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CASA CARMELA (VILLARDEFRADES, VALLADOLID)

Aquí comió Cela

Carmela, junto a su familia –hoy equipo de cocina y sala–, en el exterior de su restaurante de Villardefrades.-ARGICOMUNICACIÓN

Publicado por
Javier Pérez Andrés

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Casa Carmela está a pie de carretera, aunque hoy de espaldas a la autovía. Hace 50 años, Carmela Serna abrió cocina y mesón para dar de comer a sus ocho hijos. Hace 25, el taller de Maxi, su marido, se convirtió en comedor. Durante mucho tiempo, los que paraban a comer lo hacían en el Fruser, que así se llamó en su primera época. Pero un día, un ilustre viajero, comensal habitual de Carmela, sugirió que esta casa de comidas tenía que llamarse como la cocinera. El comensal, amigo de la familia, era Camilo José Cela. Ana de Frutos lo corrobora con orgullo, «decidimos hacerle caso y por eso hoy nos llamamos Casa Carmela».

Lo mejor de todo es que este restaurante de carretera es un magnífico ejemplo de cocina familiar y rural. Y que las dos hijas de Carmela siguen tirando de él en la cocina y en el comedor, junto a Javier Herrero, marido de Ana. El comedor está abierto todos los días y siempre con un menú de 12 euros, con varios platos a elegir, incluso los domingos. Solo por encargo, Marta es capaz de diseñar otra comanda, que puede llegar a la franja de los 25–30 euros.

En ningún momento Casa Carmela pierde el aire de una cocina para todos los públicos. Está elaborada con oficio, sirve raciones generosas y ofrece mucha variedad de platos de la cocina popular. Menestra, ensalada, bacalao, legumbres, pastas, filetes, además de las albóndigas, la carne guisada y la tortilla de patata, platos con los que Carmela convenció, durante medio siglo, a miles de comensales que paraban a comer en su casa de Villardefrades. Qué pena que los ‘pintores de estrellas’, esos de los libros rojos de negros neumáticos, sigan ciegos ante realidades gastronómicas tan contundentes, fiables y entrañables como la cocina de las hijas de Carmela. Sin duda, un restaurante de carretera donde parar a comer cuando viajamos.