Diario de Valladolid

BODEGA FRONTÍO (FERMOSELLE, ZAMORA)

Un follaco de Oksbol en el arribe

Thyge Benned, ‘Chus’ el danés, en el interior de la bodega subterránea donde hasta ahora elabora su vinos en el casco histórico de Fermoselle acogidos a la DO Arribes.-

Thyge Benned, ‘Chus’ el danés, en el interior de la bodega subterránea donde hasta ahora elabora su vinos en el casco histórico de Fermoselle acogidos a la DO Arribes.-

Publicado por
Javier Pérez Andrés

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En pleno periodo de sequía territorial y mientras se discute y se acude a manifestaciones denunciando la despoblación en media España, en Fermoselle, en el corazón del arribe zamorano, el censo cuenta con un vecino más y su familia. Se trata de Thyge Benned, nacido en la añada de 1980 en Oksbol, que se ha convertido en el primer danés follaco de la historia de la villa. El historiador y enólogo Benigno Garrido, natural de Fermoselle, define el gentilicio y vocablo local ‘follaco’ como una derivación de la folla /hoja que alude a las grandes extensiones de viña, a los majuelos y al follaje frondoso de las cepas que cubrían prácticamente el paisaje rural del término en los bancales y en la penillanura en el pasado.

Hace tres vendimias Thyge llegó desde Copenhague buscando un lugar para «hacer un gran vino». Su compatriota Pitter Sissek –todo un referente en el vino español de alta gama- fue el primer danés que llegó al Duero hace un cuarto de siglo y quien le animó a decidirse por los arribes. Y así apareció Thyge en la zona dispuesto a convertirse en viticultor. No sin antes recorrer otras comarcas vitivinícolas españolas entre ellas algunas de la región como la Sierra de Francia, Bierzo y Toro.

En tan solo tres años ha logrado comprar y cultivar con sus propias manos cerca de 5 hectáreas de viñedo, en cuyas parcelas se suman algunos almendros y olivos. En la comarca todos le conocen por Chus, el danés. Un tipo afable y corpulento que, como homenaje a sus nuevos paisanos, comercializa uno de sus tintos con la marca ‘Follaco’. Prueba sólida de sus intenciones. Y un guiño local, que, curiosamente, hasta la fecha no se le había ocurrido a nadie. Chus, el barbudo danés, vuelve a ser noticia estos días al cristalizar su sueño junto a su mujer Pía Moller y su hijo recién nacido Luis Benned. La nueva bodega ya está en marcha. El arquitecto sayagués German Panero firma el proyecto que incluye la vivienda, el lagar y las dependencias de la bodega.

Un mirador en la azotea permitirá divisar la fuerza de un paisaje de viñas, olivos, almendros y frutales a corta distancia de los cañones del Duero junto a la panorámica del caserío de Fermoselle, en la que sobresalen los restos de la fortaleza que un día fuera escenario de comunero obispo Acuña. Chus pronto se trasladará desde la cava subterránea donde actualmente elabora sus vinos.

Su historia reciente forma parte del anecdotario de esta localidad fronteriza y rayana. Él mismo define el episodio de los últimos años así: «Como decís en España, quemé las naves en Copenhague, me despedí de mis amigos de Oksbol, de mi pueblo y de mi familia y me vine a vivir a este rincón de España para elaborar un gran vino». Pidió la cuenta en su empresa, vinculada al sector energético y en la que trabajaba como economista. Vendió su casa, sus bienes, «hasta la bicicleta», pidió la cuenta y se vino.

Pero esto ocurrió meses después de que una tarde entrara en un bar de Fermoselle y preguntara al dueño «si alguien le podía vender viñas». Casualmente el mismo hostelero, que era viticultor, se las vendió y, al día siguiente, se cerró el trato. Desde ese momento renació el hombre venido del frío, convertido en viticultor y propietario de cepas, entre otras, de las variedades Juan García y Bruñal en los históricos pagos fermosellanos de Prado Petisco y los de Frontera y Espinal.

De ahí sale la materia prima y es el fundamento de unos vinos elaborados con criterios enológicos que buscan la menor intervención y la mayor expresión sensorial en la copa marcada por el terruño. Chus se decidió por la Denominación de Origen Arribes precisamente por la sutileza y elegancia de sus vinos nada corpulentos, finos, muy frutales y, sobre todo, con mucha personalidad.

El danés al frente de su bodega y viñedo El Frontío vende sus vinos que aún no llegan a 10.000 botellas al año, en su país, en Europa Central y en tiendas de vinos donde sus etiquetas sorprenden por la sencillez. Una es la de Follaco, otra marca es Bébeme y, la última, Arbusto. «Son palabras que aquí todo el mundo entiende, ¿no?», dice el danés, que ya ha logrado casi alcanzar en Zamora ese estado de ‘Hygge’, que en su país es un concepto que identifica rasgo de cultura de Dinamarca, origen de las cervezas Carlsberg, a las que el vino de los arribes del Duero le hace la competencia en los gustos actuales de los Benned.

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