BEBIDAS
La cerveza gansa de La Granja
La empresa, creada en 2013, elaboró el año pasado 40.000 litros de cerveza artesana. Tras varias exportaciones esporádicas, prepara el salto a Europa
Las cervezas artesanales pisan fuerte en toda Europa y no digamos ya en Estados Unidos, donde cada pequeño rincón de la América profunda tiene su cervecera. Eso fue lo que le hizo a Ignacio Vacchiano lanzar en La Granja de San Ildefonso la micro cervecera Goose, que significa ganso y se pronuncia ‘gus’.
Este segoviano de adopción, que llegó a vivir a Torrecaballeros con diez años y se mueve ahora entre Madrid, La Granja y los constantes viajes a Estados Unidos por trabajo, apostó por un lugar con agua privilegiada de la sierra de Guadarrama.
«El agua, además de los lúpulos y las maltas, define el sabor específico de la buena cerveza», sostiene este veterinario, reconvertido en consultor financiero y también en cervecero.
Él quería crear una cerveza «para mayor orgullo local y en La Granja no había ninguna». Así surgió la idea.
Nacieron el 4 de julio de 2013; la fecha por antonomasia de la Fiesta americana. «Nuestra cerveza tiene mucho que ver ese carácter inglés y americano de las cervezas artesanales», dice. Lo de ganso o Goose vino rodado.
«En San Ildefonso hubo gansos que criaban los monjes Jerónimos a los que los Reyes Católicos regalaron el espacio», recuerda. Pero no hace falta remontarse tanto en el tiempo. Paseando el Real Sitio no resulta difícil ver gansos y esos son los que dieron lugar al nombre y logotipo de las etiquetas en los cuatro tipos de cervezas que elaboran.
Camino de celebrar su sexto aniversario, la cerveza de La Granja mantiene su carácter local con miras a mercados internacionales.
Hasta ahora han exportado esporádicamente a París, Londres y Lisboa, pero perfilan ya un plan de exportación con carácter definitivo hacia Europa.
Sus ventas han ido creciendo de forma sostenida. De los discretos comienzos del primer año, cuando elaboraron 5.000 litros, pasaron a 20.000 en 2015 y cerraron el último ejercicio de 2018 con unas ventas de 130.000 euros y 40.000 litros elaborados
La mayor parte de ellos se venden en botellas de un tercio, (unas 110.000 unidades), el resto sale en barriles.
«Nuestra estrategia de crecimiento se fundamenta en el desarrollo de una cultura cervecera cada vez mayor», sostiene el fundador y director de Goose, Ignacio Vacchiano, que presume de su «condición de segoviano de adopción».
Para la financiación de la empresa, que da trabajo a dos personas, Miguel Angel Albuerne y Carlos Cortina, buscaron amigos y familia, un clásico del emprendimiento que en su caso les llevó a crear una sociedad con 16 personas.
Aunque Ignacio sigue trabajando para la multinacional que le hace viajar, es él quien toma las decisiones.
300.000 euros de inversión permitieron crear una factoría artesanal, situada frente al parador Nacional, con 250 metros cuadrados, con sala de cocción y fermentación, así como dependencias para degustaciones y catas que hacen sobre todo los fines de semana.
Elaboran cuatro tipos de cerveza todo el año, a las que se unen tres ediciones especiales, limitadas una a Navidad y dos más en otoño.
Se estrenaron en 2014 con la más suave: la Pale Ale con una levadura de alta fermentación y 4,5 grados de alcohol.
De ella dice la ficha de cata que marida a la perfección con la gastronomía segoviana; con platos como la Sopa de Ajo Castellana o los Judiones de La Granja. Emplean en ella lúpulos de importación como el Cascade, East Kent Holdings y Hallertauer Mittlefruh y maltas seleccionada de PALE Ale, Caramel y Melanoidin. Así tiene un intenso color ámbar y espuma muy consistente.
El segundo tipo fue la Golden Ale; más dorada, veraniega y fresca, aunque tiene 5 grados. La bautizaron con el nombre Granuja, que juega con La Granja y reconstruye en su etiqueta algún momento de la historia local como la Sargentada de La Granja (1836), cuando La regente María Cristina, vivía amores furtivos con Agustín, sargento de su guardia de Corps. Se habían casado en secreto al estar obligada a permanecer sin casarse y firmar la Constitución de Cádiz de 1812, cuando la futura Reina Isabel II aún tenía 12 años. Así surgió la coplilla popular dirigida a Agustín: «María Cristina me quiere gobernar…»
Después sacaron la Goose Blates, con un color más rojizo y 5,8 grados. Sus seguidores la describen como una cerveza más contundente, propia de invierno, con mayor amargor y cuerpo.
Y la de mayor graduación se llama Gloria Ipa y recuerda el tipo de cerveza indian pale ale, como las que siglos atrás llevaban a la india desde Inglaterra en barcos que tardaban meses y la cerveza se estropeaba. A un cervecero inglés, George Hodgson, se le ocurrió echar más lúpulo, lo que proporciona mayor amargor pero resultó un buen conservante.
Las cervezas del pato, con sonido inglés /‘gus’/ se venden preferentemente en Castilla y León y Madrid, donde la proximidad y abundancia de locales sitúa su producto en un centenar de espacios. Aunque, como señalan estos productores, a través de El Corte Inglés llegan a todo el territorio nacional.
Además, la cerveza granjeña ha triunfado en el valle de Arán lo que permite en algunos locales de Vielha tener grifo propio.
Más allá del boom de las cervezas artesanas, la clave está en educar el paladar lo que provoca la pregunta frecuente de… ¿Qué cervezas tienen?. «Cuanto más oyen esta pregunta los hosteleros, más artesanas se dan a elegir. El consumidor premia poder escoger y probar», sostienen los del pato.