Diario de Valladolid

REVUELTO DE POLIFENOLES

Actitud y profesión

"Llevamos años frivolizando con los adjetivos: cocina casera, lugar con encanto, alta cocina, cocina de autor, casa tradicional… y así. Casi todo es mentira podrida o, mejor dicho, realidad desvirtuada".

Publicado por
Javier Pérez Andrés

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Clasificar no es segmentar. Es orientar. Es dirigirse a los gustos del viajero, del comensal, del consumidor. Facilitar la búsqueda más allá del móvil y de las opiniones digitales. Una definición de los establecimientos que se ajuste a derecho. Ese es el verdadero caudal de sensaciones y placeres. Asignatura pendiente en nuestra abrumadora y riquísima oferta gastronómica. De ahí que un servidor insista tanto en definir perfiles de establecimientos, de cocinas comarcales, de tipos de cocinas actuales y de lugares que destaquen por conseguir crear clima, ambiente cálido, buena comida y apacible decoración. Todo en busca de la comodidad. Llevamos años frivolizando con los adjetivos: cocina casera, lugar con encanto, alta cocina, cocina de autor, casa tradicional… y así. Casi todo es mentira podrida o, mejor dicho, realidad desvirtuada. Y todo esto porque en materia hostelera corremos el riesgo de globalizarnos del todo y nublar totalmente el factor humano, el trato, la receta y una mesa bien servida con platos reconocibles, digeribles y masticables que gusten y agraden de verdad. Parece de Perogrullo, pero no es así. Siempre fallan varias patas en nuestra mesa de comida regional. Diseño exótico y trato estrambótico, cuando no soso. Cocina de vanguardia sin definir del todo y cocina tradicional de falso encaje y sin bolillos. Y esa puesta en escena en los restaurantes del colorín que en el comedor están más cerca de una misa concelebrada que de una comanda bien explicada por un personal más cercano. Deberíamos revisar las actitudes además de la profesionalidad. Que también. No todo va a ser producto local casi edulcorado con mentirijillas, por cierto, nada piadosas.

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