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Bodega Agejas

Se reactiva el Tempranillo segoviano del río Pirón

Antonio Casas posa entre sus viñedos, frente a las instalaciones de Agejas.-

Publicado por
Javier Pérez Andrés

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A la tercera puede ser la vencida. La bodega que fundara a principios de los 90 Julián Herrero, hostelero segoviano, en un claro homenaje a su tierra, se reactiva de nuevo en las manos de Antonio Casas, empresario cordobés que ha encontrado en el entorno del Pirón y en las riberas del arroyo Polendos su apuesta por el vino de calidad en Castilla y León. Antonio es natural de Montilla, viene de una cultura del vino en Andalucía y conoce bien los mercados. Desde hace casi veinte años su trabajo está vinculado a la exportación y comercialización de vinos españoles.

La casualidad produjo su llegada a la localidad de Cabañas de Polendos. Reconoce que se sorprendió al conocer las instalaciones y su ubicación geográfica, a tan solo doce kilómetros de la ciudad de Segovia. Comprobó el potencial de una bodega equipada tecnológicamente en un edificio rodeado de viñedos y supo que estaba ante un formato de chateau bordelés, pero en Cabañas de Polendos.

La aventura ha entrañado inversión y dificultad. Ha tenido que remodelar los criterios de elaboración, fortalecer la marca originaria de Ribera de Polendos y reconducir las plantaciones de viñas con nuevos criterios en las prácticas culturales. Tiene muy clara la importancia de la exportación. Un ámbito que domina, ya que desde hace años exporta más de un millón de botellas de otras zonas de España a los mercados internacionales. Apuntando, según sus palabras, China y Corea como últimos destinos de gran rentabilidad, ya que la marca vino español tiene allí cada vez más aceptación.

Antonio Casas dio sus pasos para llevar el timón de la bodega segoviana sujetándose en dos pilares: Alberto, ingeniero agrónomo de Sacramenia, bodeguero y responsable de las viñas, y Ana, enóloga de Encinas de Esgueva, directora técnica. Ambos ya habían formado parte de la bodega, pues en dos ocasiones ha detenido el crecimiento por un periodo que ha supuesto un grave riesgo y una pérdida de posicionamiento.

Ana Lorenzo asegura que las instalaciones, las características de los suelos y el potencial de la tempranillo en esta parte de Segovia tienen todas las garantías para dar un gran vino. «Ya lo demostró en sus inicios con numerosos reconocimientos», dice. Ana es consciente de los cambios de criterios habidos que hoy, según sus palabras, ya han encontrado el camino acertado. Veinte años avalan a esta enóloga formada en la Escuela de la Vid y el Vino de Madrid. La bodega cuenta actualmente con unas treinta hectáreas, con una media de 18 años. La mayor parte, tempranillo en espadera concentrado en el entorno de la bodega y el resto, en el término municipal. Tiene un centenar de barricas bordelesas y una capacidad de almacenamiento de doscientos mil litros, aunque por el momento se produzcan menos de cincuenta mil botellas.

Alberto Lamas estudió en la escuela de La Santa Espina y, más tarde, una ingeniería agraria en Palencia. Trabajó en bodegas de la DO Valtiendas y conoce bien el viñedo segoviano y, en especial, el de Agejas. Se ocupa de la bodega y de las prácticas culturales en el viñedo.

Agejas debe su nombre a un despoblado próximo que pertenece a Cabañas de Polendos. Antonio, su nuevo propietario, ha respetado la razón social y la marca Ribera del Polendos, ganándose el afecto de los de Cabañas que suman, otra vez, a su oferta el vino de calidad. Cabañas de Polendos mantiene una gran actividad artesanal con talleres los fines de semana y un restaurante, El Tuerto de Pirón, con el que Antonio Casas tiene buena sintonía, de cara a jornadas gastronómicas con sus vinos, que serán el preludio de una nueva apuesta por el enoturismo. Segovia recupera el sueño de un segoviano que un cordobés ha sabido respetar -sin perder de vista al negocio-, reactivando el Tempranillo segoviano de la comarca del Pirón.