Comer con Cayetana en Piedrahíta
El pequeño restaurante de Posada Doña Cayetana ofrece cocina actual y toques de la tierra en el Valle del Corneja, al Norte de Gredos
Piedrahíta tiene la suficiente fuerza en el turismo regional como para movilizar viajeros que se acerquen a conocer su potencial cultural e histórico. De hacerlo, propongo una mesa donde comer sin perder el hilo de un entorno lleno de guiños a la Casa de Alba.
En esta ocasión, de nuevo, el factor humano y profesional. Un triunvirato compuesto por Suso, Julio y Antonio. Cocina actual, toques a la tierra con carnes de Ávila y patatas revolconas. Pizzas originales y mini hamburguesas. Siempre en carta risottos, guisos, cochinillo y paletilla de lechazo a baja temperatura. Garnachas cebrereñas y albariños gallegos, entre sus vinos. Croquetas y, entre los pescados, bacalao.
Una media de 35 euros a la carta. Una comanda que gusta a todos. Oficio, atención y ese clima cálido que les caracteriza desde hace años. Un restaurante sin altibajos que se ha ganado su hueco en la gastronomía del Valle del Corneja, que está en Ávila y al norte de Gredos. La duquesa no vivió en este edificio, pero en sus estancias del siglo XVIII habita su espíritu. Cayetana es la fuente de inspiración del restaurante y del alojamiento diseñado con exquisito gusto.
La “Doña” te recibe a la entrada. Es un restaurante de apenas siete mesas, un carta cómoda y asequible y unos platos y raciones bien planteados. Además, se puede disfrutar del entorno antes o después de comer. El comensal sabe que está en Piedrahíta, la de la casa de Alba, la de Goya y la de Sorolla. Una perla más del Valle del Corneja. Y la universalidad de la antaño poderosa Casa de Alba contagia la pirámide de gestión de la empresa, pues cada socio tira para una parte del mapa. Suso, Jesús Ferreiro, es de La Coruña y está en la cocina junto a Antonio Russo, de ascendencia italiana . En la sala, el catalán Julio Gómez toma comanda y explica los platos y los apuntes culturales de Piedrahíta. Y cierra el cuarteto Cristina Santa, que es de Arevalillo y con ascendencia alemana. Un magnífico coctel de profesionales que logran agradar y convencen al comensal.