TRASHUMANCIA
«Necesitamos apoyo para fijar población»
Raúl Chamorro, de 30 años, lleva toda la vida vinculado a la ganaderia familiar y cinco años incorporado oficialmente al sector
Es joven y ganadero trashumante. De los pocos que aún práctican esta tradición ancestral que destaca por su valor ambiental, preserva la diversidad de razas autóctonas, conserva la red de vías pecuarias y fija población en el medio rural. Elementos que destaca por encima de todo Raul Chamorro, de 30 años y natural de Hoyos del Espino (Ávila ), un pueblo que vive de la ganadería extensiva y el turismo.
Este ganadero trashumante no duda en afirmar que este sistema que aprovecha los recursos sin dañar el medio natural necesita apoyos en este momento. «La trashumancia está en peligro de extinción», afirma cansado de las «trabas» que, día a día, debe afrontar el sector y que tienen que ver, según expone, con los saneamientos ganaderos, los problemas con el lobo, o los ajustes de la nueva Política Agrícola Común.
Raúl nunca pensó dedicarse a otra cosa. «Siempre me han gustado los animales», asegura. De hecho, no es difícil encontrar en su albún familiar imágenes suyas rodeado de las vacas avileñas de su padre ‘Justi’, ya desde muy pequeño, cuando apenas levantaba varios palmos del suelo.
Le gusta el campo, así que, cuando su padre cesó la actividad, se quedó con el ganado de la familia, 80 vacas avileñas puras de una carne de «gran calidad». Y es que le gusta decir que «los animales forman parte de su vida», a pesar de las dificultades que, reconoce, «son muchas» actualmente.
Sus vacas están ahora en una finca arrendada ubicada en Trujillo, localidad extremeña en la que pasan el invierno y donde Raúl viaja semanalmente para comprobar que «todo va bien». Una ruta que repite cada año cuando traslada el rebaño de una región a otra para que aprovechen el pasto verde. De hecho, en poco más de dos meses las reses volverán a Hoyos del Espino para vivir su «segunda primavera» y aprovechar al máximo los ecosistemas de ambos espacios ganaderos.
Este joven abulense acaba de ser galardonado como Nuevo Ganadero Trashumante, un premio otorgado por la Alianza UPA-COAG en Castilla y León. Esta organización agraria cuantifica en 500 los ganaderos trashumantes que pastorean 40.000 cabezas de ganado vacuno y unas 20.000 ovejas en la actualidad.
A día de hoy son pocos los ganaderos que siguen realizando la trashumancia a pie. El transporte se generaliza ahora en camiones. Este es precisamente un reto para Raúl, que promete realizar esta ruta caminando algún día y así disfrutar de parajes «únicos,« y del patrimonio que conforma la extensa red de vías pecuarias.
Raúl mira al futuro con escepticismo. Y es que asegura que la poca «flexibilidad» de la Junta con los saneamientos ganaderos es un «grave» problema para el sector. En 2014 le «salió» una vaca positiva. La inmovilización supuso que en invierno se le murieran siete terneros, y lo que, a su juicio, es peor, el año siguiente «hubo menos paridera» debido al frío. Situación que le ocasionó unos 15.000 euros de pérdidas en la explotación.
Este joven apasionado por el sector y vinculado desde niño a la ganadería y a la trashumancia incluso ha pensado en dejar su pueblo e irse a vivir a Extremadura, donde «los problemas son menores».
Al saneamiento se añaden ahora los ajustes de la PAC, en concreto, el denominado coeficiente de pastos que «nos ha recortado las ayudas». Raúl critica que en lugar de declarar pastos tradicionales, les hayan «quitado hectáreas para justificar la PAC», lo que, en su opinión «afecta directamente a los jóvenes ganaderos». Reconoce que cada vez hay menos incorporaciones en el campo y cree que si no se apuesta por el desarrollo rural y la trashumancia, «en veinte años no quedarán jóvenes en los pueblos».
En Hoyos del Espino hay tres ganaderos, con su explotación. Tres emprendedores del medio rural que han realizado «fuertes» inversiones, y que observan como su producto, una carne de «gran valor» se mantiene con precios «de hace treinta años».
No olvida tampoco la amenaza del lobo. Él no ha sufrido ataques del cánido en su explotación, aunque sí muchos compañeros de la zona. Asegura que es una «plaga» e insiste en que el lobo es «incompatible» con la ganadería extensiva. « Si nosotros cuidamos de nuestros animales, ¿por qué no hace lo propio la administración con el lobo?, se pregunta molesto con la situación generada.
A los políticos les pide que «visiten más el campo» y «salgan de la oficina» en la que están «encerrados». La ganadería, subraya, supone mucho trabajo, esfuerzo y dedicación personal. Confía en recibir los apoyos necesarios antes de que sea demasiado tarde, es decir, «cuando nos hayamos ido y ya no haya vuelta atrás».
Raúl es un emprendedor, amante del medio rural, de sus animales y de un sector por el que apuesta y ha elegido como forma de vida, de momento en Castilla y León.