Diario de Valladolid

PINNA FIDELIS

Revolución social en el Duero

De izda. a dcha.: Gabriel Alonso (socio viticultor y anterior presidente), Elías Aguado (gerente), Rafael Rubio (enólogo) y José Manuel Gómez (ventas), en el exterior de la bodega.-ARGICOMUNICACIÓN

De izda. a dcha.: Gabriel Alonso (socio viticultor y anterior presidente), Elías Aguado (gerente), Rafael Rubio (enólogo) y José Manuel Gómez (ventas), en el exterior de la bodega.-ARGICOMUNICACIÓN

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Javier Pérez Andrés

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Llevan en el mercado 16 años y han conseguido ser una referencia en el Duero y en Peñafiel. Su marca lo dice todo: Pinna Fidelis. Son Riberas del Duero que mantienen una calidad de envidiable regularidad y se sitúan en franjas de precio que van desde los cinco y ocho euros –los más jóvenes–, a 20 y 23 euros los especiales y reservas. La clave está en la viña propia y en el armazón social de una empresa propiedad de 72 viticultores cooperativistas ribereños, cuyo esfuerzo está siendo bien gestionado.

La bodega Pinna Fidelis es uno de los mejores ejemplos que trascienden el mercado del vino por su fundamento social. Y no solo por el hecho de ser una empresa constituida como cooperativa; es decir, los propietarios de la bodega, las viñas y vinos son los propios socios viticultores de la comarca. Hay más, pues los beneficios de la venta de sus vinos –con una buena posición en el mercado– se destinan a la Fundación Cocope, con una residencia para mayores que está situada a 50 metros de la bodega Pinna Fidelis desde la añada de 2011.

La bodega, de corte moderno, se crea en la añada de 2002. Desde entonces, la gestión, el control de la materia prima –que es de los dueños de la bodega– y un diseño actual de los vinos la ha permitido situarse entre las referencias de la Ribera del Duero, llevando a los mercados en torno a 900.000 botellas de media al año, de las que un 15% se destina a la exportación, fundamentalmente Centro Europa (Alemania, Francia y Suiza), Estados Unidos y México.

El presidente de la cooperativa, Lauro Arranz, es un viticultor de Campaspero con viñas en Fompedraza. Él es consciente del potencial social de una bodega que hace mucho más que elaborar vinos de calidad. Por su parte, Gabriel Alonso, otro socio viticultor, es una persona muy significada y con una larga trayectoria en el mundo cooperativo. Dirige la organización regional Urcacyl y es el presidente de la Fundación Cocope. Gabriel –que es de Roturas, un pequeño pueblo de la comarca de Peñafiel– reconoce que la residencia de ancianos es más que un gesto: «La mayor parte de los 116 residentes son hombres y mujeres del medio rural vinculados a la viticultura, y todos ellos son socios de Cocope», explica. Sin duda, este es un ambicioso proyecto cooperativo que, hasta la fecha, es rentable y eficaz gracias a una buena gestión. Elías Aguado, gerente de Cocope, asegura que se generan alrededor de 70 puestos de trabajo fijos: diez en la bodega, otros tantos en la gestión de la cooperativa, y cerca de 50 que trabajan en la residencia de ancianos.

La cooperativa Pinna Fidelis no solo es un proyecto de barricas, polifenoles, taninos y contraetiquetas con el sello de la DO Ribera del Duero. Es parte de la gran familia Cocope, con 730 socios agricultores de toda la comarca de Peñafiel, de los que 72 pertenecen a la bodega cooperativa, que aportan la uva de sus 225 hectáreas de viñedo. El enólogo de Pinna Fidelis, Rafael Rubio, dice que el hecho de tratarse de una bodega de la DO Ribera de Duero obliga a competir en un mercado exigente.

Rafael ha sido el encargado de diseñar los vinos de Pinna Fidelis contando, exclusivamente, con las viñas de la masa social: todo tempranillo y el 70%, en espaldera. Un buen criterio en las prácticas culturales de la vid, selección en vendimia y acertadas políticas de fermentación y crianza en roble permiten a Pinna Fidelis llegar al mercado, al consumidor, al sumiller y al prescriptor alcanzando una buena respuesta. Otra parte del éxito de sus vinos se basa en las políticas de crianza, contando con un parque de barricas de 1.500 unidades, más de la mitad de roble francés, aunque destina barricas nuevas cada año para una parte de los tintos de crianza.

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