Cocina de frontera

Esta región tiene tantas posibilidades gracias a su geografía, que es una pena que no se profundice algo más en los territorios que la conforman. Me refiero al apartado gastronómico -no al del colorín y la gastro-tontería que tanto decora-, al recetario, a la expresión de una cultura, a las sencillas técnicas que encumbraron platos que hicieron historia. Aquellas alubias, calderetas, cocidos, escabeches, sopas, tartas… todavía hoy revuelven los sentidos más entrañables a más de uno. En esta línea se encuentra, entre tantos apuntes olvidados y como una categoría perfectamente tipificada, la cocina de frontera en Castilla y León.

No hay que ser muy espabilado para percatarse de que esta región, entre muchos privilegios orográficos, tiene todo lo que compartimos en linde con nueve regiones españolas: Galicia, Asturias, Cantabria, La Rioja, País Vasco, Aragón, Castilla La Mancha, Madrid y Extremadura. Y la Región Norte del Douro portugués. De ahí que también sean un poco nuestras las fabes, las migas, las cocochas, el cocido montañés, el pulpo, el cocido madrileño, las gachas y el bacalhau portugués. Estos son solo algunos ejemplos, pero tenemos otras muchas recetas y platos que pertenecen al marco fronterizo, precisamente donde conviene trabajar cuando hagamos un hueco en la agenda gastro-lúdica del momento.