El lechazo churro en bocadillo

El teléfono de la carnicería María José, situada en el barrio de las Delicias de Valladolid es un constante trajín de llamadas. Hace 5 años Laura Velasco, hija de los dueños de este establecimiento familiar, decidió abrir un negocio de venta on line de lechazo churro (www.vayalechazo.com) desde donde gestionan pedidos (983 273 576). El local toma el nombre de su madre, «precursora de la empresa», una trabajadora incansable que comenzó como dependienta en una pollería hasta que más tarde abrió junto a su marido su propio negocio.

Trabajan con distintos ganaderos de las provincias de Valladolid, Zamora y Segovia donde se crían los animales de esta raza autóctona. Seleccionan, distribuyen y comercializan lechazo churro con IGP (Indicación Geográfica Protegida) hasta ir a parar a las mesas de restaurantes y particulares de lugares como Madrid, Barcelona o el País Vasco.

«Somos una empresa familiar, pequeñita, vendemos calidad y a buen precio», asegura esta emprendedora cuyas raíces se hunden en la localidad segoviana de Martín Muñoz de las Posadas. Tras estudiar Administración y Finanzas se incorporó a la empresa de su familia junto a su hermano José, «él es el auténtico jefe», apostilla. Su aventura empresarial funcionó y en la actualidad comercializan 300 lechazos a la semana que distribuyen en 24 horas a distintos puntos de la geografía nacional, además del país galo. Entre sus clientes se encuentran afamados restauradores y estrellas Michelin.

La vena por emprender le tira fuerte a esta joven de 34 años de orígenes de hortelanos que con empeño ha visto crecer la red de carnicerías de sus padres. Cuentan con tres locales que dan trabajo a nueve personas. Pero sus ganas por innovar le llevaron hace un año a apostar fuerte por un nuevo producto al que han bautizado como ‘perrito churrito’. Se trata de una salchicha clásica, tipo hot dog elaborada con lechazo churro. «Quería dar una vuelta de tuerca a la forma de comerse el lechazo; hacerlo de una forma más gamberra, al estilo street food», explica.

Una vez por semana elaboran de forma artesanal y sin apenas conservantes estas salchichas con la carne del despiece del animal (procedente de enteros o de la pierna) que pasan por la picadora y amasan. El tiempo de conservación de este producto de carnicería suele oscilar entre una semana y diez días. En poco tiempo se han ido dando a conocer no solo en España. «El perrito sabe a chuletilla de lechazo, siempre les digo a mis clientes que pongan pan de verdad y con unos trocitos de lechuga verán que están comiendo lechazo en un bocadillo», asegura.

Su sabor y ésta nueva manera de probar un alimento clásico en los asadores de Castilla y León ha dado resultado. Proveen a una empresa italiana de productos gourmet a la que envían cada semana 20 kilos de perritos calientes. El último logro ha sido el showcooking de distintos alimentos que ha realizado recientemente el chef vallisoletano Javier Peña en Alimentaria entre los que se encontraban sus salchichas autóctonas. «Es una forma de acercar a la gente joven y de forma más informal un alimento que se ha asociado siempre a un público más mayor y a eventos más especiales», asegura.

Su perrito churrito se comercializa en bandejas de 1 kilo. Junto a ello podemos encontrar en el local otras creaciones originales como las hamburguesas con forma de corazón.