Veinte años de tempranillo en Cigales

La bodega Ovidio García se ha mantenido con solidez en las dos últimas décadas de la Denominación de Origen Cigales. Posiblemente, el período más fructífero para esta zona de vinos tradicional de Castilla y León. Una iniciativa familiar cuyo anclaje no surge, como es habitual, de una larga tradición vinculada al territorio. Fue una idea y una pasión de Ovidio García, que en la añada de 1998 se hizo con una bodega subterránea en el corazón de la población de Cigales. Casualmente, en el mismo sitio en el que acondicionó las instalaciones para elaborar y envejecer sus vinos tintos y rosados.

Hoy, sus hijos Javier y Alberto están al frente del proyecto. Ingeniero agrónomo e informático que han logrado cerrar filas en un proyecto vitivinícola capaz de comercializar todos los años en torno a 210.000 kilos de uva. De ellos, más de la mitad se comercializa con DO. De las 190.000 botellas se exporta el 30%.

La familia García siempre tuvo muy clara la importancia de contar con materia prima, de ahí que hoy tengan 40 hectáreas de viñedo repartidas entre los términos municipales de Cigales, Fuensaldaña, Corcos del Valle y Mucientes. Además de la viña de El Berrocal, que es el único viñedo inscrito en el Consejo Regulador de la DO Cigales que pertenece al término municipal de la ciudad de Valladolid.

La bodega cigaleña ha logrado consolidar en el mercado los tintos en todas sus categorías –roble, crianza y reserva- y ha mantenido una buena regularidad en el mercado. Patricia Caro, por su parte, es la encargada de llevar las dos tiendas de vinos que tienen en Valladolid. Con lo cual, al margen de la promoción y la apertura de un mercado local y la comercialización de sus propios vinos rosados y tintos, contribuyen a la divulgación del consumo del vino.

Dentro de los trabajos de futuro, destaca la construcción de las nuevas instalaciones. El pasado año dieron otro paso que demuestra su apuesta por este proyecto. Adquirieron en Corcos del Valle la bodega Pinedo Meneses. Una iniciativa en la que, por el momento, han respetado la razón social y la marca, con vinos que salen al mercado como Pinedo Meneses.

Para Javier García, debido en parte a su formación agronómica, el viñedo es clave y no descarta en un futuro iniciar nuevas apuestas enológicas más selectivas, teniendo en cuenta que la uva de sus viñas se reparte por pagos históricos como Santa Catalina, Fuente del Gallo, La Solana, Cansina, Camino del Río, Hoyo del Lagarto o el de Fuente Amarga, entre otros. Cuenta con el asesoramiento del curtido enólogo ribereño Juan Ayuso, que desde hace años garantiza un acertado criterio en el diseño de unos vinos muy marcados por la Tempranillo.

Por el momento, los hermanos García, conscientes de que el escenario futuro será otro, tienen a orgullo el mantener las instalaciones en el interior de la bodega subterránea, donde envejecen los tintos en barricas de roble centroeuropeo y duermen los reservas. Sin duda, un valor añadido que impacta a compradores, importadores y visitantes, pues la bodega conserva la antigua prensa, el laberinto interior y esa temperatura especial de las cavidades que excavaron hace siglos en la búsqueda de lugares atemperados donde conservar los vinos.

La familia García, sin tener un largo ADN en el territorio, hoy cuenta con algunos de sus miembros ocupando cargos de responsabilidad en distintas bodegas de la región. Pero por el momento Ovidio García, cuyos orígenes están en La Ojeda, Palencia, y su mujer Eugenia, procedente de la tierra de la Arlanza burgalesa, contarán con nuevas generaciones vinculadas a Cigales, a sus rosados y a sus tempranillos.