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GLORIA BENDITA (ÁVILA)

Una cocina y unas vistas...

Este restaurante de cocina europea y vanguardista, destaca también por sus inmejorables vistas a la muralla y al río Adaja a su paso por la capital. Además cuenta con diferentes ambientes y una decoración vintage

Juan Francisco Alonso, responsable del establecimiento ‘Gloria Bendita’ abierto hace poco más de un año en la capital abulense.-ANTONIO GARCÍA

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Antonio García

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Aunque suene a tópico, el restaurante Gloria Bendita se encuentra en un lugar privilegiado de Ávila. Y más que privilegiado, excepcional e inolvidable para quienes visiten este espacio único, situado frente al lienzo oeste de la muralla y junto al puente Adaja.

Sus grandes ventanales hacia el principal monumento de la capital abulense y hacia el río que ahora cuenta con un caudal desconocido en los últimos años, suponen un valor añadido para los comensales, que se ven sorprendidos por las espectaculares vistas que ofrece este lugar que acaba de cumplir su primer año de vida.

El 1 de junio de 2017 abrió sus puertas el restaurante ‘Gloria bendita’, cuyo nombre no puede ser más apropiado para un establecimiento que ofrece «gloria bendita» a su clientela, no sólo desde el punto de vista culinario, sino también desde el paisajístico, el monumental y el decorativo.

De estilo vintage, este local es el resultado de la remodelación de lo que fue «la vivienda del señor Julio», según apunta Juan Francisco Alonso, responsable de ‘Gloria Bendita’, quien muestra con orgullo este local que no se parece a la mayoría de los que existen en una ciudad que vive de cara al turismo, pero sin olvidar a los abulenses, que también reservan en lugares como este.

El privilegio de disfrutar de este entorno patrimonial no tiene precio, especialmente cuando el sol se pone y la noche se adueña de esta Ciudad Patrimonio de la Humanidad, cuyas murallas se iluminan, ofreciendo a los clientes unas estampas difíciles de ver en otros lugares.

En sus aproximadamente 300 metros cuadrados, este establecimiento cuenta con tres pisos que ofrecen distintos ambientes. Además, una terraza de verano junto al río, completa una oferta que sabe «a gloria bendita», especialmente cuando llega el momento de disfrutar de la buena cocina al aire libre.

Pese a que lo importante de este establecimiento hostelero es el restaurante, también tiene un espacio para disfrutar de las copas y los cócteles y combinados en la planta superior, mientras que en la intermedia se sitúa un bar que ofrece los tradicionales pinchos abulenses, incluidos con la bebida que se solicite.

En la planta de abajo se encuentra el restaurante propiamente dicho, con una acogedora salita que constituye la antesala del salón con los grandes ventanales, a través de los cuales se disfruta de una de las mejores perspectivas de la ciudad.

Además, para los clientes resulta especialmente interesante las facilidades que, salvo excepciones, se tiene para encontrar aparcamiento en una zona situada junto al puente sobre el río Adaja, que hay que atravesar si se viene desde Salamanca o desde la carretera N-502 (Ávila-Córdoba), para acceder al casco histórico.

Una vez en el interior, el comensal puede disfrutar del tradicional tapeo abulense, antes de sentarse a comer en la planta de abajo. Allí le esperan la amabilidad de los camareros y los platos elaborados por el jefe de cocina, Edgar Anagua, que define sus platos como europeos y vanguardistas.

La carta ofrece deliciosas ensaladas, entrantes tan originales como atractivos para el paladar, carnes y pescados, pizzas y hamburguesas y unos postres tan caseros como el resto de la oferta gastronómica.

Los huevos fritos con foie de entrantes tienen éxito, pero quizá lo que más llama la atención son sus originales croquetas de morcilla y plátano o las realizadas a base de chipirones con ali-oli de remolacha, junto a las más tradicionales de jamón serrano.

Una vez calmado el hambre, el cliente puede decantarse por las tradicionales carnes abulenses –chuletón, carrilleras o lomo bajo o solomillo de ternera- o quizá elegir el salmón hojaldrado con espinacas y queso brie, el steak tartar o el tataki de atún con mayonesa de wasabi.

Las pizzas y hamburguesas también tienen éxito entre la variada clientela de este establecimiento al que en su primer año de vida acude gente de perfiles y procedencias muy variadas, ya que a los comensales de Ávila, más habituales entre semana, se suman los fines de semana aquellos que llegan desde todos los puntos de España y algunos de otros países.

Juan Francisco Alonso también recuerda que pueden realizar algunos menús por encargo y personalizados, siempre que se soliciten con el suficiente tiempo de antelación.

En la carta de vinos se ofrecen caldos de Ávila, junto a los tradicionales de la Ribera del Duero, Rueda, Albariño, Rioja… Para los amantes de la cerveza, disponen de una amplia oferta de cervezas de importación procedentes de Bélgica y Alemania. Además, ofrecen otras elaboradas en Ávila como la Tierra Vettona o la Terra Levis.

Para rematar la estancia en ‘Gloria Bendita’, nada mejor que hacerlo mirando hacia las murallas con un cóctel o un combinado en la mano, disfrutando de la buena compañía y de un local que no deja indiferente a los clientes más exigentes, que tienen la oportunidad de deleitarse en un lugar y un entorno privilegiados.