Diario de Valladolid

ALMANZOR | GASTRONOMÍA

Pájaros en la cocina

Luis Alfonso Apausa, María Dolores Veneros y el joven cocinero sirio Salam Mohamad.  /

Luis Alfonso Apausa, María Dolores Veneros y el joven cocinero sirio Salam Mohamad. /

Publicado por
Javier Pérez Andrés

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Si hay algo que me fascina de nuestro arcano gastronómico es cuando un restaurante te sienta en la mesa dentro de un contexto cultural con seriedad, dignidad y conocimiento. Un buen ejemplo es el Almanzor, en Gredos. Pájaros por todos los sitios. En la terraza, en el comedor y en todas las paredes y estancias. Luis Alfonso Apausa y Lolita, María Dolores Veneros , tienen ya 30 años de historia. Siempre han acertado con la comanda. 

Si en principio Lolita, de familia hostelera de toda la vida, se centró en el perfil tradicional, ha sabido evolucionar a nuevos retos. Estudió Turismo y sabe emplear ese bagaje. Lo último ha sido romper la dinámica y centrar en la mesa toda la oferta en tapas, lo que viene a ser un menú largo y estrecho con el criterio de ración en el plato. Entre otros, hamburguesas de ternera, alitas de pollo a la naranja, secreto en salsa de cerveza y una tapa con queso del Tiétar, obligado: Monte Enebro. Además de ensaladas, brochetas o raviolis. Y guiños de Medio Oriente sin estridencias especiadas, gustosos y digeribles como el Mezzé (pates de garbanzos, berenjena y pimientos), los dulces árabes de postre, la torta siria de queso o el durum de falafel con distintas salsas. Gracias a sus cuatro observatorios de aves, puedes tener una sobremesa o un final de cena espectacular. 

Esas casitas indiscretas donde, a pocos metros de distancia, contemplas como vuelan, juegan, beben y trinan el herrerillo, el picapinos, los carboneros, el colirrojo y el pinzón y hasta el chochín y un ciento más. Luis Alfonso dejó el derecho por la hostelería y maneja la fotografía y los conocimientos ornitológicos con la misma seriedad que la comanda. Una comida en la terraza tiene sintonía de aves cantoras. No faltan vinos de garnacha y albillo de la DO Cebreros. 

Lo dicho, el Almanzor es un buen ejemplo de cocina bien planteada y de oferta cultural garantizada. Por cierto, las aves nunca saben que las has visto y te las llevas a casa con todas sus plumas y picos desde la fascinante experiencia de un observatorio maravillosamente indiscreto. Y todo por unos 20 euros de media por persona y tapeando. Feliz vuelo a todo.

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