «menor que en otras ganaderías» o el manejo, «también menos esclavo».

Aún así, Yanira reconoce que la apicultura es un sector «delicado», con varias amenazas en estos momentos como son el cambio climático, «el abuso de pesticidas» en la agricultura, los problemas sanitarios como la varriosis o la presencia, «ya detectada en la Comunidad», de la Vespa Velutina.

Precisamente, por todos esos elementos afirma que se trata de un proyecto «arriesgado» que exige ser «muy creativo» para así «sortear» los problemas a los que se enfrenta diariamente. Así lo cree esta joven arandina que, en lugar de emigrar, apostó por un sector primario que cree está «poco valorado». En este sentido, pone de manifiesto la crisis de precios que azota especialmente al sector lácteo y los problemas que atraviesan los ganaderos de vacuno de leche.

También apunta las trabas habituales a la hora de acometer la incorporación: el retraso en las ayudas o los pagos a la seguridad social, «que no van en consonancia con los ingresos». Por eso, reclama una regulación «más flexible» para los autónomos del sector, «como ocurre en otros países europeos». A nivel empresarial, cree que hay «déficits» en la gestión de la empresa en los que también se debería incidir más.

Yanira no se arrepiente de su decisión. Actualmente cuenta con ciento cincuenta colmenas que ubica en cuatro asentamientos en el entorno arandino. De esta forma, defiende una estrategia de manejo «más diversificado» para controlar los problemas sanitarios. Su nula experiencia en el sector le hace aprender día a día. Además, cuenta con el apoyo de la Asociación de Apicultores de Burgos y de la UCCL, sindicato del que forma parte y que le ha asesorado desde sus inicios.

Con la apicultura «complementa» sus ingresos como autónoma, aunque, por el momento, prefiere adoptar una actitud «conservadora». Y es que admite la dificultad de un sector que en los últimos dos años, justos los que lleva incorporada, ha tenido «los peores resultados» debido a la climatología.

Unas condiciones que volverán a marcar el desarrollo de la campaña de este año. El invierno ha sido cálido así que las abejas «han llegado con pocas reservas a la primavera», afirma. Yanira confía en que con las lluvias y el calor, la situación se «recupere», aunque habrá que esperar».

Le preocupa la vespa velutina aunque todavía no ha llegado a su zona. Desde el sector se trabaja para que la Junta ponga en marcha un protocolo que permita luchar contra esta «amenaza». Un plan que se une a los trampeos ya ubicados. En cuanto al cambio climático o el uso de pesticidas en la agricultura insiste en que «hay que estar muy pendientes» debido a sus efectos en las colmenas, a menudo con una elevada mortandad.

Su intención es vivir de la apicultura e incluso «no hacerlo sola». Y es que señala que le gustaría incrementar el número de colmenas y contar con ayuda en este proyecto emprendedor. Yanira comenzó con tres colmenas. Este año espera recolectar unos 2.000 kilos de miel.

Apuesta por la venta directa e insiste en que el consumidor demanda «miel de calidad», frente a los mezclas «sin valor» que llegan de países como China.

Esta burgalesa apuesta por el sector primario como forma de vida, aunque señala que «no es fácil». «Hay que arriesgar mucho», asegura esta emprendedora del medio rural.

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