Diario de Valladolid

Los dulces de la sierra de francia

Mari Luz Lorenzo Marcos elabora desde hace una década exquisitas propuestas de turrones, dulces y chocolates en su obrador de La Alberca

-HENAR MARTÍN

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Henar Martín Puentes

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La sencillez de las gentes que habitan en la Sierra de Francia se refleja en el carácter de Mari Luz Lorenzo Marcos, una mujer albercana hija, nieta y bisnieta de turroneras de esta localidad que se ha hecho famosa no solo por la belleza de este pueblo, el más antiguo de España en ser declarado Conjunto Histórico Artístico (1940), sino también por la calidad de sus miel procedente de la zona y almendra de las Arribes, ingredientes protagonistas con los que se elaboran las recetas de estos dulces.

El oficio de las turroneras vivió su mayor esplendor en La Alberca a mediados del siglo XX, convirtiéndose en el medio de vida de muchas familias de este municipio. En aquel momento podían contabilizarse hasta medio centenar de obradores; hoy apenas quedan un par de ellos, pues a finales de la década de los noventa fueron progresivamente desapareciendo.

Mari Luz ha sido una de esas supervivientes de la industrialización. Ha sabido reflejar en cada una de sus elaboraciones el legado tradicional. Desde niña ha visto ‘cocinar’ estas delicias a su abuela Teresa o la Rincona a las que ha ido introduciendo nuevas propuestas creativas e innovadoras como el de gamba al ajillo o el de jamón ibérico, «siempre con ingredientes de calidad», asegura con gracia serrana. Realizan todo un universo de sabores distintos de turrón. Todos ellos artesanos. «No queremos masificar el producto, queremos que no pierda su esencia y su identidad», sostiene. «porque entonces perdería la denominación de artesanal», enfatiza.

Ella conoce bien el oficio de los fogones. Anteriormente regentó un restaurante en la misma calle durante quince años hasta que en 2008 se lanzó a abrir su propio rincón. «Empezamos haciendo bollería de ciudad como llamo yo, con napolitanas y demás, hasta que nos dimos cuenta de que teníamos que apostar por lo rústico, lo tradicional», sostiene.

CREATIVIDAD AL PODER

Diez años después de su apertura podemos encontrar en su local tanto productos artesanales de toda la vida así como nuevas propuestas vanguardistas. De esta manera elaboran sus recetas de turrón durante todo el año (alrededor de quince referencias), no solo en Navidad. «La gente lo ve como un referente, hay cosas que no pueden encontrar en otro sitio». Junto a la torta imperial o el de yema tostada se apilan otros turrones singulares como el de galleta y cereza, el de naranja y peta zeta o el de vermú y fruta de la pasión. También ha lanzado otra variedad de turrón de chocolate con productos de la zona como el de aceite de trufa y nueces, dando como resultado una emulsión en el paladar entre el chocolate y el fruto seco que resulta muy agradable. A ellas les gusta jugar entre dulce y amargo respetando el sabor. «Ahora la tendencia en chocolates va en esta línea», recalca desde el mostrador donde atiende junto a su hija Patricia. La mayoría de los ingredientes proceden de la zona aunque otros, como la caléndula, una flor que tienen que buscar a través de otros proveedores.

«Procuramos hacer cosas que no haya en el mercado», asegura desde el obrador y confitería situado en una de las calles más concurridas de la Alberca, el de la calle Tablao número 13. El nombre del establecimiento ‘El Pan negro’ rinde homenaje a las gentes que se alimentaban de pan de centeno durante la época de la posguerra. Al igual que la imagen del local, una amapola, es una alegoría a esa vida de barro, madera y piedra de nuestros pueblos. Y es que Mari Luz es una mujer de rompe y rasga, que a pesar de sus múltiples viajes, de idas y venidas, siempre tiene presente a su Alberca, un pueblo al que quiere ver crecer.

En su establecimiento podemos encontrar chocolates de lo más variopinto, todos ellos de marcas seleccionadas procedentes de Bélgica. Grandes y afamados chocolateros como Paco Torreblanca conocen sus inquietudes. «La innovación y la creación es lo que más me gusta en la vida».

Junto a los turrones y chocolates las rosquillas teresinas es otro de los postres que se llevan la palma. Se trata de una receta propia que realiza con yema de huevo, aceite y harina como homenaje a su abuela.

También las floretas tradicionales que elaboran de colores o las morcillas de chocolate, una trufa rellenas de licor de bellota y piñones.

MARRANOS DE SAN ANTÓN

Como no podía ser de otra manera los más pequeños pueden encontrar al famoso marrano de San Antón elaborado con chocolate, una tradición de más de cinco siglos de historia que siguen manteniendo las gente de la Alberca cada año al soltar al animal en el mes de junio. Desde entonces deambula por la calles del pueblo hasta la rifa popular que se celebra el 17 de enero.

Sus productos se pueden encontrara en algunas confiterías y tiendas delicatessen de Salamanca capital aunque también se pueden adquirir desde su página web: www.elpannegrodemariluz.com.

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