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GASTRONOMÍA

Una posada del siglo XV para el buen yantar

Julio Hernández, encargado del establecimiento desde hace cuarenta años, en el patio porticado donde se ubica el restaurante, lugar donde se dejaba ‘aparcado’ el ganado.-ANTONIO GARCÍA

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Antonio García

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La calle Cruz Vieja, conocida popularmente en Ávila como la calle de la Muerte y la Vida debido a los duelos que se producían en ella, es una de las más hermosas de Ávila, teniendo en cuenta su ubicación, su historia, sus leyendas y su proximidad a la Catedral.

En ella se encuentra uno de los establecimientos con más solera de esta Ciudad Patrimonio de la Humanidad y uno de los diez primeros que se pusieron en marcha en la capital, de los cuales son pocos los que se mantienen. Se trata del Hotel Restaurante ‘Las Cancelas’, situado en una antigua posada del siglo XV.

Y es que, como en cada una de las nueve puertas de la muralla, en la del Alcázar, la más próxima a este establecimiento, también contaba con un palacio y una posada que actualmente es hotel de tres estrellas, con dieciséis habitaciones, y restaurante con capacidad para setenta personas.

Las posadas servían como antiguos hospedajes que contaban con un patio en el que ataban a los animales, mientras los dueños reponían fuerzas o descansaban en el piso superior, como lo hacen actualmente los viajeros que deciden alojarse.

El patio porticado en el que se ‘aparcaban’ los caballos y los burros, es ahora el salón del restaurante, una vez techado y rehabilitado para darlo el ambiente acogedor del que disfrutan a diario decenas de comensales que llenan sus mesas, sobre todo los fines de semana con clientela abulense y, especialmente, madrileña. Ese patio mantiene la esencia de lo que fue la antigua posada, tal y como puede verse en las curiosas fotos en blanco y negro que cuelgan de sus paredes, con imágenes de abulenses de principios y mediados del siglo pasado.

A ellas apunta Julio Hernández, el encargado de Las Cancelas, que habla con orgullo de la historia de este lugar «con solera» y que «siempre ha tenido movimiento». Esas fotos son el reflejo de este establecimiento histórico que decidieron comprar con mucho esfuerzo hace seis décadas Carmelo y Basi porque «les gustaba la hostelería».

Ahora son sus hijos, Carmen, Ricardo, Julia y José, los que continúan adelante con este establecimiento al que Hernández está ligado laboral y sentimentalmente desde hace cuarenta años, ya que el trato entre la plantilla de 16 personas –cinco más en verano- es familiar y cercano, como con la clientela.

Pero la puerta de entrada al restaurante es el bar, situado en lo que era la entrada de la antigua posada. Por allí pasan a diario, pero especialmente los fines de semana, cientos de abulenses y visitantes que pasean por el casco histórico, entre las plazas del Mercado Grande y Adolfo Suárez y la de la Catedral, cuyos muros forman parte de la calle Cruz Vieja.

En el bar el pincho estrella no tiene duda: las croquetas realizadas desde el primer día por la dueña de forma artesanal y «a cuchara», según destaca Julio Hernández, que calcula que en un fin de semana se pueden llegar a servir hasta mil. Pero hay otro pincho también muy solicitado y con un llamativo nombre: la alegría. Se compone de riñones, patatas fritas y algún torrezno. Cualquiera que visite Las Cancelas por primera vez, no puede dejar de probarlos.

Ya en el patio porticado, los clientes disfrutan de un ambiente acogedor y una comida tradicional, que también cuenta con algunos platos de la nueva cocina como el crujiente de morcilla con compota de manzana y reducción de Pedro Ximénez o cebolla confitada con chipirones.

Entre los platos de la tierra no podían faltar el chuletón de ternera de Ávila, la sopa castellana, las judías de El Barco de Ávila o los asados, según Hernández, que se deshace en elogios hacia la cocinera, Maricarmen, a quien considera “una de las mejores cortadoras de jamones de España”.

Y todo ello, regado con los mejores vinos, gracias a una extensa bodega de la que forman parte referencias de Estados Unidos, Italia, Francia y España. Entre estos últimos, sobresalen los vinos de Castilla y León.

A lo que fue posada del siglo XV se suma desde hace unos años otro espacio muy especial cuando llega el buen tiempo. Se trata de ‘Los Patios’ de la Catedral, frente de Las Cancelas, una terraza espectacular que forma parte de la Catedral y que tiene en la muralla a uno de sus muros. En su interior, un claustro del principal templo de la ciudad, que se transforma en un lugar perfecto para disfrutar de una comida tranquila cuando llega el buen tiempo y rodeado de patrimonio.

Cuando la meteorología respeta, este lugar es uno de los mejores de la ciudad para disfrutar de las agradables noches abulenses, degustando de la mejor comida de la tierra y admirando la monumentalidad de un entorno irrepetible.

Estos tres espacios, bar, restaurante y terraza, junto al hotel de tres estrellas, conforman Las Cancelas, un lugar cargado de historia, de tradición y una atención muy cercana, en la que, si la compañía no defrauda, la compañía tampoco.