La raza avileña mejora su ADN
La Asociación de Criadores y el INIA trabajan en la mejora de la calidad de la carne
L a Asociación española de Criadores de Raza Avileña-Negra Iberica lleva más de veinte años trabajando con el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Agroalimentaria, INIA, en proyectos de mejora genética de esta raza.
La avileña está considerada como una raza de fomento, aunque la tendencia de las vacas «está en recesión», como confirma Cristina Meneses, técnico de mejora de genética animal del INIA. El libro genealógico registra actualmente unas 33.400 hembras, aunque solo 15.000 participan en el programa de mejora.
El INIA impulsa en estos momentos nuevos proyectos de investigación destinados a mejorar el valor genético de esta raza autóctona bovina. El objetivo es «maximizar la cantidad y la calidad de la carne» que produce. El proyecto de investigación se centra en la recogida de nuevos fenotipos «para incorporar nuevos caracteres dentro del programa de mejora para seleccionar a los futuros reproductores». Hasta ahora se había trabajado en la mejora productiva y, en esta nueva etapa se quieren valorar caracteres como la calidad de la carne, la fertilidad de las hembras o la respuesta de estos animales al estrés y sus efectos en el producto que llega al consumidor, como explica la técnico del INIA. Todo ello, sin obviar los estudios que ya se han iniciado dirigidos a la selección genómica de la raza, y que tendrán aún un largo recorrido.
La avileña es una raza autóctona, establecida principalmente en Castilla y León y Extremadura, y que destaca por su «rusticidad» y presencia en zonas con escasos recursos naturales. Los valores medios correspondiente a su fertilidad son del 90%, destacando su carne de calidad diferenciada.
De hecho, la IGP ‘Carne de Ávila’ lleva más de 25 años certificando la calidad de la carne que ampara y su producción, que ha ido creciendo en los últimos años. Según sus datos, se ha pasado de certificar 206 toneladas de carne en 2007 a 1.498 el pasado año. Cifras que confirman la demanda de un producto con valor añadido y, por tanto, según los criadores, la selección de caracteres de calidad.
Los ganaderos miden sus fuerzas en un mercado muy competitivo, por eso, la búsqueda de un valor diferencial es un objetivo que persiguen al mismo tiempo criadores y consumidores finales. Los déficits de la avileña, como ocurre en otras razas autóctonas españolas, se centran en las bajas conformaciones de las canales, aspecto que debe ser compensado con una calidad extra en la carne. Así lo destaca Cristina Meneses, que destaca la labor de investigación realizada desde el INIA, con la financiación de la Asociación de Criadores. Precisamente la calidad de la carne es «un carácter de interés para beneficiarse de las ventajas de la selección genómica», según los investigadores.
La investigación puesta en marcha por el INIA persigue aumentar el número de kilos de carne de la raza avileña, y seleccionar también las canales «más conformadas y con óptimos niveles de engrasamiento». Un hecho determinante para los ganaderos que explotan la raza. Este es un proyecto ya consolidado dentro del programa de mejora genética que ahora se complementa añadiendo nuevos caracteres (calidad de carne y fertilidad).
En el caso de la fertilidad, y a pesar de que hay «buenos valores iniciales», el reto es mejorar los resultados en esos animales que no llegan a la media de la raza.
Según los datos del Ministerio de Agricultura y Ganadería, el número de explotaciones de avileña en Castilla y León es de 343, con un total de 28.000 de los más de 52.000 totales inscritos en el libro genealógico.