CASA LÁZARO (SORIA)
El sabor de una ciudad en un chato
La taberna más antigua de Soria brinda más que vino, cacahuetes y bacalao y mantiene su encanto original de la mano de su tercera generación
Hay lugares con aromas para el paladar y otros con sabor para la vista. Casa Lázaro, la taberna más antigua de Soria, ofrece ambos desde hace décadas. Se anuncia en su tarjeta de visita como «la taberna más antigua de Soria» y suma ya tres generaciones ofreciendo un chato devino, unos cacahuetes y un buen rato de conversación agradable a los sorianos y visitantes.
«Esto empezó a finales de los años 20, principios de los 30», explica José Pérez Aznar, actual regente del establecimiento y una de las caras más conocidas y queridas de la ciudad. «Mi abuelo Lázaro vivía en el Ventorro de la Filomena, una finca aquí cerca, y se trasladaron aquí al Collado», en pleno corazón de la ciudad. «Aquí empezaron el negocio del vino. Vivieron en esta casa y aquí empezó todo».
En sus vasitos, de los de toda la vida, han bebido familias enteras. «Por aquí han pasado muchas generaciones. Ahora entran los nietos de los que andaban por aquí y les gusta esa tradición que les han enseñado sus padres y abuelos, cuando venían de niños a comprar vino de estas cubas», explica José, Pepe para media ciudad. «Buenos recuerdos, ratos gratos de gente encantadora y maravillosa» jalonan una trayectoria en la que «se disfruta trabajando».
Y es que la familia es toda una institución. «El fundador de todo fue Lázaro Pérez Aznar. Luego estuvo mi padre, José Pérez Aznar, que es el que llevaba la taberna, y a veces les ayudaba mi tío Antonio y mi tío Lázaro. Son los que llevaban el almacén de la plaza del Salvador. Ahora el almacén lo llevan mis primos, hijos de Antonio, Lázaro y Pilar».
Además de vino, llama la atención el propio local, donde cambia lo mínimo. Es complicado distinguir una foto de hace 40 años de una actual, y eso es también un atractivo. «El turista viene un poco a todo. Primero porque le han hablado, por el trato que dispensamos y para probar los caldos. También a disfrutar de nuestros cacahuetes, nuestras banderillas, nuestro bacalao. En vinos el tinto dulce es el rey. Hay tiestos» (una sabia mezcla de vino blanco seco y moscatel), «el vermú casero, el cariñena, rosados, blancos, bebidas sin alcohol, cerveza». En Semana Santa no falta una limonada que entra sola.
También ofrece uno de los espacios más igualitarios de la ciudad, por el que «puede venir cualquiera». «Han venido actores, escritores, cantantes, toreros, estudiantes de aquí y de Erasmus, jugadores de fútbol, políticos de todos los colores, ministros, deportistas, la Banda Municipal... de todo un poco».
Las caras conocidas no se limitan a la buena memoria del propietario. En la pared izquierda de la taberna nació el prototipo de Facebook. «La gente antes firmaba en los carteles antiguos. Ahora la gente joven ha cambiado y le da por poner fotos suyas» de carné, y ya van varios cientos a modo de yo estuve aquí. «Empezó hace 18 años y va a más, no sé hasta dónde podremos llegar».
Tampoco faltan grabados, el antiquísimo espejo, botellas con más de medio siglo regaladas por los parroquianos, un jabalí que ha visto de todo... Junto a las imágenes «los cuadros son de mi tía Carmen Pérez Aznar». Pocas empresas pueden presumir de ser tan familiares.
¿Habrá relevo? «Los niños aún son pequeños. En un futuro, como ha hecho mi padre conmigo, les voy a enseñar todo lo que hay aquí, el trabajo y todo lo que conlleva. Luego ellos que elijan lo que más les vaya. Esto es enseñar y que ellos decidan, no obligarles». Ese fue su caso. «Hice Magisterio por Educación Física en León. Cuando acabé, justo mi padre se jubilaba ese año. Me propuso la idea de continuar esto o seguir con lo mío. Entre que tenía que estudiar oposiciones e irme fuera de Soria (a mí Soria siempre me ha gustado mucho), continué con la tradición familiar, sigo el negocio y ya son 23 años lo que llevo aquí».
Ante la pregunta de si cambiaría su local por uno en pleno centro de Madrid su sorianismo aflora sin duda. «Nooo, no, no. No. No hay trato. Lo que tenemos en Soria es calidad de vida». El cariño de los vecinos, los reconocimientos del Ayuntamiento, de la Cámara de Comercio, de la Asociación de Hostelería, de la Casa de Soria en Madrid... Casa Lázaro mantiene la esencia de los sorianos. O los sorianos la de Casa Lázaro, quien sabe.