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BODEGA A. VELASCO E HIJOS (ZAMORA)

Bajo las entrañas centenarias de Toro

Los hermanos Juan, Fidel y Dativo Velasco, con sus vinos Garabitas y Peña Rejas en la bodega.-

Publicado por
Javier Pérez Andrés

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Las bodegas subterráneas siguen teniendo un encanto especial para los nuevos consumidores del vino de calidad. En los últimos años, la mayor parte de las nuevas bodegas y de las inversiones en el sector se han encaminado a edificios alejados de los cascos urbanos, ofreciendo una imagen moderna. Son pocas las bodegas que han mantenido en los cascos históricos de las ciudades del vino su calado centenario. Esto es precisamente lo que la familia Velasco ha sabido hacer. Convertir el viejo lagar en museo de los Velasco, respetando la arquitectura tradicional, después de trasladar las nuevas instalaciones al polígono industrial. Pero ahí está la bodega subterránea sesenta años después para demostrar a los visitantes la impronta familiar e histórica de un vino bajo las entrañas de Toro.

Pocas bodegas de la nueva etapa de la DO Toro mantienen intacto el espíritu de la tradición como la que regentan los hermanos Velasco. Su padre, Antonio, originario de las tierras de Medina del Campo, apareció en Toro en plena posguerra. Así empezó la historia de una familia vinculada siempre al negocio del vino. A partir del año 2000 entraron en la DO, anteriormente, sus viñas estaban inscritas en el consejo regulador.

Al frente de la bodega los hijos de Antonio Velasco se reparten las tareas. Juan, la parcela enológica, Fidel, las viñas y Dativo y Antonio, la administración y la tienda, emplazada en una bodega del siglo XVII en la céntrica calle Corredera de Toro, donde se respira el espíritu de una familia que no ha renunciado a las constantes culturales. Los Velasco han estado a la altura en las etapas que ha sufrido el vino de Toro. Hace más de 20 años plantaron viñas en espaldera que continúan en pagos históricos del término municipal como Garabitas o Valderramiro.

Cuando hubo que trasladar la elaboración del vino del lagar tradicional a unas instalaciones modernas, lo hicieron y así se definieron sus vinos Peña Rejas y Garabitas con DO Toro, cubriendo desde los blancos y rosados jóvenes a los tintos con un paso por barrica. Pero también acertaron cuando las conductas ecológicas aparecieron en el bacillar y en los viejos majuelos toresanos. Hoy prácticamente toda su producción se comercializa bajo el sello de la viticultura ecológica.

Pero hay más, los hermanos Velasco también han estado a la altura en el momento que nació el fenómeno del enoturismo y, sin abandonar la elaboración y crianza de los vinos, mantuvieron intacta la bodega familiar en la que ampliaron la venta de los vinos del siglo pasado, convirtiéndolo en una tienda especializada de productos tradicionales y, entre ellos, más de 200 referencias de vinos de la región. Su apuesta por el enoturismo cristaliza en diferentes actividades que comienzan en la parte etnográfica con la visita de zarceras, lagares y las cavas subterráneas donde aún se mantienen las viejas cubas del pasado. A esto, se unen los cursos de cata, las degustaciones gastronómicas y las rutas por el viñedo de la familia.

Por el momento cuentan con 14 hectáreas de viñedo propio y comercializan en torno a 50.000 botellas de vino, entre ellas algunas partidas de tinto procedente de vasos viejos de más de 50 años que destinan a los tintos Selección y Premium bajo la marca Garabitas. Tres generaciones responden a un proyecto vitivinícola al que todavía le queda mucho recorrido. Su apuesta por el Consejo Regulador de la Agricultura Ecológica marca la personalidad de sus vinos. Lo cierto es que la bodega sigue manteniendo el espíritu de los años 40 cuando llegó Antonio Velasco a Toro. Casualmente, no hace tanto en esta misma bodega subterránea de la calle Corredera, fermentaron los vinos. Una secuencia que los hermanos Velasco cuentan a los cerca de 200 visitantes que todos los meses entran en la tienda taberna.