Diario de Valladolid

GASTRONOMÍA

Cocina de alta costura en el Duero

Amaya Arzuaga, directora del Taller Arzuaga, junto al asesor del restaurante Víctor Gutiérrez.-

Amaya Arzuaga, directora del Taller Arzuaga, junto al asesor del restaurante Víctor Gutiérrez.-

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Redacción de Valladolid
Valladolid

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Ya solo las huellas iluminadas en el suelo del túnel de luz te sitúan en otro espacio diferente al resto del complejo enoturístico Arzuaga. Penetras en el nuevo restaurante ‘Taller Arzuaga’ diseñado en su totalidad y dirigido a pie de mesa por Amaya Arzuaga. La primera sorpresa que te llevas, además de una sensación de desahogo y libertad por los enormes espacios, la luz exterior y la visión total de la cocina en plena actividad, es comprobar que es Amaya quien habitualmente toma la comanda, canta los platos y responde a cualquier pregunta sobre el menú, la decoración y filosofía de una cocina que ha cumplido ya 365 días abierta.

No es corriente que alguien que ha destacado en una disciplina artística, y apuesta por la gastronomía, sea quien directamente gestione y actúe. Amaya Arzuaga ha demostrado que su apuesta por el restaurante es una continuidad de su sensibilidad creativa y, si bien ha aparcado la moda por el momento, con la misma fuerza se emplea a fondo en su taller con un equipo sólido en el que entran dos piezas claves: el cocinero peruano/ salmantino Víctor Gutiérrez, estrella Michelin, y el sumiller segoviano ‘Nariz de Oro’ Lucio del Campo, dos puntales del taller. Junto a ellos, y con bastante criterio, Amaya diseña platos, elige ingredientes, armoniza vinos y marca las mesas. Sorprende la meticulosidad y calma del taller comparada con el bullicio del restaurante tradicional en el otro ala del edificio. Amaya asegura que son compatibles los dos enfoques, aunque destaca la sensación de amplitud, la atención personalizada y una cocina muy elaborada con menús degustación a elegir en los que se traducen, no solo las tendencias actuales sino también guiños al aceite, vino y caza de la propia familia y mucho producto regional interpretado de otra forma. Por otro lado, también se ofrece una selección de tapas gastronómicas con catas de vinos en el mismo espacio. Sin duda, Amaya afronta la cocina como un taller de alta costura. He ahí el acierto. Alucinante escuchar y ver moverse a la que triunfó durante casi 20 años en la vanguardia de la moda internacional hilando nuevas texturas y colores entre cristales de coco y maracuyá, risottos de codorniz y ostras acevichadas. Una carta de vinos a la altura incluido su ‘Ribera Amaya’ que ella diseñó, pues aclara siempre que el bodeguero es Ignacio -su hermano-, el cocinero Víctor y el sumiller Lucio. Pero es fácil comprobar que la que sabe coser es ella. No da una puntada sin hilo. Sin duda, toda una experiencia gastronómica de nivel y una suerte tenerla ya en la nómina de la alta cocina del Duero.

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