El Molino de Vidrieros (Vidrieros, Palencia)
Comer a los pies del Curavacas
De aquí nunca se va nadie sin comer». Así de contundente es Ana, la hija de Javier Moreno, el de Vidrieros. «¡Encima de que vienen hasta aquí, no podemos fallar ni decir eso tan feo de que está cerrada la cocina!». Ana es consciente de que su mesón es vital para los cuatro vecinos que quedan y para los centenares de comensales que llegan al pueblo. En menos de dos años, este restaurante familiar ha logrado convencer a muchos perfiles de clientes, entre los que se encuentran deportistas de esquí de travesía, senderistas, amantes de los viajes y la naturaleza, paisanos de la comarca y buscadores de cocinas singulares, estos últimos, cada vez más extendidos.
Carnes de Cervera y de la Montaña Palentina; huevos fritos o rotos con muchas variantes; morcillas y embutidos; y croquetas y rabas. Además de todo esto, cuando llega el frío la chimenea de leña siempre está prendida, mientras, los pucheros del estofado, la ‘olleta’ y el cocido, siempre están sobre la lumbre. La ‘olleta’, incorporada a la comanda norteña, es un guiño alicantino que consiste en un estofado en puchero, donde –a la vez– entran alubias y lentejas, garbanzos y arroz, espinacas y pimientos, zanahoria y cebolla, además de generosas cantidades de hortaliza, sin gota de grasa ni gramo alguno de carne o tocino. Solo verdura. Así de claro lo cuenta Ana al tomar comanda. También explica que Eloy, su pareja, es alicantino y el responsable de ponerlo de moda en este rincón de la Montaña Palentina, aunque Javier Moreno, su padre, sabe que la fama de su cocina es por las carnes rojas de la esta tierra.
Decoración rústica, con ventanas y cuadros que compiten por enseñar el marco natural donde se encuentra este restaurante con nombre del molino que, como es costumbre en la montaña, lleva siglos besando la orilla del río. Comer en El Molino de Vidrieros cuesta 15 euros el menú y alrededor de 25 a la carta. Ana y Eloy son conscientes de la importancia de ser de donde son y por eso pronto incorporarán la trucha del Pisuerga, complementando así su oferta de carnes, verduras, guisos y embutidos.