Diario de Valladolid

Bodegas González Lara

El vino del último pelotari de Cigales

Deogracias González y su hijo Manuel, en la bodega de Mucientes, con una copa de su vino rosado.-ARGICOMUNICACIÓN

Deogracias González y su hijo Manuel, en la bodega de Mucientes, con una copa de su vino rosado.-ARGICOMUNICACIÓN

Publicado por
Javier Pérez Andrés

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Pasa todas las mañanas sentado en su bodega de Mucientes. Deogracias González tiene 90 años y, a pesar de la edad, nunca falta a la cita: quiere ver la cara de quien le compra el vino. Como ha hecho toda la vida. Ahí sigue, sentado a la misma entrada de la bodega subterránea, que hoy es la pequeña tienda donde se vende la mercancía al público, justo enfrente de las nuevas instalaciones. Estas últimas las construyó con sus hijos hace más de dos décadas en Mucientes, al lado de la primitiva bodega, que adquirió en la añada de 1978 en el conocido pago de San Antón, en el otro barrio de bodegas subterráneas, el que está a la entrada de la población, viniendo de Fuensaldaña.

Y así fue cómo se vinculó a Mucientes “uno de Cigales”, dice Deogracias, ‘Caraca’, como todavía le conocen sus viejos amigos. Sin embargo, sus vinos Zapata, Fuente del Conde y Deogracias se elaboran y embotellan en la bodega mucenteña. Con mucho interés, él siempre cuenta que su inicio en la venta de vinos y sus raíces son cigaleñas pero, inmediatamente, pasa a puntualizar: “Mi afición mayor ha sido la pelota mano”. Por eso él mismo se define como “el último pelotari que hace vino en toda la comarca”. Casualmente, estas dos vocaciones fueron de la mano en sus inicios, entre los años 60 y 70 del siglo pasado, cuando tenía un almacén de vinos en Valladolid, en el entorno de San Benito, muy cerca del frontón que hubo por la calle del Doctor Cazalla. Fueron décadas vendiendo vino y jugando a la pelota.

Deogracias también señala que él formó parte de los fundadores de la Denominación de Origen Cigales a finales de los 80 del siglo pasado. Todas estas cosas forman parte de sus recuerdos, pero no quiere que se olviden, por eso se los cuenta a los clientes, a los que invita a vaso de vino… ahora en copa. Sus hijos, Carlos y Manuel González, están al frente de la bodega familiar, una firma que mantiene un techo de corta producción que raramente supera las 80.000 botellas de media en los últimos años, aunque en sus instalaciones puede llegar a elaborar más de medio millón de litros sin dificultad.

La firma González Lara cuenta con viñedo propio y elabora sus vinos con uvas de tempranillo –principalmente- y algo de garnacha, además de pequeñas partidas de viura y verdejo. Se trata de una plantación de viña en vaso de 31 hectáreas, situadas en el término municipal de Trigueros del Valle, en la margen derecha del Valle del Pisuerga y con una media de edad de 30 años, pues se plantaron entre las añadas del 87 y del 88… y todo el majuelo fue plantado en vaso. Otras viñas se esparcen por los pagos de Las Tapias, Fuente del Conde, La Vega y Los Curas. El vino más señalado de la bodega está dedicado al patriarca de la familia, Deogracias, un tinto de alta expresión envejecido en roble y con varios años de crianza en barrica y botella.

Sin embargo, el rosado moderno es el buque insignia de su gama de vinos y lleva el nombre de un pago local. Además, todavía se mantiene como una segunda marca el Viña Zapata, que fue la primera etiqueta que marcó aquellos primeros claretes, sellándolos a la propia historia de la familia dentro del mundo del vino. Otro aspecto importante de los González Lara es que Deogracias y su mujer María fundaron un restaurante en Valladolid hace más de medio siglo, Los Chopos, que sigue hoy regentado por sus cuatro hijos. En el restaurante familiar es donde se vende una parte de la producción y, el resto, entre la ciudad y la provincia de Valladolid.

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