Diario de Valladolid

CANTINA EL PELENDÓN (BUITRAGO, SORIA)

Cuando la sencillez es un lujo

Recetas de la abuela, conocimientos de la madre e ingredientes de la tierra. La Cantina el Pelendón, a escasa distancia de Numancia, es lugar de peregrinaje para comer y almorzar con fundamento

Anuncia Lavilla  en su restaurante familiar donde elabora recetas de martes a domingo.-V. GUISANDE

Anuncia Lavilla en su restaurante familiar donde elabora recetas de martes a domingo.-V. GUISANDE

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ANTONIO CARRILLO
Valladolid

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No hay ingredientes exóticos traídos de tierras lejanas, ni expertos sumilleres, ni un grandioso comedor decorado con piezas decimonónicas. Pero los clientes recorren decenas de kilómetros incluso desde otras provincias, repiten visita con fidelidad y –si hace falta– esperan su turno para comer y almorzar. La Cantina el Pelendón ha hecho de la sencillez de lo tradicional su bandera. Sin artificios ni trampantojos, la comida sana de toda la vida sigue conquistando.

Al frente del establecimiento está Anuncia Lavilla, ayudada por su marido Jesús Ruiz y apoyada cuando toca por sus hijos. El sabor familiar comienza hasta el en organigrama. Tras años de práctica en hostales y albergues surgió la ocasión de gestionar este pequeño establecimiento en Buitrago (Soria), donde hay apenas 60 habitantes censados.

Anuncia tiene el mejor currículo posible cuando se habla de la gastronomía clásica: «Todo lo que sé me lo enseñó mi madre con recetas de mi abuela. Es cocina tradicional, soriana». Eso sí, hay un toque personal porque «me gustan mucho las hierbas» y de vez en cuando incorpora tomillo, hierbabuena, salvia o cúrcuma (un guiño dorado para las patatas a la importancia), entre otras, para añadir un trocito del campo a sus platos.

A escasos seis kilómetros de Numancia, en el recetario aparecen elaboraciones que a buen seguro el caudillo Retógenes se hubiese comido sin rechistar. «Gustan mucho las manitas en salsa, el morrillo guisado, los callos o los escabeches» con especialidades como la lengua.

Tampoco faltan las legumbres cocinadas sin prisa, que son además una de las debilidades de la cocinera. Las pochas acompañadas de chipirones y almejas, por ejemplo, muestran cómo incluso en un lugar sencillo y con ingredientes naturales se le puede caer una lagrimilla de emoción a los amantes de la buena mesa.

Trabaja el menú basándose en los productos de mercado de cada momento. «La lasaña que tenemos, por ejemplo, es toda de productos naturales. Los pimientos asados, las berenjenas...

Los postres también son caseros, como la filosofía. Con una capacidad de 35 comensales «pero anchos, a gusto», prefieren «ser pequeñitos a dar 10 menús más y que no estén bien atendidos», apunta Jesús.

Gracias a este mimo, llegan asiduamente viajeros de la capital soriana, de Tierras Altas o de la zona riojana de Arnedo, emisor de muchos «que vienen a almorzar los fines de semana» a Buitrago aunque para ello haya que pasar el puerto de Oncala y cambiar de Comunidad. Hay una pequeña joya en La Plaza de Buitrago.

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