DE VINOS | BODEGAS SINFORIANO
Los vaqueros de Mucientes
No montan a caballo ni forman parte de un western. Son viticultores mucenteños y han conseguido que su apellido, Vaquero, y el nombre de su padre, Sinforiano, hayan entrado en la historia reciente del vino español. Y, con más calado, entre las referencias de los vinos de Castilla y León. Posiblemente esta sea la verdadera clave que convierte al sector del vino en un fenómeno de riqueza y de futuro en el medio rural. Cuando los hermanos Vaquero ya tenían prácticamente todos los deberes empresariales, vitícolas y enológicos hechos, aparecieron unas imágenes que han venido a recordarles de dónde vienen y a quién deben todo lo conseguido hasta la fecha.
La casualidad ha hecho que se encuentren en un rincón unas imágenes de finales de los 80. Un documento visual que ha permitido recuperar todas las prácticas culturales y los procesos de elaboración tradicionales. Imágenes que ahora se convierten en atractivo cultural. Son el testigo de una bodega, una familia y una viña con una raíz contundente. Y es que los hermanos Vaquero han logrado afianzarse para el futuro. Los nietos de Tomás y de Raimundo iniciaron ya su pequeña revolución en Mucientes. Su madre, Daniela, es la matriarca de la familia. La bodega lleva el nombre de Sinforiano, cuyo diminutivo, Sinfo, ya se ha hecho tan popular que el consumidor lo identifica de antemano y lo liga fundamentalmente a Mucientes y a la DO Cigales. Al margen de la anécdota que proporciona la grabación de Trinitario, amigo personal del recordado Sinforiano, lo cierto es que esta bodega mucenteña ha logrado dar ese salto trascendental si se quiere sobrevivir en el mercado de los vinos de calidad.
Los hermanos José Antonio, Sergio, Pilar y Miguel representan hoy una marca y una bodega con claras raíces mucenteñas, en consecuencia con un terroir perfectamente definido; unas raíces familiares que les vinculan por generaciones al territorio y un acierto a la hora de trasladar un diseño de vinos sobre el que gravita la imagen de la bodega. Si fue sorprendente la aceptación de su rosado joven de Cigales, que popularizó el ‘Sinfo’, no tardó en aparecer una nueva lectura enológica dentro de la tipología de los rosados, con el Quelías, elegido el mejor rosado del mundo en el Concurso Mundial de Bruselas. Otra aportación de los Vaquero ha sido la de conseguir que los tintos de Cigales, fundamentalmente, los elaborados con la uva tempranillo, hayan destacado también, demostrando el potencial de esta tipología en el terruño mucenteño y su capacidad para envejecer en barrica, ajustándose a los parámetros que hoy caracterizan a los tintos de calidad. Ahí están las series Sinforiano y Raimun y los tintos 50 Vendimias y Sinfo Roble para demostrarlo. Vinos, en general, con un diseños organolépticos que nos recuerdan al formato sensorial del Duero siendo tempranillos del Pisuerga.
Cuentan con 80 hectáreas de viñedo, repartidas en los términos municipales de Mucientes –el 90%– y Fuensaldaña. Comercializan alrededor de 750.000 botellas de vino, que responden a materia prima propia y de viticultores de la zona. Uvas que han sido seleccionadas por partidas y por procedencias con destino a las diferentes referencias de la bodega. Si hay algo que caracteriza a los Vaquero es la regularidad en sus vinos. Desde hace medio siglo han ido mejorando y desde el inicio de la DO –Sinforiano fue uno de los pioneros– se han dado los saltos al futuro necesarios que cristalizan hoy en sus nuevas instalaciones, una imagen moderna de la bodega dotada en su interior de la tecnología necesaria y con un exterior muy cuidado, cuyos jardines se integran en el paisaje de viñedo.
Pero detrás de todo está la mano de Ruth Sierra, la joven enóloga que, durante más de 10 años marcó la línea de todas las tipologías de vino que hoy Ana Becoechea mantiene.