Diario de Valladolid

Palmarés cooperativo

Los Manojo que alegraron a 500 viticultores

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Javier Pérez Andrés

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No siempre medio millar de viticultores celebran, al mismo tiempo, los premios cosechados por sus bodegas. Solo ocurre este fenómeno cuando se trata de cooperativas, donde el dueño de la viña lo es también de la bodega, que transforma su uva y comercializa sus vinos. Por eso, en la pasada edición de los Premios Manojo fueron tan solo cinco vinos cooperativos de Castilla y León los que alcanzaron galardón, salvando así la honra regional en un concurso de ámbito nacional, pero convocado desde aquí, y que este año ha contado con una gran presencia levantina y manchega. Los cinco Manojo premiados de la región pertenecen a las denominaciones de origen Rueda, Toro, Ribera del Duero y Arlanza.

La localidad vallisoletana de Tordesillas volvió a acoger a la celebración de los veteranos Premios, que este año alcanzaron su 17 edición. En esta ocasión, de los 27 premiados –de un total de 517 muestras presentadas- la mayor parte viajó a Andalucía, Cataluña y Valencia, y una goleada de vinos premiados en las categorías de jóvenes roble y crianza de bodegas cooperativas lo fueron de Castilla La Mancha. Por eso, los cinco vinos de la región salvaron la honra. Al menos, el tempranillo del Duero y del Arlanza, el verdejo de Rueda y la tinta de Toro no pasaron desapercibidas. Los Manojo regionales son los siguientes: el Rueda Verdejo El Bufón 2017, de la cooperativa Reina de Castilla (La Seca, Valladolid), que alcanzó el Oro en la categoría de blanco joven. Esta es una cooperativa fundada en 2006 que comercializa cerca de dos millones de botellas al año, cuenta con 16 socios y 150 hectáreas de viñedo. Oro también para Covitoro -la única cooperativa que subsiste en la localidad zamorana de Toro- para su tinto reserva Arco del Reloj 2012. Esta bodega, con más de medio siglo de actividad, cuenta con 187 socios y 900 hectáreas de viñedo, repartidas en ocho términos municipales, lo que le permite comercializar dos millones de botellas al año.

Por su parte, la cooperativa burgalesa de Villalmanzo se llevó el Manojo de Plata por su Dominio de Manciles reserva 2014. La bodega, inscrita en la DO Arlanza, se fundó en 2001 y cuenta con 40 socios, que cultivan 70 hectáreas y producen en torno a 350.000 litros. Por último, la bodega que destacó por encima del resto fue la cooperativa San Roque de la Encina, de la localidad burgalesa de Castrillo de la Vega, que se llevó dos Manojo en la categoría de tintos crianza: Oro para Monte Pinadillo 2014 y Bronce para Cerro Piñel 2014. Esta cooperativa ribereña produce cerca de dos millones, pero solo embotella el 30% de la producción de sus 300 hectáreas –todas, plantadas en Castrillo-, propiedad de los 250 socios de la bodega.

Son muchos los prescriptores y los profesionales de la distribución que, tras conocerse los vinos premiados en los Manojo, saben que ahora tiene la oportunidad de contar con vinos de calidad caracterizados por su buena relación calidad-precio, y con el aval de un cualificado filtro, que este año ha recaído en las narices de 45 expertos en análisis sensorial, encargados de analizar los vinos en la precata –en primer lugar-, donde se seleccionaron 65 finalistas, y la cata final, donde se eligieron los 27 premios.

Sin embargo, detrás de estos premios -que son el reconocimiento al trabajo de las bodegas cooperativas- hay una serie de valores que acentúan su importancia. Al margen de la propiedad de la bodega y viña –en manos de los viticultores-, su presencia desde los años 50 en el medio rural ha sido definitiva para mantener la viticultura sobre la que se asentaron las denominaciones de origen. Pero, ante todo, la existencia de cooperativas fija población, vincula la producción y el cultivo a un territorio, y genera riqueza y empleo en el medio rural. De ahí que los Manojo sean, por méritos propios, la fiesta de los vinos de mayor calado social.

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