Labocyl
Un tridente de la enología en el Duero
El peso de las mujeres en el mundo del vino y en la enología española cada día es más determinante. Buen ejemplo de ello es el nuevo laboratorio enológico que acaba de abrir sus puertas en la localidad vallisoletana de La Seca. Su impulsora, Silvia Martín, con casi 20 años de experiencia en sector vitivinícola, justifica el emplazamiento lasecano por su estratégica situación en el Duero, donde abundan bodegas y viñedos de zonas del vino de calidad de las provincias de Zamora, Valladolid y Burgos, entre otras. El proyecto completa el recorrido que ella misma ha hecho siguiendo muchos ciclos vegetativos de la vid y muchas añadas del vino regional. Silvia es ingeniera técnica Agrícola formada en INEA y licenciada en Enología en la primera promoción que salió de Palencia. Su destino estaba claro: siempre quiso trabajar y asesorar a bodegas en Castilla y León, y abrirse camino como profesional de la Enología. Lo ha conseguido.
Pero llegó el momento de dejar de viajar a los laboratorios y esperar pacientemente el resultado de los análisis de los vinos que elaboraba. A partir de este año, su nueva empresa, Labocyl, simplifica y agiliza su trabajo porque ha creado un propio laboratorio agroalimentario y enológico. No afronta la aventura en solitario pues, junto a otras dos profesionales de la enología, forman un triunvirato de mucho peso. Por un lado está la también enóloga Milagros Caballero, inseparable de Silvia desde hace años, ingeniera formada en INEA y licenciada en Enología en Palencia. Por el otro, el equipo se completa con Mónica Martín, ingeniera química de Pozaldez. Por lo tanto, tres vallisoletanas que, además de atender el asesoramiento y el laboratorio diario, dedican una parte de su jornada laboral a I +D+ i, buscando y estudiando nuevas sensaciones para el consumidor. Trabajan distintas líneas con vinos ecológicos, estudian elaboraciones de vinos sin sulfuroso, comportamientos de clones de vid diferentes, además de practicar y estudiar nuevos materiales en fermentaciones y otros procesos, como el que busca disminuir la presencia en histamina en los vinos, pues esto último es lo que genera, entre otras cosas, el dolor cabeza tras la ingesta de algunos vinos.
Tras muchos años asesorando y elaborando vino en bodegas de la región, para Silvia y Milagros el salto ha sido notable al contar ahora con un laboratorio propio. Además, la ubicación física de la nueva empresa está en el medio rural, que es el espacio donde se mueven desde hace años. El laboratorio cuenta con la acreditación por ENAC, según la norma ISO 17025 para realización de análisis enológicos. Este laboratorio es privado y, según Silvia, solo existen en Castilla y León otros dos, uno de carácter público y otro privado. Además de asesoría enológica a bodegas, hacen análisis para bodegas a quienes el sector del vino exige muchas acreditaciones, como la ISO, BRC, IFS, que incluyen analíticas para ecológicos (pesticidas), componentes alérgenos y hasta 36 relacionados con metales pesados. Ellas mismas se desplazan a las bodegas para recoger las muestras, facilitando así un servicio de análisis ‘a domicilio’ para muchas firmas del sector. En un futuro, esperan realizar analíticas de sectores como el del aceite, el corcho o la cerveza, e incluso entrar en otras áreas de la industria agroalimentaria.
Otro campo que podría generar mucho trabajo es el que se abre ante la demanda de analíticas de muestras para los concursos de vinos, para partidas de vinos destinadas a la exportación -dependiendo del país de destino- y otros organismos que demandan certificaciones, como las IGP (Indicaciones Geográficas Protegidas) u otras figuras de calidad. Sin duda, tres mujeres que tienen en sus manos una buen aparte de análisis sectorial, ante el que muchas veces han tenido que ponerse serias para dejar claro que «aquí la enóloga soy yo».