Meterse en harina por vocación

A veces la vida nos va cambiando los planes que inicialmente habíamos previsto. Un cambio de guion como el que dio hace dos años Blanca Hernández Sánchez, propietaria del obrador inclusivo Berretes. Su horno elabora cada día un amplio surtido de bollos y tartas que se encarga de forma online y se recogen en el propio establecimiento. Dirige una pastelería artesanal que en tan solo dos años ha conquistado a la clientela salmantina. Pero la vida de esta joven emprendedora de 31 años estuvo siempre encaminada hacia el mundo de la Ingeniería Civil. «Este local fue un accidente de la vida; en realidad no era mi destino, se me daban bien las ciencias y en casa me animaron a que estudiara Ingeniería Civil pero mi vocación iba más hacia la discapacidad. Tengo un hermano más pequeño con síndrome de down y eso quizá me haya marcado en mi trayectoria», sostiene. Después de trabajar para otras empresas se dio cuenta de que su pasión estaba en un proyecto social alejado de la ingeniería. «Es un mundo más frío, con muchos contratos, no me apasionaba. En mis ratos libres hacía pasteles en casa, para el consumo propio, poco a poco fui profesionalizándome con vídeos y sin darte cuenta te vas perfilando profesionalmente. Entonces empecé a pensar que tenía una cabeza analítica cuadriculada y que no sólo podía ser una buena pastelera sino una buena gestora. Fue así como empecé a dar forma a la idea de montar un obrador con personas con discapacidad».

Una etapa profesional como aprendiz en una pastelería fue la guinda que le faltaba. Allí se metió en harina y empezó a dar rienda suelta, la de montar un obrador inclusivo, donde ofrecer oportunidades laborales a las personas con algún tipo de discapacidad. «El nombre de Berretes tiene su origen en la típica expresión charra ‘¡Tienes berretes!’, que se dice cuando te has embadurnado la cara al comer, pero también viene por mi hermano que es la imagen corporativa de la marca, él fue el primero en probar los dulces y llenarse de ‘berretes’. Es también nuestro producto estrella. Es una especie de galleta bizcochada con diferentes rellenos cremosos que enganchan». Nutella, lemon pie, pistacho, té matcha o arroz con leche son algunos de los increíbles rellenos a los que se acompaña el ‘berrete de temporada’ que va variando cada cierto tiempo. También elaboran un amplio surtido de tartas y los fines de semana dulces en miniatura y otras delicias como los rollos de canela.

Un horno con corazón

Su pastelería, que se inspira en las confiterías francesas y americanas, se ubica en el barrio residencial Parque Gómez Ulla; llama la atención por la estética cuidada desde el espacio, acristalado, hasta la vestimenta de sus trabajadores. «Para mi es importante cuidar todo al detalle. Decidí hacer todo transparente, diáfano, para que la gente viera el cuidado de las materias primas, que la gente vea cómo es la harina. los huevos. También me gusta que el cliente sea testigo directo de la limpieza y cuidado con el que elaboramos todas nuestras recetas», sostiene. Sus ingredientes son todos de cercanía, materia prima de calidad procedente de proveedores de confianza.

En la actualidad cuenta con una plantilla formada por 7 personas que trabajan de lunes a sábado un amplio surtido de repostería en la elaboración de masas, tartas y pasteles que salen del horno desde primera hora de la mañana.

Con el tiempo Berretes se ha convertido en el primer obrador considerado centro especial de empleo en el que personas con discapacidad encuentran un entorno seguro y adaptado para trabajar. Y además, en un lugar de encuentro para clientes y amigos que pasan a recoger sus pedidos. «LLevamos dos años de locura intentando abastecer a la demanda sin dejar de ser inclusivos», afirma.

Sus recetas y tartas han ido ganando adeptos y han abierto una línea de negocio dedicada a la hostelería. «Trabajamos con 8 restaurantes a los que surtimos semanalmente de postres y tartas. Es un cliente muy agradecido con el trabajo».

Pero nada del proyecto hubiera sido igual sin la aportación y apoyo de Santiago Paredes, socio y amigo. «Ponerte por tu cuenta y ser emprendedor tiene muchas ventajas pero es un camino difícil, con muchos sin sabores, gracias a Santiago, que me ofreció en todo momento su ayuda he podido ver nacer todo el proyecto».

Berretes se ha convertido en un espejo en el que se miran otros negocios, por su apuesta por la inclusión social y el cuidado del producto. De hecho, se han fijado en él interesados para abrir nuevas líneas, como la colaboración con caterings, desayunos de trabajo y una cadena de establecimientos en otros puntos de España. «Tengo muchas ideas en mente. El sueño es infinito». apunta.