El agua al poder
Su red de antiguos caminos de carreteros se ha convertido en senderos y rutas que muestran la belleza de un enclave singular y único en el que el agua es el protagonista indiscutible
Recorrer el Parque Natural de las Hoces del Alto Ebro y Rudrón es una visita imprescindible en la provincia de Burgos para todo amante de la naturaleza y del patrimonio cultural e histórico. Son rutas en las que la naturaleza despliega todo su encanto y que llevan a aquel que las recorre a pueblos y rincones espectaculares, donde el agua es el protagonista y la riqueza paisajística y faunística hacen que la experiencia sea difícil de olvidar.
Este espacio natural es uno de los más destacados de Castilla y León y para llegar hasta él hay que seguir la carretera N-623 que une Burgos con Santander. Declarado Parque Natural en 2008, está enclavado en la zona noroeste de Burgos, en el conocido como Valle de Sedano, limitando con el cántabro Valle de Valderredible por donde llega a la provincia burgalesa el río Ebro desde su nacimiento en Fontibre a tan sólo 50 kilómetros.
Hay diferentes alternativas para desviarse y comenzar el camino, ya sea a pie o en bicicleta. Sus rutas largas y cortas favorecen el recorrido y se adaptan a las posibilidades de cada persona, no siendo demasiado exigentes técnicamente. Además, gran parte de las sendas señalizadas son circulares lo que favorece que en la mayoría de los pueblos haya posibilidad de dejar el coche en aparcamientos habilitados para ello y poder comenzar la ruta de una manera cómoda.
Cabe destacar que casi todos los caminos señalizados recorren parte del GR 99, el sendero de Gran Recorrido que une el nacimiento del Ebro en Cantabria con la desembocadura en su Delta en la provincia de Tarragona. Un camino que se hace en varias etapas y que es bastante transitado por los amantes de la bicicleta de montaña.
Se escoja la ruta que se escoja, el caminante estará acompañado en todo momento por la presencia continua de las aves rapaces que tienen en los recovecos de las paredes del cañón su casa. Es muy importante las colonias de buitres leonados y alimoches, y en menor medida la presencia de águilas reales, de halcones peregrinos o de búhos reales, entre otras especies.
Una de las rutas más pintorescas que se puede realizar es el recorrido que comienza en Quintanilla Escalada y circula por Escalada, Orbaneja del Castillo, Turzo, Pesquera de Ebro, para llegar de nuevo a Quintanilla Escalada. Este bello recorrido de unos 30 kilómetros puede resultar un poco largo, con lo que se puede realizar también por etapas haciendo trayectos de ida y vuelta y se puede comenzar en cualquiera de los pueblos de su recorrido.
La ruta más transitada por los que prefieren ir a pie es la llamada Ruta del Cañón (PR.C.BU-1) que une la localidad de Valdelateja con Pesquera de Ebro y que transcurre junto a la ribera del río. En este recorrido de unos 18 kilómetros, se puede disfrutar de impresionantes vistas desde sus miradores donde apreciar el discurrir sinuoso del Ebro o visitar el pueblo de Cortiguera, abandonado totalmente hace años y que ahora, gracias a la reconstrucción de algunas de sus casas, entre ellas una casa palacio con dos torres y una edificación destinada al turismo rural alternativo, está viviendo una nueva vida.
Tanto en Valdelateja como en Pesquera de Ebro hay diferentes carteles que alertan al visitante de la imposibilidad de completar actualmente el recorrido, ya que la pasarela sobre el río situada a la altura de la antigua central hidroeléctrica ‘El Porvenir’ a unos cuatro kilómetros de Valdelateja y que servía para cerrar el sendero, se encuentra totalmente intransitable debido a su derrumbamiento por una crecida en el caudal del Ebro el pasado enero. Los vecinos de la zona ven difícil su restablecimiento a corto plazo, lo que está afectando ya al tránsito por la ruta, sobre todo lo están notando en Pesquera de Ebro que ven que los visitantes optan por otras rutas alternativas. Además, piden una mayor atención tanto al mantenimiento de los senderos, como a las infraestructuras para favorecer el turismo como motor de desarrollo de la comarca.
Volviendo al camino, muy cerca de las dos rutas anteriores se encuentran otros enclaves naturales de excepción como el famoso Pozo Azul situado en la localidad de Covanera. Un espectacular manantial de origen kárstico que abastece los acuíferos de la zona. Es considerado el mayor sifón de España y se han explorado 13 kilómetros de galerías, aunque los espeleobuceadores creen que sólo se han conseguido recorrer un pequeño porcentaje del total.
Además de la belleza del entorno natural, los pueblos que conforman este Valle de Sedano tienen una visita obligada comenzando por Sedano declarado Conjunto Histórico-Artístico junto con Escalada, Orbaneja del Castillo y Pesquera de Ebro.
En la Villa de Sedano se encuentra su Centro de Interpretación Miguel Delibes, dedicado al escritor vallisoletano, uno de sus hijos adoptivos. En este punto es esencial recordar que Delibes y su familia tienen una gran vinculación con la zona, ya que tenían su residencia vacacional en esta localidad burgalesa y muchas de sus novelas tomaron como marco las tierras del Alto Ebro. Este Centro de Interpretación del Valle de Sedano puede ser un buen punto de partida para encontrar información sobre las paradas más curiosas de la zona y ha servido como escenario de las pruebas del programa televisivo ‘Master Chef Junior’.
En Sedano es imprescindible visitar su cascada en el Barrio de Lagos; subir al Castro para disfrutar de una vista panorámica de la localidad y sus alrededores; pasar por su necrópolis, disfrutar de los retablos barrocos de la iglesia de Santa María y como no, perderse por sus calles plagadas de Casonas y edificios nobles. Cerca de Sedano, donde tuvo su casa de recreo Miguel Delibes e ideo algunas de sus obras, se encuentran dos localidades que pueden ser interesantes para el visitante. Se trata de Gredilla de Sedano, que sirve de acceso al Dolmen de Las Arnillas, y Moradillo de Sedano, ambos pueblos con estupendos ejemplos de iglesias románicas.
Pesquera de Ebro es conocido como el pueblo de los Escudos por la gran cantidad de palacios y casonas blasonadas de los siglos XVI, XVII y XVIII que se han conservado en perfecto estado hasta hoy. Aparte de su arquitectura, es imprescindible pasar por su Puente Medieval sobre el río Ebro que conecta con la ermita de San Antonio.
En la localidad de Escalada es importante destacar la portada románica de su iglesia dedicada a Santa María la Mayor, el Palacio de los Gallo, así como el antiguo lavadero al lado del río Ebro y su arquitectura popular.
La última parada de las cuatro localidades declaradas Conjunto Histórico-Artístico de esta comarca lleva a Orbaneja del Castillo. Esta localidad es la primera que se encuentra el río Ebro a su paso por Burgos y hay algunos que la califican como uno de los pueblos más bonitos y pintorescos de la provincia burgalesa. La cascada que lo atraviesa y divide en dos barrios, atrae anualmente a cientos de turistas que buscan una fotografía espectacular. Subiendo por las escaleras que llevan al centro neurálgico del pueblo, se llega a la Cueva del Agua, abierta sólo en verano cuando el caudal del riachuelo que produce el espectáculo acuático es más bajo.
Es imprescindible recorrer sus empinadas calles con casas que sirven como transición entre las construcciones de estilo montañés y la arquitectura castellana, y pararse a disfrutar de su ‘Castillo’ formado por Tolmos, las formaciones rocosas que simulan las almenas de un castillo y que en algunos casos sugieren formas caprichosas como las que asemejan dos camellos enfrentados cuyas cabezas forman un puente natural que parece dibujar la silueta del continente africano.
Muchos son los motivos para perderse por el Parque Natural de Hoces del Alto Ebro y Rudrón. Disfrutar de la belleza de la naturaleza en todo su esplendor; quedarse hipnotizado con el transcurrir del agua, el elemento principal y vertebrador de la vida; visitar pueblos y villas en las que parece que el tiempo se ha parado y que pudiera aparecer doblando cualquiera de sus esquinas un hidalgo caballero del siglo XVI a lomos de un bonito corcel; saborear una buena comida casera o simplemente escuchar el silencio que en ocasiones rompe el vuelo de un buitre leonado. Pequeños placeres de la vida que hacen de la visita algo imprescindible.