Comer en la Vía de la Plata

Tiene el encanto del pequeño restaurante rural y mantiene el clima cálido y familiar en los dos comedores, en el interior y en el patio. Platos de la cocina popular, mucho guiso, ensaladas, legumbres, carne roja y embutido. Un menú diario destinado a la clientela habitual, de paso y de la comarca. Se aprecia el esmero –oficio- en modernizar algunos platos de la carta, lo justo para responder a la demanda de comensales del Campo Charro y de Salamanca, que está a 22 km. Pero sin salirse del marco de una cocina rural. Por eso en la carta aparecen platos como la tempura de verduras y gambones, el timbal de escalibada con ventresca o una presa ibérica con crema de boniato, junto al ‘Arroz de Maricarmen’, el cochinillo o la paletilla de cordero lechal.

A finales de los noventa, comenzaba a pasar por el pueblo un goteo constante de peregrinos que en determinadas épocas del año se convertía en hileras de mochilas. María del Carmen de la Iglesia no dudó y abrió cocina y alojamiento, pensando precisamente en la necesidad de dotar a su pueblo de infraestructura para responder a la demanda que nacía y pasaba por su puerta.

Y así, hace once años, nació el hotel rural VII Carreras que inmediatamente se implicó con el fenómeno jacobeo. Y es que San Pedro de Rozados, es una de las localidades del Camino de Santiago de la Vía de la Plata. Jaime Bermejo, el hijo de María del Carmen, cuando toma comanda en el comedor antes aconseja el ‘cochifrito’, las patatas meneás y el guiso del día, contesta a las dos grandes preguntas: la contraseña del wifi y por qué VII Carreras.

En ese momento, peregrino y comensal toman conciencia de dónde se ubica la mesa en la que están sentados. En plena calzada romana de la Vía de la Plata del viejo trazado ‘Iter ab Emerita Asturicam’, documentado en el Itinerario 22 de Antonino, entre las mansiones Sentice (entorno de Pedrosillo de los Aires) y Salmantice (Salamanca), en un cruce en el que convergen siete vías o calzadas.

María del Carmen y su familia ya pasaron la barrera de los diez años y su cocina es una referencia en el campo charro y en el camino. Sus jornadas de la matanza y de la caza, entre otras, se conocen en medio mundo, pues en sus mesas se sientan comensales de muchos países. Se puede comer un menú del día por 10/12 euros y a la carta entre 20 y 25.