Salvueros, vinos de raíz
La bodega está situada fuera del casco urbano de la localidad vallisoletana de Mucientes , en la zona denominada La Asperilla, en el entorno del Villazo, un solar en el que siempre se cultivó la viña y que hoy es frecuentado por miles de profesionales, turistas y visitantes que conocen de primera mano la matriz de los célebres vinos de Salvueros, enmarcados en la Denominación de Origen Cigales, de cuyo consejo regulador fue Marcos Gómez pionero.
Su apellido Panedas delata su raíz mucenteña . Tres generaciones vendiendo vino afianzan su vínculo con el sector. Raúl y Rafael Gómez Panedas son nietos de Raimundo e hijos de Marcos, de quien cogieron el testigo. Marcos nos dejó en el 2007 y ya entonces los dos hermanos, apoyados por Quica, su madre, iniciaron un salto impecable al futuro. Hoy la gama de vinos de Salvueros, con DO Cigales, se ha ganado un merecido prestigio y una buena respuesta en el mercado. Pero todo eso no se consigue solamente con una raíz profunda. Se logra con un buen planteamiento en la viña, además de con una nueva bodega construida en 2015 y provista de todo lo necesario para emprender retos enológicos y abrir la puerta al enoturismo. Los dos hermanos se formaron en viticultura y enología a través de cursos especializados en gestión y técnica, lo que, unido al trabajo de bodega y de campo y el contacto directo con el ciclo vegetativo y los procesos de fermentación y crianza, son la clave del notable éxito alcanzado con sus vinos. Miles de podas y centenares de trasiegos han forjado su trayectoria.
El mayor de los hermanos todavía recuerda ir a vender vino con su padre de niño, lo mismo que su padre lo hiciera con su abuelo en carros . A la familia Salvueros, nombre de pago mucenteño, les sigo desde hace varias décadas. Son, sin ninguna duda, un ejemplo rotundo de un planteamiento vitivinícola acertado. Y todo esto se demuestra en que su producción media de cerca de 375.000 botellas al año, responda a las cerca de 60 hectáreas de viñedo propio, repartidas entre Mucientes y Cubillas de Santa Marta, con viñas en el histórico Sallana. En el conjunto del viñedo, el 70% en vaso con medias de edad de 60 años y 30 hectáreas en espaldera con más de 20 años.
Una parte pequeña de la uva la adquieren a viticultores de la DO. Y con este patrimonio vegetal, que ellos mismos atienden en todas las prácticas culturales, han podido desarrollar el diseño de sus vinos. Modernos, actuales y competitivos. Desde su rosado joven, con un cuadro sensorial sin altibajos y ajustado a los gustos del momento, a sus consolidadas apuestas por los tintos jóvenes , crianzas y una maceración carbónica que pasa por barrica, además de un monovarietal de garnacha gris que llega al consumidor en forma de rosado ligero y de poco color dentro de las tendencias actuales. Pionero en la zona. Pero todo esto es posible gracias a una materia prima que responde a un arco varietal que permite jugar con varias lecturas enológicas.
Monovarietales de verdejo en blanco y de garnacha gris en rosado, rosados jóvenes con mucho tempranillo y una porción de albillo y verdejo. En breve, podrían sorprendernos con un varietal de la cotizada casta albillo emergente en los valles del Duero y del Pisuerga. Una pequeña porción de syrah, apenas dos hectáreas con siete años de vida, contribuye a la sutileza de algunos de sus tintos.
No todas las bodegas alcanzan ese vínculo entre el consumidor y la marca. En este caso , la etiqueta de los Salvueros responde a la aceptación que obtiene en los mercados. Rafa y Raúl no solo han logrado cristalizar el sueño de su padre, también están consiguiendo que la próxima generación siga haciéndolo. Y lo mejor de todo es que, salvo en estos tiempos de restricción pandémica, lo pueden comprobar porque son de los que abren las puertas al turismo y por supuesto, al comprador.