Diario de Valladolid

Sociedad Cooperativa Vinícola Comarcal de Valdevimbre

Corazón de cemento

El enólogo coyantino Francis Giganto, en lo alto de los depósitos de la nave de elaboración de la cooperativa comarcal de Valdevimbre.-

El enólogo coyantino Francis Giganto, en lo alto de los depósitos de la nave de elaboración de la cooperativa comarcal de Valdevimbre.-

Publicado por
Javier Pérez Andrés

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Francis Giganto es de Valencia de Don Juan y, en la actualidad, es el director técnico de una de las bodegas históricas de la Denominación de Origen León. Se trata de la Sociedad Cooperativa Vinícola Comarcal de Valdevimbre, que en estos días inicia un nuevo cambio de imagen en sus vinos Abadía de Balderedo, afrontando así la añada de 2019. El mayor éxito de un profesional como Francis es el poder lograr mantenerse ante los cambios del mercado, elaborando vinos en todos los frentes. Desde el rosado y tinto de calidad, amparados por la DO, a otros destinados a Vinos de la Tierra, sin olvidar los Vinos de Mesa y los tan necesarios y demandados por el consumidor ‘bag in box’.

Pero Francis, enólogo coyantino de la añada del 60, formado en la Escuela de Viticultura y Enología de Requena en la quinta promoción en el 83, es el último suspiro en la enología cooperativa leonesa. Él ha pasado por todas las que conocieron y formaron parte en los años 90 del nacimiento de la mención Vino de la Tierra de León, hoy Denominación de Origen León. Curiosamente, su currículo es tan grande y duro como el cemento de las grandes cooperativas leonesas por las que ha pasado: Valderas, Gordaliza, Castrotierra, Mayorga, Villacalbiel y Pajares de los Oteros. De ellas, hoy tan solo siguen gestionadas como cooperativas la de Pajares y la de Valderas. Pero Francis sigue elaborando con las uvas que vienen de los pueblos de la comarca de Valdevimbre y del Páramo.

Banuncias, Benamariel, Villalobar, Cembranos, Fresnellino, Cillanueva, Villagallegos, Bercianos del Páramo, Palacios de Fontecha, Antimio de Arriba y Antimio de Abajo… Esta es solo una pequeña lista de pueblos leoneses que, aún hoy, mantienen la viña, aunque no en la cantidad que se cultivó en los años 50. Tienen viñedo para pequeñas producciones en majuelos en vaso y viñas conducidas en espaldera. Algunas de ellas todavía mantienen la fisionomía de la variedad prieto picudo, con su porte rastrero extendiendo sus sarmientos por la tierra. Posiblemente, el hecho de que se hayan mantenido las viñas y que aún queden pequeños viticultores que las cultiven se deba a que la última cooperativa del entorno sigue fermentando en Valdevimbre. Estas localidades, unidas a otras del entorno, son el escenario de las cerca de 200 hectáreas de viñedo propiedad de 180 socios, que son los dueños de la cooperativa comarcal de Valdevimbre, fundada en 1970. Una bodega que mantiene la estampa de aquellos edificios que, en el último cuarto del siglo pasado, proliferaron por las comarcas del vino. Grandes depósitos de cemento que llegaron a almacenar cerca de 6 millones de litros que hoy comparten escenario con los depósitos de acero inoxidable, los equipos de frío y una buena parte del cemento revestido. Medio centenar de barricas de roble americano y francés se destinan desde hace años al envejecimiento de tintos, crianzas y reservas. La cooperativa comercializa un millón de botellas de media al año y vinos con distintas menciones de calidad, la mayor parte, rosados. Tan solo comercializan un 20% de vinos tintos. Todos ellos marcados por la variedad prieto picudo, tanto en rosado como en tinto, además de un pequeño porcentaje de uvas blancas verdejo y albarín para los blancos. Por muchos pueblos del entorno se conocen los San Tirso y Señorío de Valdés.

Esta es la historia de una cooperativa que ya no alcanzará los seis millones de litros, pero que es capaz de seguir vendiendo la producción de sus dueños, pequeños viticultores de los pueblos del entorno. Braulio Álvarez preside el Consejo Rector y asegura que, no sin dificultades, cada año van superando retos en la adecuación de las instalaciones de bodega. No descarta que, si se venden los vinos, se afrontarán más apuestas por la modernización y la imagen de la bodega.

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