Restaurante Mesón 2,39
La cocina blanca de Tudela de Duero
A principios de los años 80 abrió las puertas el Mesón 2,39 de Tudela de Duero. Desde entonces y hasta ahora, este restaurante vallisoletano se ha mantenido entre las referencias de la cocina verde en España. Más aún, de la cocina blanca. Su vinculación a verduras como los guisantes o los espárragos, procedentes de la huerta tudelana, les ha valido el aparecer entre los comentarios de la prensa gastronómica nacional en las dos últimas décadas y todo gracias a la constancia, regularidad y buena definición que hizo María Ángeles Pastor al frente de la cocina, secundada por su marido Santiago Fernández en la sala. Su cocina con verduras de temporada, sus patatas al pastor y los espárragos cuando llegaba la temporada, entre otros platos, colocaron a su restaurante en el mapa de la gastronomía vallisoletana. Hace poco Santiago y María Ángeles disfrutan del merecido descanso que la edad y el trabajo de muchos años esperaban.
Hasta aquí la historia de 30 años de una cocina y de unos platos, y el de la despedida de dos profesionales de la hostelería. Pero en esta ocasión ha habido suerte: no desaparecerá su comanda. Mejor aún, sigue prácticamente intacta porque sus actuales responsables, el cocinero Juan Carlos Sánchez y su mujer Ana García, mantienen el espíritu, la decoración, el mobiliario y las recetas del 2,39 con los que Juan Carlos trabajó ocho años de cocinero y su mujer Ana aprendió durante un tiempo con María Ángeles en la cocina. No es frecuente que un restaurante cambie de dirección y que esta, sin ser familia, mantenga el prestigio. Por el momento tenemos suerte de comer en esta casa por una media de 35-45€ a la carta. Juan Carlos hereda los apuntes sobre vinos de siempre y no faltan nunca las referencias de Mariano García ni la totalidad de los vinos que se elaboran en las bodegas del entorno de Tudela de Duero.
Bacalao, cogote de merluza, rape con verduras, conejo al brandy, rabo guisado, alcachofas y boletus son, entre otros, los platos que no faltan en la carta del restaurante, pero el clímax gastronómico llega cuando aparecen los guisantes y los espárragos en el plato. Un restaurante de esos donde merece la pena sentarse en su mesa y desear que continúe por ese camino aun con los lógicos cambios de la nueva dirección.