Diario de Valladolid

Por la puerta grande de la cocina

EL RÍO DE LA PLATA (SALAMANCA) La carismática Pauli Andrés dirige desde hace más de 60 años los fogones de este legendario establecimiento de porte taurino

EL RIO DE LA PLATA

EL RIO DE LA PLATA

Publicado por
Henar Martín Puentes

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Muchos conocen al Río de la Plata por ser una referencia gastronómica que no falla. Una casa donde el comensal encuentra de lo bueno, lo mejor. Productazo tanto en carnes como pescados que no defrauda al visitante.

Pero sin duda uno de los encantos de este mítico restaurante que abrió sus puertas en 1958 en los bajos del Gran Hotel, a escasos metros de la Plaza Mayor, es su anfitriona, Pauli Andrés. Lleva desde los doce años tras los fogones del restaurante que se hizo famoso, entre otras cosas, por ser uno de los favoritos de la Duquesa de Alba. A punto de cumplir  85 años confiesa que a ella le van a tener que sacar del restaurante «entre cuatro porque a mi no me saca ya nadie de aquí», señala con gracia.

Esta mujer de envidiable vitalidad aprendió el oficio cuando todavía era una niña de la mano de sus padres Rafael y Josefa que previamente abrieron  la taberna El Parral en la avenida Campoamor. Su madre fue quien la enseñó el recetario tradicional que ha seguido a pies juntillas durante este tiempo. Y a ella, Josefa, se debe también el nombre del establecimiento, El Río de la Plata, en homenaje a sus orígenes argentinos. 

DE LA CASA DE ALBA A HOY 

Mandil en ristre, Pauli te recibe con su desparpajo y hospitalidad de siempre. Por su comedor ha visto desfilar durante estas décadas de historia a lo más granado de la sociedad castellano y leonesa. Políticos, intelectuales, toreros, empresarios y aristócratas como la familia de La Casa de Alba con quien mantiene una larga amistad y que siguen acudiendo siempre que pueden y visitan la ciudad charra. «Tenemos muchas anécdotas con la Duquesa de Alba.

Tenía las ideas claras y una cabeza privilegiada en contra de la imagen que daba la prensa del corazón. Le encantaba la maruja, la pamplina que se da en los primeros días de la primavera y siempre le enviábamos unos brotes al Palacio de Liria o donde estuviera residiendo en aquel momento. En la actualidad siguen viniendo sus hijos a vernos siempre que pueden», recuerda con cariño. 

Y entre su clientela se encuentra el toda la vida, el  que no ha dejado de degustar sus inconfundibles almejas a la sartén, su rodaballo a la plancha o cualquiera de los guisos de caza. «Siempre hemos defendido mucho al cliente local, al de la ciudad salmantina. Nunca nos han fallado, en cuanto pasó lo peor de la pandemia nos han venido a visitar, como si fueran parte de nuestra familia», comenta  José Antonio Andrés, al que todos conocen como Josito.

Al igual que su tía empezó siendo un crío en el negocio, echando una mano siempre que podía. A sus 45 años lleva dos década atendiendo cada día las mesas, hasta que poco a poco se ha convertido en el representante de la tercera generación del negocio familiar junto a su hermano Rafa. Ellos se han formado junto a su padre, ya jubilado, pero que sigue acudiendo cada día a sentarse echar alguna parrafada con su gente. Y tras la barra siempre, incombustible se encuentra su tía Pauli, que ha sido una gran maestra. «Es un ejemplo al trabajo, al esfuerzo y al sacrificio. Nos ha enseñado las lecciones más importantes». Trabajadora infatigable, se ha convertido en una institución a la hora de hablar de la cocina salmantina. A Pauli no le gusta mezclar sabores.

Es defensora de los platos de siempre, hechos con materia prima de exquisita calidad y a la manera de siempre. Sin estridencias. Elaborado con mimo, paciencia y cariño, según señalan. Y ese es quizás el encanto del Río de la Plata, un espacio que ha sabido mantener como nadie sus señas de identidad. Es el lugar perfecto para el amante de lo tradicional. Trabajan con los mismos proveedores de siempre. «Es curioso que desde que lo fundaran mis abuelos sigamos trabajando con los hijos y nietos de muchos de los que nos traen las carnes pescados y mariscos. Tenemos una relación de mucha confianza y fidelidad», comenta Josito. Uno de los éxitos, según explica es la rotación del producto. «Al ser un comedor pequeñito siempre hay producto producto fresco recién llegado que vamos renovando prácticamente todos los días».

Se sienten agradecidos a su público después del año fatídico vivido en 2021 con la crisis sanitaria. Estos días ya están pensando en cerrar por vacaciones tras una semanas de intenso trabajo. «No nos podemos quejar». 

Junto a los platos que se ofrecen en carta destacan los platos de cuchara que elaboran entre semana. «La gente agradece mucho encontrar un cocido o una legumbre de buena calidad», sostiene. 

La bodega cuenta con medio centenar de referencias de vinos de solera de la Ribera del Duero,  Rioja y Toro. «Aquí no hay vinos extranjeros», comentan. 

A la hora de hablar de los postres se refleja la misma idea: natillas, arroz con leche, flan casero o manzana asada y piñones...lo de toda la vida. Aquí la máxima que aplican con acierto es aquello que dice que si es bueno y no falla ¿por qué cambiarlo?. 

¡Larga vida al Río de la Plata!

 

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