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De la granja al plato

El tostón de Arévalo

Foto de familia de la hostelería local de Arévalo, que forma parte del colectivo Asadhos.-ARGICOMUNICACIÓN

Publicado por
Javier Pérez Andrés

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Cada año se asan en Arévalo más de 8.000 cochinillos, lo que supone cerca de 50.000 raciones sobre la mesa, que miles de comensales degustan cada temporada. Este es el verdadero valor gastronómico del Tostón de Arévalo, protegido con una marca de calidad desde hace una década, que afianza y consolida un plato tradicional con un ámbito geográfico definido. Todos los lechones que llegan a los asadores proceden de las granjas de porcino de La Moraña o de la Tierra de Arévalo, que así se conoce a esta parte de la provincia de Ávila. Las carnicerías de la villa son las que suministran la materia prima a los hosteleros y a los consumidores; a sus habitantes y a los turistas, pues todos identifican Arévalo con su tostón, el rey de la comanda local.

Todo empezó hace dos décadas, cuando los asadores de la villa de Arévalo decidieron proteger a uno de los iconos de su cocina, avalado por décadas de fama merecida. Al cochinillo en Arévalo siempre se le denominó tostón y desde los años 70 con más fuerza, según Javier Jiménez presidente del colectivo Asadhos, la Asociación Arevalense de Hostelería. Este es un término más para definir al lechón del cerdo blanco destinado al horno. Tras varios años reforzando el proyecto y con la apuesta firme de Asaja -asociación agraria que alentó la iniciativa desde el principio- se logró una marca de calidad que ya forma parte del mosaico de referencias gastronómicas contrastadas en Castilla y León.

La hostelería local ha cerrado filas en su defensa y algunos aparecen en la fotografía coral que ilustra este artículo: Felipe y Cristina Prieto (Asador Desirée); Sara García y Enrique Valero (Los Cinco Linajes); Aurora Arias (El Figón de Arévalo); Julio Jiménez (socio honorífico, de la antigua Fonda del Comercio); Jesús Arévalo (Goya); Moisés Donis (socio honorífico, del desaparecido Donis); Javier Jiménez (El Tostón de Oro); Pablo Costa (Anduriña); Jesús Bragado (El Arco); y Miguel Andrés (El Alcocer). Ellos son dignos representantes de este fenómeno gastronómico, al que hay que añadir el Asador Siboney que, aunque no pertenece al colectivo de Asadhos -defensor de la Marca de Garantía-, es otra referencia de la gastronomía local y del lechón asado en horno.