Diario de Valladolid

BODEGAS LOS ARCOS

Cocina terracampina de altura

Situada en Autilla del Pino, esta bodega apuesta por platos elaborados que incluyen todo lo relacionado con el pato de Villamartín de Campos

Susana García y Rubén Renedo, en el interior de la bodega, con un puchero de sopas de ajo.- LA POSADA

Susana García y Rubén Renedo, en el interior de la bodega, con un puchero de sopas de ajo.- LA POSADA

Publicado por
Redacción de Valladolid
Valladolid

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Se ajusta al titular . Está situada en lo alto del cerro de bodegas subterráneas de Autilla del Pino . En el mirador más impresionante de la Tierra de Campos. Susana y Rubén están a punto de cumplir dos décadas defendiendo, bajo tierra, una cocina local que sigue contando con el aplauso y la fidelidad de una clientela que acude a probar sus sopas de ajo, su morcilla de Villada, el bacalao o las carrilleras de cordero. Este último, uno de los platos que le han dado nombre y nos han permitido descubrir la tierna textura de la carrillera de ovino.

Susana se mantiene en medio de esa oferta que, sin renunciar a los platos de merendero, responde en la mesa con platos elaborados que incluyen todo lo relacionado con el pato (micuit, magret, foie…) de sus vecinos de Villamartín de Campos . No faltan los quesos de oveja ni las chuletillas de cordero o ese guiño a la caza de la Montaña Palentina con escalopines de ciervo. En la bodega de Autilla triunfan las tablas variadas de carnes, embutidos y verduras en parrillada. Se come por unos 20 euros  y se puede disfrutar de esa temperatura que crea la cavidad subterránea, en tiempos lugar donde fermentaron los vinos de Autilla del Pino , cuyas viñas desaparecieron de sus laderas. Pero ahí están Rubén y Susana, al frente de dos pequeños restaurantes en las entrañas del cerro que domina el paisaje terracampino. Por cierto, este restaurante proporciona a su clientela una nueva dimensión que tiene que ver con el sentido de su contemplación cuando, al atardecer, en la puesta de sol, el comensal disfruta a la intemperie del mirador. Dos restaurantes, ‘Los Arcos’ y ‘El Mirador’. Las puertas de al menos uno de ellos siempre están abiertas.

Una opción que merece la pena por su ubicación y una buena disculpa para comer unos callos guisados, unos huevos rotos o una tortilla de las de antes . Las carnes a la brasa y el lechazo asado por encargo también forman parte de su oferta, en la que, tristemente, no entran todavía los pichones que, en esta parte de Palencia, serían palominos, como define mi amigo Fernando Franco, quien respalda la sopa de costra o avahadas a las que Susana responde si hay reserva por medio.

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