Diario de Valladolid

Restaurante El Abuelo

Cocina de altura en Camporredondo

Daniel, con el cocido de garbanzos, en el comedor.-ARGICOMUNICACIÓN

Daniel, con el cocido de garbanzos, en el comedor.-ARGICOMUNICACIÓN

Publicado por
Javier Pérez Andrés

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Los postres se le dan bien: borda el tiramisú de limón, el flan de queso, la tarta de manzana y el arroz con leche. Domina como pocos las medidas del arroz, para doce o para 200. La demanda social en los pueblos es importante. Sus alubias blancas con almejas y pulpo, y sus garbanzos con morro y oreja se han ganado más de un viaje a su casa, ex profeso, en los últimos años. Daniel sabe bien qué tipo de gastronomía necesita su tierra. Por eso abrió cocina y cama en su pueblo, con un edificio que da a las brañas y a las peñas, orientado hacia los cuatro puntos cardinales. Su restaurante se llama El Abuelo, en honor al señor Domiciano. Daniel, su nieto, se lo dedicó cuando construyó el pequeño restaurante a finales de los 90, con alojamiento incluido. Y lo hizo en el mismo lugar en el que sus padres, Luis Fernando Vielba y Paula Mancebo, ya habían dirigido el Hostal Camporredondo, a mediados de los 80, un lugar convertido hoy en obrador y en la última pastelería de esta parte de la Montaña Palentina.

Con todos estos ingredientes estaba claro que Daniel terminaría dedicándose a la hostelería. Junto a Silvia María, su mujer, ambos están al frente de un restaurante de clara impronta rural. Y mucho más que eso: de evidente y responsable cocina rural, porque mantener abierta la puerta del negocio todo el año -y con la mesa puesta- en esta pedanía de Velilla del Río Carrión -en el entorno del embalse de Camporredondo, dentro del Ruta de los Pantanos- tiene un halo de ‘comanda heroica’. De hecho, no muy lejos del restaurante está el embalse, inaugurado por Alfonso XIII en 1930. Desde entonces, el entorno es un destino turístico de la Montaña Palentina, sin perder el paisaje de prados y vacas.

Daniel y Silvia defienden su restaurante con oficio y seriedad. Entre sus platos no faltan referencias a la alubia de Saldaña, a las carnes rojas de la Montaña Palentina y a la trucha de Aguilar de Campoo (lomos de trucha en papillot con verduras y hongos). Daniel mantiene una correcta oferta de vinos, aunque se lamenta de no contar con más referencias palentinas porque «aquí no vienen a ofrecerlas», asegura. Mantiene menú diario de 12 euros y 15 los festivos, con un mínimo de tres platos a elegir. Y, a la carta, se puede comer por 25-30 euros. Hay bacalao al pil-pil, sapitos al horno (rape de ración), chuletas de carne roja de montaña, magret de pato terracampino y algo de caza, como medallones de ciervo y guisos de carne de jabalí, además de revueltos, pastas, guisos y ensaladas, algo que se agradece mucho en esta parte del norte de Palencia. Sin duda, digna cocina de altura.

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