RAMÓN RAMOS
El rompecabezas de Ramonín en Venialbo
Siempre despertó mi curiosidad saber qué había en el centro de ese rompecabezas de seis caras del famoso cubo de Rubik . Por fin lo he descubierto. Es vino tinto elaborado por un enólogo de prestigio que exporta el 70% de sus vinos con DO Toro , alrededor de 500.000 botellas . El resto, hasta alcanzar cerca de 1.000.000 de litros, para satisfacer a los mercados y, entre ellos, el más familiar, el que no renuncia a llevarse una “cántara” para la semana. Y este es el valor del nieto de Ezequiel, enólogo de la promoción del 96 de la Escuela de la Vid y el Vino de Madrid .
Sus vinos de pago, como el Valnuevo , Ramón Ramos , Condesa de Ramos y la serie de sus Montetoro triunfan en todas las categorías. Jóvenes, malvasías, rosados de garnacha, robles, crianzas y reservas. Pero le sobra tiempo para jugar a los dados y a atreverse con el cubo de Rubik. Dicho sea de paso, fue el juguete y rompecabezas más vendido del mundo. Ramón y su hermano José cultivan cien hectáreas de viñedo en su propio pueblo, el 40% en espaldera y el 60% en vaso. Todas ellas en el término municipal de Venialbo , incluidos los pequeños majuelos de Valdescalona en la carretera del Piñero.
Su abuelo decía que eran las cepas más viejas. Ramonín dice que son sus ‘prefiloxéricas’. Nadie le puede negar a esta bodega zamorana pionera de la DO Toro raíces, diseños enológicos modernos y una viticultura profesional que cuenta con otras 70 hectáreas de viticultores de la zona. Uno ya no está para someterse a horarios laborales, pero nunca aceptaría hacer de diseñador para el nieto de Ezequiel y el hijo de mi amigo Ramón Ramos. Hoy, ambos sonreirían ante las ocurrencias de su nieto e hijo. El enólogo y bodeguero zamorano Ramón Ramos, Ramonín para los de casa, sorprende cada día con su teoría de dignificar la cántara de vino. Así como suena. Aquel envase de muchos litros de vino, hasta dieciséis, que todavía hoy sigue teniendo adeptos entre los consumidores.
Ramón nos sorprende cada cierto tiempo. Si hace unos años lanzó su caja en forma de dado para lo que ha venido a llamarse el bag in box, ahora presenta su joven roble en cinco litros bajo el diseño más internacional de los seis colores del célebre cubo de Rubik . En definitiva, esta vez Ramonín ha cruzado la frontera tridimensional del rompecabezas mecánico creado por el profesor húngaro Erno Rubik hace ahora medio siglo. Bienvenida la magia del cubo en el envase del vino para el común de la bodega Ramón Ramos de Venialbo. Ramón es un enólogo prolijo capaz de afrontar todos los retos enológicos que aparezcan en el mercado de los vinos de calidad y todo, con una sonrisa. Sus espumosos son famosos desde hace años. «Este año he vuelto a venderlos todos», dice Ramonín y reconoce que «gracias a Puigdemont, que cada vez que habla sube el pan».
Hay que ver cómo gustan los espumosos zamoranos, con mucha crianza en rima y con corazón de malvasía. Por cierto, una variedad blanca, la malvasía castellana, que junto a la moscatel y algo de sauvignon blanc forman parte del músculo varietal de sus blancos. Pero es la tinta de Toro de sus propios viñedos la que le ha dado prestigio dentro de la DO Toro. Su vino blanco La Condesa de Ramos está dedicado a Mari, su madre. Ahí empezó ya a llamar la atención con sus etiquetas de los Montetoro, que eran bolas de billar con un número que sigue en la cartelera junto a los dados y cubos de Rubik, a los que no tardará en sumarse su nuevo envase en forma de ficha de dominó . Esperaré a que lance otro órdago con amarracos inspirado en el mus. Capaz de ello. Ramón cree en el enoturismo, lo que en tiempos de su padre era ir a la bodega. Cuando el turismo rural no era otra cosa que ir al pueblo. Por tanto, la bodega está abierta siempre. Merece la pena catar y jugar entre barricas y depósitos.