La hoja muestra su belleza
Estamos ante una de las épocas del año que ofrece una mayor explosión cromática / Una belleza que invita a recorrer bosques de hayedos y castaños
El otoño ya está aquí; cronológicamente llegó hace poco más de un mes pero meteorológicamente lo ha hecho esta semana, mostrando su cara más lluviosa. Son muchos los que reciben la estación con cierto aire de nostalgia, pero lo cierto es que las estampas que deja a lo largo de nuestra geografía reflejan una belleza que magnetiza. La paleta de colores ocres en todas sus tonalidades llega a su máxima expresión. Quien quiera aprovechar estas semanas previas al invierno, puede elegir numerosas rutas que se reparten por toda la geografía de Castilla y León. Pasear por alguno de estos rincones supone el mejor de los planes de fin de semana para poner la mente a cero, resetearse y entrar de lleno en contacto con la naturaleza. Los recorridos suelen ser sencillos, de poca distancia, lo que permite realizarlos a pie con toda la familia. Les proponemos algunas rutas por la región en las que disfrutarán de la mutación del paisaje, del sonido de las cascadas y los riachuelos o de las pisadas de las hojas. No dejen de asombrarse a casa paso. Es el milagro de la naturaleza.
Si hay un momento en el que El Bierzo alcanza su esplendor es el otoño; esta comarca, sorprendente y mágica, concentra numerosos planes que en estos días refleja toda su vistosidad.
Resulta imprescindible perderse por uno de esos bosques de hayedos cargados de historias y de leyendas, dejarse llevar por un ambiente de magia. Es el caso del Faedo de Busmayor, un precioso pueblo de casas de piedra con tejados de pizarra y de arquitectura típica berciana. Su bosque de hayas es uno de los mejor conservados de España. Un monumento natural que mantiene casi intacto su ecosistema natural. Se trata de una ruta circular que comienza y termina en la misma localidad de Busmayor, en el municipio de Barjas, dentro de los Ancares Leoneses, a 1.100 metros de altitud. Un lugar rodeado de robles, abedules, avellanos, castaños que siempre ha inspirado a pintores y poetas, a los cuales no es difícil imaginar creando en los cerca de seis kilómetros de caminata siguiendo el curso de la senda do Faixeral. El camino está repleto de pequeñas cascadas señalizadas con unos letreros de madera que indican su nombre. Tras pasar un pequeño puente de madera, se encuentra uno de los puntos más atractivos de toda la ruta, aquí está la mesa más bonita del mundo frente a la cascada Frevencia do Beiro, uno de los saltos de agua más altos de la zona.
Faedo de Ciñera
Sin salir de la provincia leonesa encontramos otro escenario de cuento de hadas en Alto Bernesga, declarado Reserva de la Biosfera. Se trata del Faedo de Ciñera, un bosque donde predominan las hayas centenarias de hasta 30 metros de altura. Su excelente estado de conservación le mereció el título en 2007 al «Bosque mejor cuidado de España», por el Ministerio de Medio Ambiente y la ONG «Bosques sin fronteras». Tras cruzar el pequeño puente sobre el arroyo nos sumergimos de lleno en el interior del hayedo como si hubiéramos cruzado una puerta a un mundo de fantasía que permanecía oculto en otra dimensión. Disfruta el momento y pasea con calma por un terreno tamizado de hojas y musgo, acompañado por los esbeltos árboles de caprichosas formas que se estiran buscando la luz y arrullado por el fluir del río que vertebra este paraje. En el interior del bosque encontraremos a Fagus, un singular ejemplar de haya de más de 500 años catalogado como uno de los más singulares de nuestro país. No es el único habitante ilustre del hayedo. También conoceremos la leyenda de la bruja Haeda, que los niños pueden leer junto a una de sus hayas más grandes. No podemos terminar esta ruta sin degustar otra de las joyas que tiene este lugar, su gastronomía. Los productos artesanos y los embutidos son la seña de identidad de la zona, sin olvidarse de su producto bandera, la cecina de chivo de Vegacervera.
Salamanca es otro de los lugares donde la naturaleza se vuelve exuberante. La Sierra de Francia ofrece a lo largo del año una mirada especial. Llegado el otoño la estampa no desmerece. La abundancia de castañares en el entorno de muchas localidades –basta echar un vistazo a algunos topónimos– garantiza colores y castañas al llegar estos meses. Una posibilidad es recorrer el Camino de los Prodigios, una de las rutas senderistas señalizadas en la Sierra de Francia que discurre entre Miranda del Castañar y Villanueva del Conde. Es un trazado circular que tiene una longitud de 10 km y puede hacerse en unas cuatro horas.
En la provincia de Zamora encontramos otra parada indispensable para los amantes de los bosques; es El Sendero El Castañar de Hermisende, un pequeño municipio sanabrés donde el otoño se hace más palpable con castaños gigantescos que parecen salidos de un cuento. Una ruta circular de 8 kilómetros que transcurre entre los ejemplares más añejos de la comarca y finaliza en este municipio zamorano. Tampoco debemos dejar escapar la grandiosidad del entorno del Lago de Sanabria. Dentro de los múltiples recorridos destaca la Senda de los Monjes. Un lugar idílico en medio de la naturaleza, que nos permite respirar paz en el ansiado Lago y disfrutar de Puebla de Sanabria, uno de los Pueblos más Bonitos de España. La ruta completa -ida y vuelta- comprende 8 kilómetros con una dificultad sencilla para que todos puedan perderse en este paraje natural.
Hoces de Duratón
Las Hoces del Río Duratón, en Segovia, se convierten en el destino ideal que eligen miles de personas para descubrir su paisaje. Está situado en el noreste de Segovia, a poco más de dos horas en coche de Madrid, aguas abajo de la villa de Sepúlveda. En esta zona, el río se ha encajado en un profundo cañón que, en algunos lugares, alcanza más de 100 metros de desnivel. Al interés y belleza del paisaje hay que añadir la gran riqueza de su fauna, donde anida una de las colonias de buitres leonados más importantes de Europa. Si a ello le sumamos su patrimonio con la ermita románica de San Frutos y la explosión cromática de la estación otoñal el resultado es indescriptible.
El Parque Natural Montaña Palentina es otro rincón que desprende paz con miles de rutas por bosques de hayedos centenarios, pueblos que se esconden entre valles y montañas y paisajes kársticos que la naturaleza ha ido esculpiendo a lo largo de miles de años. Todo un paraíso para los senderistas y una zona muy tranquila y poco explotada. En el entorno podemos descubrir el nacimiento del río Pisuerga, en Fuente Cobre, descubrir la Senda del Oso, en Cervera de Pisuerga, a 12 kilómetros de allí, o pasear por la Tejeda de Tosande, de 10,5 kilómetros y un nivel de dificultad media, que nos permitirá contemplar tejos centenarios. Otros ejemplos de sendas de sencillo recorrido son la Senda de los Pescadores de Velilla del Río Carrión (de 6 kilómetros y de nivel fácil), el Pinar de Velilla (de 3,5 kilómetros y de baja dificultad), el Roblón de Estalaya (de 4,6 kilómetros con fácil acceso), la Cascada de Mazobre (de 6,6 kilómetros), el Bosque Fósil de Verdeña (de 3 kilómetros).