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EL NÁUTICO (CUERDA DEL POZO, SORIA)

Entre pinos, veleros y chuletones

La presa de Cuerda del Pozo atesora un Club Náutico y un restaurante donde montaña, playa y gastronomía se unen

Gemma Blanco ‘acuna’ un costillar de chuletones, una de las especialidades.-VALENTÍN GUISANDE

Publicado por
ANTONIO CARRILLO
Valladolid

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La eterna duda de playa o montaña, de darse un chapuzón o calzarse las botas de senderismo, pierde sentido en el restaurante El Náutico. Ubicado a menos de 100 metros de la primera presa del Duero, la de Cuerda del Pozo, permite navegar en velero o disfrutar de espacios naturales de montaña como la Laguna Negra con menos de 20 minutos de diferencia. Por descontado, la cocina tradicional de estas tierras es el aglutinante que hace que a mediodía se junten bañadores y bastones de senderismo esta vez con un objetivo común: comer bien y variado.

«El Club Náutico como tal tiene 55 años, el edificio está construido entonces», relata la responsable, Gemma Blanco Briongos. «Yo vine en 2010. Cuando vine lo vi, vi que tenía posibilidades y poco a poco voy a por ellas», sonríe. «Es un sitio distinto que tiene los dos contrastes, la náutica y la montaña».

La cocina es «tradicional total. Es la comida de siempre hecha como siempre, a fuego lento. Luego en verano tenemos una barbacoa y hacemos carne roja, por ejemplo. Hay mucha gente que hace el viaje ex profeso para comer chuletones y entrecot de vaca. Y chuletillas de cordero, claro», apunta Blanco.

Una de las estrellas son las legumbres. De hecho, lo que destacan los clientes son «las alubias. Nosotros vendemos alubias todo el año, incluido agosto. También tenemos garbanzos. Hay tres platos que están siempre en el menú y que son alubias con hongos o con carne; garbanzos con callos o con chorizo; y los macarrones para los niños y para la gente que sube a la montaña, que siempre pide pasta».

Mano, desde luego, no debe faltar para despachar con ligereza «garbanzos con callos en días de 40 grados. Y alubias siempre. ¡La cantidad de alubias que puedo gastar! Con boletus edulis no sabes lo buenas que están las pintas, les encantan».

Sus comedores de piedra y una enorme pradera que ejerce de terraza en la ‘costa’ pinariega hacen que todo el año haya flujo de clientes. «Aquí vienen en invierno seteros, pescadores, cazadores, senderistas. La Laguna Negra, por ejemplo trae mucha gente. En invierno también la pista de esquí». En verano el prado se erige protagonista. Sólo hay que acercarse al bar exterior, solicitar la carne y una vez hecha avisan para disfrutarla al aire libre. Incluso se permite traer comida de fuera y simplemente complementarla con ensaladas y bebidas. «Para la terraza somos muy liberales», ríe la gestora.

También «hacemos bastantes actividades. Tenemos la romería de la Virgen del Carmen, que la llevamos haciendo cuatro años» con una pequeña navegación por el embalse. Asimismo «asamos una ternera entera, que viene un cocinero vasco», entre otras actividades. «Luego tenemos campamento de náutica que suele ser en agosto y se puede apuntar todo el que quiera. Ahora hacen dos turnos. Lo organizan los socios del Club Náutico».