RUTAS DE VALONSADERO (Soria)
Secretos del monte a pedaladas
Valonsadero cuenta con dos rutas homologadas para bicicleta de montaña que descubren algunos de los parajes ocultos más espectaculares
El monte Valonsadero es un icono de Soria desde hace milenios. Por su fácil acceso –hay carretera y carril bici– es escenario diario de las visitas de cientos de sorianos y turistas. Sin embargo, más allá de las zonas más conocidas, alberga numerosos secretos y puntos de interés a los que el gran público no suele acceder. Hay bellos miradores, pero también dehesas donde el ganado sigue pastando como regulase en 1256 Alfonso X en su fuero. Sin embargo, desde hace tres años hay una forma de redescubrir este espacio gracias a dos rutas para bicicletas de montaña.
Estos recorridos están perfectamente señalizados y pueden adaptarse al nivel del deportista, cruzándose además en varios momentos para ir combinando tramos según el estado de forma, el grado técnico y el material de cada usuario. Son algo más que meros caminos, y de su calidad da cuenta que están homologadas por la International Mountain Bicycling Association y registradas en el Registro Nacional de Rutas para Bicicleta de Montaña de la Real Federación Española de Ciclismo. Vaya, que son de las de poner en el currículo.
Los recorridos comienzan de forma oficial en la Casa del Guarda, en la finalización del carril bici que facilita llegar rodando desde la capital sin mayor problema. No obstante también se pueden tomar por ejemplo un poco más adelante de la Junta de los Ríos (unión del Tera y el Duero), donde ambos recorridos confluyen puntualmente.
El primer recorrido, señalizado en rojo, está catalogado como difícil y hay que tener técnica, físico y una buena bicicleta para recorrerlo con éxito. Se acerca a los 40 kilómetros de longitud con el punto más bajo a 1-0235 metros y el más elevado a 1.125, aunque su perfil en dientes de sierra hace que el desnivel acumulado sea notorio.
Comienza en la Casa del Guarda para trasladarse hasta Cañada Honda, el punto donde se celebran fiestas ancestrales como El Lavalenguas, La Compra o La Saca, pasando junto a algunos de los abrigos con pinturas rupestres que jalonan el monte. Desde allí pasa por la Vega del Cubillo y sube hasta los Castillejos, se acerca al carril bici y baja sin excesiva dificultad hasta el río Duero.
Desde allí sigue en paralelo al cauce dejando atrás la Junta de los Ríos para afrontar uno de los tramos que certifican su bien merecido calificativo de difícil. En paralelo al azud de Buitrago discurre una senda estrecha, con los árboles muy cercanos y rocas tanto en los lateral como en ocasiones en mitad del camino. Hay subidas muy cortas pero complicadas por las piedras y tramos en los que no es difícil salirse del recorrido si se lleva velocidad. Una fuerte pendiente entre colinas, en la zona del Barrancón, devuelve al ciclista a las alturas no sin cierto esfuerzo, mientras se disfruta de un paisaje natural de hoja caduca.
Comienza entonces una zona tan técnica como divertida caminos anchos y bien compactados se combinan con subidas que rondan el 13% de pendiente... y sus consiguientes bajadas. Hay sobre todo dos que requieren un buen nivel puesto que descienden por laderas, con una anchura que ronda el metro y medio, caídas fuertes y algún tocón casi en medio. Aunque se puede hacer con una rígida y buena mano, es el entorno natural para desmelenarse con una bicicleta de doble suspensión sin olvidar que el suelo está muy duro.
Unos cuantos repechos más y se llega a la localidad de Pedrajas, cuyas calles son un pequeño museo de escultura gracias al empeño de Miguel Ángel Rodríguez, un médico, humanista y vecino que ha hecho de este punto para descansar y rellenar el botellín una delicia para los sentidos con el apoyo de otros creadores. Ya queda poco (y sencillo) para regresar a la Casa del Guarda y por tanto al carril bici con la satisfacción de haber culminado un recorrido digno de profesionales. El tiempo que se marque es otra historia...
El segundo recorrido es de dificultad media y este sí es más recomendable para ciclistas ocasionales o con bicicletas de cualquier gama de montaña, aunque también toque sudar en determinados puntos del trazado.
Se sale también de la Casa del Guarda (aunque se puede iniciar por ejemplo en la Junta de los Ríos) desde donde se sale hace el noroeste para girar hasta el Raso de la Vega Baturio. Allí se transita por una dehesa en la que se siguen manteniendo los usos tradicionales, esto es, en la que el ciclista encontrará vacas pastando plácidamente en una explanada verde y salpicada por algunos ejemplares de hoja caduca.Aunque las reses son mansas, llevan más tiempo que los ciclistas rondando estos parajes, así que hay que respetarlas.
Tras una pronunciada bajada se llega hasta el río Pedrajas, que se cruza sin problema alguno sobre una plancha de hormigón. A escasos metros ya fluye el Duero, pero la ruta se va a ir alejando paulatinamente del cauce si bien se puede seguir el rió hacia el este, pasar la Junta de los Ríos, llegar hasta Garray y desde allí regresar a la capital por el Camino del Agua, también llamado Camino Antonino por seguir un antiguo trazado romano. No en vano se pasa bastante cerca de Numancia. Si se opta por el recorrido oficial, unas cuantas subidas asumibles devuelven al nivel del carril bici aunque no se toca el asfalto, sino que se aprovechan caminos de tierra bastante practicables para llegar a meta.
Para ambas rutas es recomendable seguir una serie de pautas. La primera, llevar un buen acopio de agua porque hasta Pedrajas –en el caso de la roja– será complicado rellenar el bidón y en la azul ni siquiera se pasa por allí. El segundo, prudencia y avisar al 112 ante cualquier incidencia.
Obviamente hay que llevar casco y cualquier otra protección que se estime y hay que evitar molestar tanto a animales como a otros usuarios, respetando un entorno silvopastoral milenario. Y por último, ojo al cielo. Si en los últimos días ha llovido bastante hay zonas hondas donde unas cubiertas rodadoras se saturarán rápidamente de barro, perdiendo tracción. En esos casos es mejor optar por taco grande y separado, que además mejorará la tracción en las zonas de bajada con restos vegetales.