RAZAS
El mastín, aliado fiel del ganadero
La Asociación gestora de la raza, AEPME, quiere reintroducirlos en las explotaciones
Es un perro valiente, grande, fuerte y noble. Características que definen al mastín español, guardián del rebaño y amigo leal del ganadero. Gregorio Fidalgo, pastor trashumante de Abelgas de Luna (León) asegura que su función es «impagable». A sus mastines, más de veinte en la actualidad, confía la seguridad y defensa de su rebaño y en ellos deposita toda su confianza. Nunca le han fallado, afirma tajante.
Gregorio lleva más de 25 años con sus ovejas, un oficio que disfruta. Y es que tiene claro que «el trabajo tiene que gustarte ya que es muy esclavo». Lamenta, eso sí, la falta de relevo generacional y que cada vez haya menos pastores trashumantes. Ovejas y mastines forman parte de su vida. De hecho, en su casa siempre hubo un perro guardián, por eso, su compañía y cuidado no le es ajeno.
También está acostumbrado a convivir con el lobo, animal que, como explica, siempre estuvo en la zona y cuya presencia no parece haber perturbado a estas explotaciones. «León es la cuna de los mastines, siempre nos han acompañado en nuestras rutas trashumantes».
Gregorio está ahora en Soto de la Vega (La Bañeza). En poco más de un mes llevará a sus animales a media montaña, a unos 70 kilómetros, para finalizar en verano en los puertos pirenaicos. Una ruta a tres bandas que realiza año a año, siempre acompañado de unos 15 mastines.
Durante siglos el mastín ha acompañado a los rebaños trashumantes, como señala Ignacio Soria, secretario de la Asociación Española del Mastín Español, AEPME, creada en 1981 y encargada del Libro Genealógico. Su programa de cría ha permitido combinar la mejora de la raza con otros conceptos de «rigor y salud». El objetivo es recuperar el pasado de una raza antigua «que ha prestado importantes servicios a nuestros antepasados» y aportarle un «plus de calidad».
El mastín está presente en la ganadería de Castilla y León y podría jugar un papel destacado en momentos como el actual, debido a los ataques del lobo. Sus aptitudes para la guarda y protección de los rebaños domésticos le convierten en el aliado perfecto, según afirman ganaderos y criadores.
Desde la Asociación Nacional se insiste en que introducir un mastín en el rebaño puede ser «efectivo» si además esta medida de protección se vincula a un buen manejo del ganado. «Un rebaño recogido y custodiado es casi imposible que sufra pérdidas.», aseguran.
«El lobo nunca va a atacar donde hay buenos mastines». Así lo cree Gregorio, acostumbrado a tratar con estos animales. No hace falta tener muchos, sino buenos. «Con seis o siete es suficiente», dice convencido. En este sentido, reconoce que mantener un mastín tiene un coste que asume como ganadero y como medida de protección ante los posibles ataques.
La Asociación del Mastín Español va a poner en marcha un programa de reintroducción de mastines en la ganadería. El objetivo, como destaca Ignacio Soria, es crear una bolsa de animales, a través de los socios de AEPME. Creen además que «sería bueno» que la Junta financiase estos animales como medida de protección.
En este sentido, la confianza en esta raza es total. Un mastín macho puede llegar a pesar hasta 100 kilos, aunque lo habitual es que su peso ronde los 70-80 Kg. Un lobo, unos 45. En principio, el lobo rehuye la pelea, dicen, o las situaciones en las que puede no salir bien parado. Por eso, se insiste en que la existencia de varios mastines en el rebaño puede disuadir del ataque a este depredador, que se ha expandido en la Comunidad. Desde AEPME se insta a la administración, en cualquier caso, a pagar los daños ocasionados por el lobo al ganadero con «rapidez».
La Asociación del Mastín Español está integrada por 500 socios que representan a unos 2.000 ejemplares. Con la casi desaparición de la trashumancia a pie, los usos de esta raza se han ido adaptando según su funcionalidad. Junto a la ganadería, este perro bonachón, pero de temperamento fuerte, se utiliza también para guardar terrenos y fincas. Actualmente esta raza es demandada en todas las partes del mundo. El mastín español está en Alemania, Francia, Italia, Suecia, Rusia o Estados Unidos, donde reclaman nuestras camadas.